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dola á una branca de hierro, y colocaba en la lenteja misma un vaso de vidrio, dentro del cual habia mercurio. Este metal dilatándose, se elevaba en el vaso, hacia subir el centro de oscilacion, y se trataba proporcionar la forma del vaso y la dosis de mercurio, de suerte que este centro subiese por la ascencion del mercurio, tanto como bajaba por el efecto del calor, so bre la péndola misma.

Nada dirémos de la péndola incómoda, inventada por Julian le Roy, que efectuaba la compensacion por un aparato colocado sobre el punto de suspension.

Un relojero, llamado Martin, habia ideado fijar en forma de cruz con tornillos, sobre la varilla de la pén dola, un brazo horizontal de cobre y de hierro, for mado de dos barras de estos metales clavados y soldados segun su longitud; el cobre y el hierro no siendo dilatables de la misma cantidad, esta branca derecha á la temperatura media, afectaba una forma curva por la influencia del calor, y segun el grado de temperatura se veian las dos extremidades de este brazo subirse ó bajarse. Unas bolas aseguradas con tornillo á los dos extremos de este brazo, transportaba el peso de estas bolas, mas ó ménos alto, y de esta suerte desocupaba el centro de oscilacion de todo el sistema. El arte consistia en arreglar este efecto de manera á conservar en este centro una distancia constante al punto de suspension, lo que se alcanzaba por pruebas, y haciendo entrar las bolas mas ó ménos dentro de su tornillo, que equivalia á acortar ó alargar el brazo metálico.

M. Destigny, relojero inteligente de Rouen, toma por suspension una hoja de resorte (V. PÉNDOLA.) suspendida por un fiador en forma de horca; esta hoja pala horca que está fijada, y la suspension no cuen

sa por

ta sino de este punto de fiador; el extremo inferior de esta hoja de resorte está fijada al brazo de hierro de la péndola; el extremo superior está unido á la extremidad de una hoja bimetálica, de la especie que acabámos de describir: esta hoja está fijada, por su otra extremidad, con tornillos á las platinas del reloj. La dilatacion operando sobre esta hoja, lleva mas ó ménos alto el extremo libre, y como á este cabo está unido el resorte que lleva la lenteja, esta baja ó sube en comparacion de la horca que toca el resorte. El centro de oscilacion se halla tambien subido ó bajado por los cambios de temperatura; pero como al mismo tiempo el calor obra sobre la branca misma de la péndola, se hace de manera que haya una exacta compensacion entre estos dos efectos. Esta operacion es ingeniosa, pero el peso de la lenteja por su accion permanente sobre el extremo libre del brazo bimetálico, con el tiempo lo hace encorvar, y combinándose este efecto con el del calor, la compensacion es imperfecta, ó á lo menos no es constante. Me parece preferible suspender la péndola en un gallo fijo, por su hoja de resorte, y de hacer llevar al brazo bimetálico la horca que está destinada para coger este resorte. Esta horca se elevará ó se bajará segun la temperatura que desfigura la hoja bimetálica, cogerá el resorte un poco mas alto ó mas bajo y podrá producir la compensacion sin estar cargada de un peso capaz de curvar esta hoja.

Se ha probado tambien de fijar esta hoja al través, al extremo inferior de la branca de la péndola, y de volverla á encorvar; la lenteja está atravesada por esta branca en un agujero cuadrado del mismo calibre que ella, y va á parar sobre los extremos del brazo metálico. Este medio no es tan bueno como los pecedentes.

M. Perrelet, relojero inteligente de Paris, en una hermosa péndola que acaba de presentar á la exposicion, y que S. M. ha comprado, ha hecho obrar su hoja de compensacion sobre el extremo de una palanca que comunica con la péndola; esta palanca tiene por objeto aumentar los efectos de la tenperatura sobre la hoja, y de disminuir su dimension. Esta operacion es ingeniosa, la que no describirémos, porque no habiéndose ejecutado mas que una vez, no se puede juzgar todavía de las ventajas que puede tener sobre el que está en

usò.

