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drio negro. En la extremidad de este tubo, que termina el aparato, se acomoda un tubo largo de diámetro pequeño, encorbado como un gancho, cuyas extremidades se tapan con la lámpara. ( V. fig. 2. ) El brazo pequeño, que debe tener cerca de 0m, 3 de longitud, se introduce en el tubo grande, y el mas largo debe pasar al través del tapon de la bomba y jugar fácilmente, no obstante con frotamiento. Este último tubo sirve para desprender los cristales que se forman á la extremidad del tubo de comunicacion, los que á menudo lo obstruyen.

La solucion alcalina se hace ordinariamente con la potasa de América, que se separa lo mas posible de las sales extrañas que contiene, dejando esta solucion durante algun tiempo en barreños antes de emplearla: debe ser concentrada de 30 á 35°, segun la temperatura de de la estacion en que se opera.

Estando todo convenientemente dispuesto, los vasos tapados con las precauciones indicadas en la palabra aparato, etc., se cubre la galera con tejas sostenidas por barras de hierro, y se reune todo por medio de un mortero. Se derrama en seguida alternativamente en cada bomba una cierta cantidad de ácido hidroclórico, y se vuelve á empezar cuando el desarollo del cloro ha cesado; se continua asi sucesivamente, hasta que se haya empleado toda la cantidad de ácido necesaria. (V. el artículo BLANQUEO.) Cuando ya está añadido todo el ácido, y que el desarrollo del casi nulo, se comienza á calentar, pero muy gradualmente y sin interrupcion, hasta que se aperciba que no pasa mas cloro, pero si del vapor de agua; lo que se conoce fácilmente por la temperatura muy elevada que toman los tubos de comunicacion, por el au

gas es

mento y descoloracion del líquido en el frasco de Woulf Se dispone ordinariamente la potasa y la mixtura para el cloro, de manera que se concluya en el mismo tiempo, es decir, que el desarrollo del cloro cese luego que la potasa esté saturada,

Durante todo el curso de la saturacion, el operario debe observar atentamente la altura del líquido en los tubos de seguridad, y desembarazar, por medio del pequeño tubo de que hémos hecho mencion, los aparatos en donde haya obstruccion; debe estar tan atento é interesado en esta vigilancia, porque si se descuida de ella, peligra de estar muy incomodado por el cloro, que se esparce en el laboratorio.

Cuando se hace atencion á lo que se pasa durante esta operacion, se vé enturbiar desde luego la solucion alcalina á medida que se efectua la saturacion; lo que se debe á la silice contenida en la potasa, quien la abandona á medida que se efectua la saturacion. Se observa en seguida una efervecencia, la que hasta entónces no se habia manifestado, y la que se desarrolla tanto mas cuanto mas progresa la operacion. Mientras dura esta efervescencia, es cuando se ven los cristales del clorato depositarse en costras brillantes. Pareceria, por este fenómeno, que se reproduce sin embargo todas las veces que se satura con precaucion subcarbonato de potasa por un ácido débil; pareceria, digo, que este sub-carbonato deberia considerarse mas como una mezcla que como verdadera sal, pues que el ácido que se emplea para la saturacion se apodera luego del álcali caustico, y el ácido carbónico no se desarrolla sino cuardo ya no queda mas carbonato saturado: es esto tan verdadero, que á menudo se obtienen cristales de esta última sal durante sus lentas saturaciones.

TOMO VIII

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Sin manifestar los motivos, hémos dicho, que se debia emplear la potasa concentrada en 30 6 35o, segun la temperatura; pero se prevee fácilmente que esto es determinado por la diferencia de solubilidad de dos sales que se forman al mismo tiempo.

Se ha debido pues buscar el punto; este queda indicado, cuando el clorato, ménos soluble, se separa casi completamente del hidroclorato quien queda en solucion.

