Leyendas nacionales

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Editorial no identificada, 1885 - 335 páginas

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Página 2 - Cuando el siglo diez y ocho promediaba, cierto Marqués vivía en nuestro suelo, que las ideas y usos conservaba que le legó su castellano abuelo: quiero decir que la mitad pasaba de su vida pensando en irse al cielo: viejo devoto y de costumbres puras, aunque en su mocedad hizo diabluras.
Página 14 - Amigo mío, este-- valiente joven, que siempre como a hijo he amado, es el ilustre capitán Eulogio, de que os hablé mil veces con elogio. Es el que me ha sacado del barranco en que he estado metido sin remedio, y derrotando al fiero Curiñanco, libró a Cabrito de su duro asedio. En vano de mil tiros se hizo el blanco, rompiendo con sus bravos por el medio del ejército infiel que a Angol cercaba, pues su próspera suerte le guardaba para honor de su patria. Bien merece que le titule Salvador la...
Página 10 - Labruyére en su conciso lenguaje, que a mis versos acomodo, que la mujer que de tibieza charla, aun no ha visto al que debe enamorarla. Y prueba con un caso sucedido en la ciudad de Esmirna a cierta dama, que niña que hasta tarde no ha querido, cuando llega a querer, de veras ama; y las aguas del ancho mar tendido no son bastantes a extinguir su llama. ¡Ojalá que esta máxima absoluta la desmienta Leonor con su conducta...
Página 3 - ¿a qué lengua no hace callar tan fuerte tapaboca? En vano contra el oro se deslengua un moralista, y su valor apoca : lo que yo siempre he visto desde chico, es que hace impune cuanto quiere el rico.
Página 4 - En la aula de un convento procuróse que aprendiese a Nebrija de muchacho; pero en llegando a quis vel qui, estancóse, sin poder digerir aquel empacho. Al fin su sabio preceptor cansóse, y recibió el alumno su despacho para vivir, cual viven tantos otros, laceando vacas y domando potros.
Página 4 - Si no hay distribución, ya le contemplo rezar con la familia su rosario, y luego ir a palacio diligente, para hacerle la corte al Presidente. A las diez de la noche se despide, sin propasarse un punto de esta hora, y vuelto a su mansión, la cena pide, porque ya el apetito le devora.
Página 13 - ... escolta de oficiales viene, jóvenes, viejos y de edad mediana, que han sido asombro de la hueste indiana. Entre ellos se halla uno, a quien parece un cariño especial tener Gonzaga, joven gallardo, que en su aspecto ofrece cuanto al capricho mujeril halaga: el valor en sus ojos resplandece si corre al campo de la lid aciaga, mas si a un estrado por ventura asoma, tiene el blando mirar de la paloma.
Página 9 - Vivió Leonor tranquila y satisfecha en tan mística vida algunos años. A pesac que ha llegado ya a la fecha / en que amor suele hacer terribles daños, y en la niña a la virtud más hecha, por más que la refiera desengaños, empieza a desear con ansia mucha triunfar de un pecho en amorosa lucha. Llegando a tal edad, la mujer siente una vaga inquietud, gustosa mira de dos palomas el cariño ardiente, y apartando los ojos, ¡ay...
Página 5 - ¡Valientes ejercicios!, a los cuales se aficionó bien pronto a tal extremo, que el andar en rodeos de animales era su dicha y su placer supremo. Con tal educación, con gustos tales, muchos lectores pensarán, yo temo, que cuando Cosme a la ciudad venía, en sociedad ridículo sería. ¡Error!, ¡solemne error! Desde el momento que el señorito Cosme se mostraba, la atención general y el rendimiento de su persona en rededor volaba: el mismo sexo hermoso, ¡qué portento!, con su conversación...
Página 5 - ... portento!, con su conversación se deleitaba, aunque hablar de otra cosa no le oyera que de pechadas, lazos y carrera. ¡ Tanto es lo que valía y lo que vale ser hijo de marqués ! Mas si discurro mucho tiempo sobre esto, el cuento sale muy prolongado y al lector aburro, así, evitando que mi esplín se exhale en duras voces, a pintar me escurro a la bella Leonor, digna, por cierto, de tener un hermano más despierto. A su edad, si la cuenta bien se ajusta, para entrar en diez y ocho poco falta.

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