Imágenes de páginas
PDF
EPUB

razones sugeria la imaginacion para seguir alentando á los que con este motivo se mostraban ó explicaban como abatidos y desconfiados.

De resultas de esta conquista los franceses y afrancesados se las acabaron de prometer enteramente felices. Y con su acostumbrada altanería daban por sentada la toma de Alicante y Cartagena, y todo el reyno de Murcia, al menos de manera que ya por aquella parte se diesen la mano y tuviesen comunicacion los exércitos franceses de Andalucía con el de Valencia, que÷ dando privados de igual recurso los empecinados é insurgentes de lo interior del reyno con los de Cádiz y su gobierno, islas de Mallorca y Menorca y demas, en cuya inteligencia creian todavía mas

feliz y pronta la sumision de España. Pero Dios, que no queria desamparar á esta nacion, frustró todas sus diversiones y esperanzas en quanto á la total sumision del reyno de Murcia, y lo demas de España. Pues fuese por la peste, que desde el año anterior hacia muchos estragos en todo el reyno de Murcia, ó porque los restos del exército español contuviesen á los franceses en varias acciones (en una de las que murió el valiente don Martin de la Carrera), es lo cierto que los franceses de Andalucía y Valencia no se dieron por entonces la mano. Y así siempre vino á quedar á los insurgentes y empecinados este rinconcito ó puerta por donde, aunque con tanto peligro, pudiesen comunicarse, y remitir los prisioneros.

Sabido que fué todo esto en Madrid, cobraron nuevo aliento sus habitantes en medio de sus apuradas circunstancias. Pero lo que mas los consoló por entonces fueron las noticias de Cádiz, y las que corrian de los ingleses. Pues relativo á Cádiz se supo que las Córtes habian creado una nueva Regencia compuesta de los señores duque del Infantado, Villavicencio, Odonel, Mosquera y Rivas, y que estando el primero en Londres, vendria á la mayor brevedad á ser presidente de ella. Con esto se creyó que las cosas de paz y guerra tomarian un nuevo aspecto y movimiento, y que los ingleses se pondrian en él, y obrarian ofensiva

mente.

Ya queda insinuado que los franceses y afrancesados no perdo

naban medio para hacernos desconfiar de los ingleses: y como desde la batalla de Talavera hasta la de la Albuhera, y desde ésta hasta ahora se habian mantenido casi á la defensiva, y dentro de Portugal; se valian de esta inacción sus enemigos para probar que solo querian ver derramada nuestra sangre hasta que estuviésemos debilitados en tal grado que nos pudiesen dar la ley. Mas de todas estas dudas nos sacaron en estos meses. Porque á las ordenes del lord Welinton avanzaron los ingleses con los portugueses y españoles, que se les juntaron sobre Ciudad-Rodrigo, y á pesar de la obstinada defensa de la guarnicion francesa, élla fue hecha prisionera, y aquella importante plaza tomada ácia el 20 de enero, de cuyas resultas creó duque

de Ciudad-Rodrigo al general Welinton nuestro gobierno.

La toma de esta plaza fronteriza probaba claramente que los in gleses obraban ofensivamente, y que con su ayuda nos podíamos prometer los españoles las resultas y esperanzas mas favorables. Pero nunca eran tan completas por razon de la carestía de los víveres. No obstante, estos dos meses, que se creían los mas apurados, no lo fueron en realidad, porque el

pan y las patatas siguieron á unos precios no tan exhorbitantes y

á

proporcion los demas víveres. Con estos sucesos mas principales concluyeron los meses de enero y febrero para que en pos de ellos viniesen los de marzo, abril, mayo y junio, que por dar una idea seguida de sus principales y lastimosos acon

« AnteriorContinuar »