Como la sílice es sobre todo retenida en solucion por la porcion de potasa quedada en estado cáustico, ó que puede considerarse como tal, se sigue que esta tierra debe separarse en la primera saturacion; en efecto, si se filtra el licor un poco ántes que la efervescencia se manifieste, se obtendrá casi la totalidad de la sílice, y es un medio que algunas veces se emplea. Sin embargo, como es engorroso de hacer esta filtracion durante el curso de la operacion, ordinariamente se prefiere esperarse esté enteramente concluida; y entonces, despues de haber dejado escurrir esta mezcla de sílice y de clorato, se trata con agua hirviendo, la cual no disuelve sino la sal; se deja depositar algunos minutos, se vierte en un barreño, y se filtra el resto: el clorato se cristaliza por enfriamiento en lentejuelas anchas de blanco mate. Algunos prácticos prefieren llevar adelante la operacion cuando está cerca su fin, y que ya no sale mas que el vapor del agua, el cual pasando en la solucion lo calienta perfectamente, á punto de disolver todo el clorato dejan depositar y vierten como en el caso precedente;

Algunas veces acontece que el clorato de potasa se encuentra mezclado con una cantidad bastante grande de muriato simple para que no pueda producir los efectos que determina cuando es puro. Esta mixtura se dis

tingue fácilmente sin que se tenga de acudir á los reactivos. Su sabor, que en el estado ordinario es fresco y un poco dulce, toma un cierto grado de amargor y vuelve picante cuando contiene muriato simple; ademas, peterrea y chasquea sobre los carbones ardientes cuando está mezclado, mientras que cuando es puro se esparce sin ruido. En fin, aun puede probarse, mezclando una muy pequeña porcion ya pulverizada con la mitad de flor de azúfre bien seca. Esta mezcla si el clorato es bueno, debe encenderse tocándolo con un tubo impregnado de ácido sulfúrico concentrado. Bastan estos medios cuando se trata de reconocer el grado de pureza del clorato destinado para los usos ordinarios; pero cuando se quiere que sea de una pureza absoluta, entonces se debe acudir á los reactivos: el mas eficaz es el nitrato de plata en solucion, el que no debe producir el mas ligero desórden en la disolucion de clorato cuando es bien puro; si no lo es, es una señal cierta que contiene hidroclorato, y que se deberá hacerlo disolver otra vez para obtener una nueva cristalizacion.

El muriato de potasa que queda en las aguas madres debe separarse por una simple evaporacion, si se considera ventajoso. Algunas veces lo compran los salitreros, pero á un precio bajo. Lo emplean para cambiar de base con los nitratos terrosos que se encuentran en sus legias. Puede substituirse tambien á la sal marina ordinaria para la fabricacion del ácido hidroclórico ó para la del cloro.

A las propiedades ya indicadas por el clorato de potasa añadirémos las siguientes, como siendo las mas características. Esta sal se cristaliza en láminas hexaedras ó romboidales; exige para disolverse, 16 partes de agua á 16o y dos y media de agua hirviendo. Cuan

do se le calienta hasta el rojo en una pequeña retorta, entra en fusion, y pierde desde luego 2,5 por 100 de agua, despues borbotea y deja desprender 38,88 de oxígeno por 100 de sal desecada. En esta cantidad 32,304 pertenecen al ácido clórico, y 6,576 á la potasa. Se encuentra en la retorta 61,12 de cloruro de potasium.

En los laboratorios se emplea con frecuencia para la extraccion del oxígeno; de todos los medios conocidos es el mas cómodo y el mas pronto, como tambien el que lo dá mas puro. Se usa ademas frecuentemente en las cortes, para hacer experimentos de detonaciones. Para esto, se le hace secar bien, despues se muele en un mortero de porcelana; y se le mezcla en seguida por medio de una carta con los diferentes cuerpos combustibles que se quiere sujetar á su accion, despues de haber tenido el cuidado de reducirlos á polvo. Ordinariamente es la dósis de 3 partes contra una de combustible, que se emplea para hacer el experimento. Se echa en un almirez de hierro una pequeña parte de esta mezcla, y se tritura rápidamente con la mano de almirez, despues de haber tomado la precaucion de cubrirse la mano y la muñeca con una servilleta. Salen á menudo del almirez rayos inflamados bastante prolongados, los que pueden estropear al operador. Algunas veces se mete este polvo en un pequeño fracmento de papel josep, de manera que no esté cubierto de muchos dobles; despues se coloca esta pequeña bolsa sobre el medio de una bigornia, y se la pega fuerte y perpendicularmente con un martillo. El choque determina una viva detonacionEntre los experimentos de esta clase, hay uno que sorprende siempre á los que la presencian por primera vez; consiste en poner dentro de un vaso de pié de

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