Concluirémos con lo que es relativo á la compensacion de las péndolas, diciendo que una vez que la madera no es susceptible de una dilatacion sensible por el calor, las péndolas que tienen la branca de madera son naturalmente compensadoras. Se da á esta branca un baño de aceite hirviendo, y se embarniza para que no pueda absorver mas humedad de la atmósfera: sin embargo debemos añadir que la experiencia nos ha hecho conocer, que este sistema no es completamente perfecto. Parece que la torsion experimentada por las fibras leñosas, sobre todo cuando tienen la figura de una regla estrecha y delga la, basta para dar á la lenteja disposiciones relativas à la regla, que destruyen una parte de la virtud compensatriz de la madera. No se puede pues emplear las péndolas con branca de madera en los reguladores, y se las guarda para las obras de relojería ménos curiosas. Recomendamos mucho estas especies de péndolas en las piezas de comercio, porque cuestan poco y son preferibles á las de hierro ó de cobre.

Se ha acostumbrado á mirar como un adorno á las péndolas, la reja formada de varillas alternativas de

cobre y de hierro: las piezas que se hallan en el comercio tienen estas especies de rejas, pero no son por esto compensatrices: lo que son simples adornos que imitan la compensacion, y no están arregladas para producirla. Muchas veces se soldan tambien estas varillas entre ellas. Por lo demas, si se quisiese tomar el trabajo de hacer de manera que el precepto indicado arriba fuése observado (la longitud del acero igual de una vez á la del cobre, ó esta última igual de una vezá la de la péndola), y que las varillas fuésen ajustadas como una reja, del modo que se vé en la fig. 7, aun cuando no se tomase el cuidado de arreglar esta péndola para los cambios de temperatura, se lograria una compensacion muy aproximada, sobre todo considerando que en las habitaciones la temperatura es casi siempre constante.

Los relojes ordinarios están muy espuestos á variar por el calor; porque, ademas del efecto que produce esta causa en los aceites, se conoce que aumenta las dimensiones del volante y debilita la torcedura elástica del resorte espiral. Los cronómetros y relojes marinos están pues provistos de un sistema de compensacion, sin el cual no podrian señalar la medida exacta de las duraciones. En la palabra BALALCIN hémos ya espuesto, como las oscilaciones de este cuerpo, apretado sin cesar por el resorte motor de la máquina, y conducido por la elasticidad del espiral, arregla, por la duracion de sus escursiones alternativas, la marcha de los rodages. Se intentaba de conservar, apesar del aumento del calor, la misma duracion á sus escursiones, supuestas isocronas á una temperatura dada.

Al limbo mismo del balancin AB (fig. 8), se soldan

hojas bimetálicas m n, m' n', construidas de pequeños brazos de hierro y de laton soldadas; sus estremidades están labradas como tornilios, en donde entran unas pequeñas bolas n n' vaciadas como tuercas. Aumentándose el calor, encorva las planchas compensatrices m n, m'n', y se acerca del eje de rotacion C las bolas n y n', porque el cobre es esterior y se alarga mas que el hierro. Las masas obran de esta suerte sobre este eje central C por una palanca mas corta, y tambien les menester ménos potencia para moverlas; pero al mismo tiempo el calor debilita el resorte: el frio aparta las masas en sentido contrario, las vuelve mas dificiles de animarse aumentando sus brazos de palanca, y tambien aumenta la fuerza del espiral. Falta á encontrar la compensacion exacta entre estas causas contrarias; lo que se alcanza alejando mas ó ménos las planchas bimetálicas, ó haciendo áutes entrar las masas n n' mas ó ménos en los pasos del tornillo. Varias pruebas ejecutadas en diversas temperaturas lle van á este resultado; pero se conoce que la operacion es delicada, porque el volante debe quedar equilibrado, y arreglado el reloj en todas sus posiciones, á fin de conservar una marcha constante á pesar del movimien to que pueda dársele cuando se lleva encima.

El calor tiende á hacer retardar el reloj debilitando las causas motrices; los aceites volviendo mas flúidos tienden á hacerlo adelantar; y en los relojes ordinarios estas dos acciones operan una compensacion imperfecta. Sin embargo se puede ver que el efecto que es debido á los aceites es excesivamente variable é incierto, lo que hace que los relojes comunes tienen una marcha muy irregular, y no ejecuten indicaciones exactas sino porque los errores se destruyen entre si;

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