Imágenes de páginas
PDF
EPUB

>>accion que les fuese favorable. Algunos han escrito que todo lo tenia prevenido Guadartheme con Lugo, pulsado su >>corazon de superior impulso, que le tenia predestinado con Del Santo bautismo, que con tanto fervor deseó y recibió de »mano del gran cardenal Arzobispo de Toledo.»>

Y añade este poético historiador que llevados con cuidado al Agaete, despachó una barca comunicando Lugo esta noticia á Vera, al obispo y á los caballeros. Al instante se entonó en la iglesia de San Anton un solemne Te-Deum, considerando terminada la conquista y señalando el dia y el camino que habrian de traer, y donde deberian encontrarse para conducir al prisionero Guanarteme al Real con las demás personas que le acompañaban.

Viera y Clavijo sigue á Abreu Galindo, lo mismo que D. Agustin Millares, si bien éste observa aún mayor concision.

Lo cierto es que la prision del Guanarteme produjo en todos honda sensacion; á pesar de que los indígenas le consideraron como traidor, creyendo que no debió nunca dejarse llevar por cobardes impulsos del corazon, exponiéndose á ser sorprendido como lo fué, y siendo causa de desastrosos acontecimientos y de males incalculables.

Dióse alojamiento al Guanarteme y á los suyos en el Real, y Vera preparaba todo lo necesario á fin de embarcar para España al Rey y á sus Guayres y parientes, que por no abandonarle le siguieron voluntariamente en su cautiverio, ofreciendo á los Reyes aquel valioso presente como demostracion de su conquista y del modo como sabia corresponder á la confianza en él depositada.

Comprendia, no obstante, Pedro de Vera que la prision del Guanarteme daria lugar á briosos y desesperados ataques por parte de los indígenas; pues si bien los de Gáldar se hallaban tristísimos por lo que consideraban la mayor de las derrotas, los de Telde, en cambio, dueños de la mitad de la isla, se hallaban más animados y soberbios (1); y

(1) Gomez Escudero:M. S. cit. cap. XIII, p. 30.

TOMO III--16.

por ello ocupóse en aumentar las defensas y redoblar las guardias.

Entretanto preparábase el barco que habia de conducir á los prisioneros á España, mientras los Canarios que habitaban las comarcas de Telde no se descuidaban en reunir fuerzas para exterminar á los invasores, satisfechos en cierto modo de que hubiese desaparecido el cobarde traidor Guanarteme que miserablemente les habia vendido.

Al fin, debidamente habilitado y pertrechado el buque, se dió á la vela conduciendo al Guanarteme y demás prisioneros de Gáldar, todos bajo la custodia de Miguel de Moxica, que era natural de Vizcaya, acompañado de otros hijosdalgos y aventureros que habian venido á la conquista por provecho del botin, y sirviéndoles de intérprete Juan Mayor, natural de Lanzarote, que conocia personalmente al Guanarteme, por haberle tenido en su Corte durante mucho tiempo, cuando fué cojido prisionero en la torre de Gando y del que ya extensamente nos hemos ocupado.

Este mismo Juan Mayor vino, segun los historiadores, en la expedicion de Hernan Peraza para servir de trujiman, y se hallaba en Agaete formando parte de la fuerza, bajo las órdenes de Alonso Fernandez de Lugo.

Sigamos á los cautivos que, despues de un viaje relativamente feliz, llegaron á Sevilla, donde desembarcaron, produciendo gran alborozo y curiosidad la noticia, agolpándose las gentes para ver y admirar á aquel rey de las Afortunadas, de quien dice Gomez Escudero (1): «Era hombre >>robusto y alto, la barba negra y crecida; la vista hermosa >>y entendido.>>

Despues de algunos dias de descanso, se pusieron en marcha camino de Granada, llegando á Calatayud, donde á la sazon se hallaba la Corte, no sin ser admirados y victoreados y seguidos por todo el trayecto como nuevo Jugurtha de las islas Afortunadas, como consigna Viera y Clavijo en un arranque de entusiasmo (2).

(1) Gomez Escudero: cap. XIV, p. 31.

(2) Viera y Clavijo: op. cit. Tom. II, Lib. VII, § XL, p. 78.

Preciso nos es consignar una vez más que esas explosiones de entusiasmo de uno de los mejores de nuestros historiadores, le hacen, como literato y poeta consumado, sacrificar á veces la verdad de la narracion á sus inspiraciones, aumentando prodigiosamente la talla de sus héroes y exagerando, en la escena del mundo, el verdadero carácter de los sucesos. No, no era en verdad el desdichado Tenesor-Semidan, el Jugurtha de templado corazon y de almi esforzada que al salir de Roma volvió su mirada hacia atrás exclamando: Urbem venalem, et mature perituram, si emptorem invenerit (1). El rey indígena no mostraba, ni habia mostrado la entereza necesaria en armonia con su grandeza y con su desgracia; antes, al contrario, admirábase de cuanto veia, y le causaban extrañeza, las ciudades, los palacios y hasta el cultivo de los campos, y más que nada el brillo y lujo de la Corte. Todo le producia verdadera sorpresa infantil.

Anunciada su llegada á los Reyes y señalada la audiencia para el siguiente dia, se dirigieron á palacio á la hora previamente indicada; y desde que Tenesor-Semidan vió al Rey, se arrodilló ante él, indicando à Moxica que deseaba besar su mano; é informado de ello el Católico Fernando, le levantó y le estrechó entre sus brazos; expresando Tenesor su gratitud con palabras de reconocimiento y manifestando su sumision desde luego á Rey tan poderoso y sus deseos de hacerse cristiano.

Antonio Cedeño, cronista, que vino á la conquista con Juan Rejon, y soldado de los Pardillos, así llamados á causa del color del capote que usaban, detalla este recibimiento en los siguientes términos (2): «Inviolo Pedro de Vera bien ➤acompañado y seguro de cualquier peligro, y los Reyes con este presente fueron muy alegres, entendiendo que por >>este medio se acabaria la conquista, de Canaria. Viendo el >>Rey que Guanartheme queria ser cristiano y que todos los

(1) M. Nisard: Collection des auteurs Latins. Salluste: de Jugurtha, XXXV, p. 85.

(2) Cedeño: M. S. cit. p. 81.

>> Canarios lo hubieran sido si con ellos se hubiera tratado >>verdad, todo esto y otras quejas representó Guanartheme »á el Rey por medio del intérprete español llamado Juan »Mayor, que fué uno de los que cautivaron en la torre de »Gando y era muy práctico en la lengua Canaria y acom»pañó siempre á Guanartheme, y le tuvo en buen tratamien>>to. Fué bautizado siendo sus padrinos el Rey y la Reina, á >>los cuales prometió Guanartheme de entregar la Isla en su »nombre, con la hija de Guanartheme el Bueno que era su »prima, á la cual todos los Canarios guardaban, trayendo »por capitanes á sus dos tios los Faycanes de Telde, her»manos de su madre y al de Gáldar hermano de su padre. >>Con esta promesa invió su Alteza á Guanartheme á Cana»ria llamado D. Fernando, con todos los Canarios que halló »en España que habian poblado á Segre, y con él vino tam>>bien Miguel de Moxica vizcaino, que habia sido factor del >>Rey en esta conquista, trajo debajo de su mano doscientos >>vizcainos hombres de guerra aunque no fueron para lo »que venian segun les sucedió. Su Alteza hizo merced à >>Juan Mayor que fué por lengua de el Alguacilazgo Mayor »>de Canaria, y á Guanartheme hizo merced de los valles, uno »de Laumastel y otro de Guayedra, este solo le quedó. Los >>demas como murieron en la conquista de Tenerife y no »quedó hijo varon, todo se perdió y vino en poder de otros, »y por ser hombre corto no fué para si, y menos para su »prima hermana, á quien su tio le habia dejado encargada, »>la cual quedó desheredada de todo por no tener hombre.»

Fué pues hautizado Tenesor en Calatayud por el cardenal D. Pedro Gonzalez de Mendoza, Arzobispo de Toledo, póniéndole por nombre Fernando Guanarteme, y sus padrinos los Reyes; quienes dispusieron el acto con la mayor solemnidad como á persona Real, vistiéndole ricos trajes y alhajas de gran valor, lo propio que lo fueron los Guayres y parientes, segun su categoria.

Quedó satisfecho el neófito de los Reyes á quienes habia pedido para él y sus descendientes, como gran merced, la comarca de Laumastel y Guayedra en Gran Canaria; y vemos

que los monarcas le concedieron aún más, tal vez creyendo que lo que concedian era ciudades con sus correspondientes territorios para sostener el auge del que habia sido Rey de toda una iela, cuando lo que se le daba no era otra cosa que riscos y laderas propios para ganado silvestre. Lo cierto es que todos quedaron muy contentos, como lo quedó tambien Juan Mayor, que fué agraciado con el Oficio de Alguacil Mayor de Canaria, encargándose á Miguel Moxica le suministrase todo lo necesario para el viaje, dándole órden además para que reclutase doscientos hombres en Vizcaya para que fuesen á Canaria.

Así se hizo en efecto, viniendo en la expedicion además Fernando Guanarteme, sus parientes Guayres y todos los Canarios que en España se encontraron y que en épocas anteriores habian sido llevados para ser vendidos como esclavos. En ese mismo buque vino la órden para que Hernan Peraza fuese á la Gomera, dejando en Canaria la fuerza que habia traido y que operaba á las órdenes de Fernandez de Lugo.

A pesar de la sencillez y natural veracidad con que aparece la narracion trasuntada de Antonio Cedeño, existe sin embargo notable divergencia entre los cronistas, testigos de la conquista, que habrian de procurar todos los medios de investigacion para consignar la verdad. Y es triste ver que los demás historiadores, en vez de tratar de dilucidar los hechos y fijarlos debidamente, en nada hacen alto, ó bien callan, ó bien dan rienda suelta á las epopeyas de su imaginacion. Viana nada dice (1); Abreu Galindo dedica un capítulo en hacer consideraciones, sin analizar los hechos (2); Juan Nuñez de la Peña escribió sobre las Canarias de un modo tan desgraciado, que no es posible dar importancia á su dicho; Fr. José de Sosa dialoga entre el Rey de España y el Guanarteme, sacando anécdotas para probar la superior inteligencia de éste (3); el D.' Arias Marin de Cubas

(1) Viana: op. cit. cant. II, p. 62.

(2) Abreu Galindo: op. cit. Lib. II, cap. XXII, p. 142.
(3) Fray José de Sosa: op. cit. Lib. I. cap. XVII. p. 96.

« AnteriorContinuar »