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estas substancias, y se hecha en los moldes de vidrio. Estas bugías son muy hermosas, bastante transparentes; y segun dicen de muy buen uso y económicas. Para sacar la vela de dentro el molde, se mete por algunos instantes el molde en un vaso lleno de agua caliente : el molde se dilata y la vela sale con facilidad.

La bugía á la cuchara y los cirios se fabrican de la misma manera, por lo que bastará una sola descripcion para hacer conocer estas manipulaciones.

Los instrumentos de que se sirven son: 19 un hornillo de plancha de hierro A (fig. 11) llamado banasta, en el cual se coloca un braserillo de hierro colado B lleno de brasas. Sobre la banasta hay una especie de vaso ancho y profundo bien estañado C, sobre el cual descansa un borde levantado de hoja de lata D que tiene un gollete E, y una otra muesca F para dejar entrar y salir libremente las bugías. La fig. 12 representa en corte estas cuatro piezas juntas, que la fig. 11 hace ver en perspectiva 20 un cerco de madera G bastante grande para suspender 50 bugías á unos ganchitos de hierro co·locados á una distancia de una pulgada y media ó dos pulgadas uno de otro. Este cerco está suspendido por una cuerda H, un anillo de hierro, y tres cordones, á una altura conveniente para que las velas ó los cirios no toquen la bacía de cobre. Este aparato se llama romana: 3o una cuchara de una forma particular I (fig. 13) de la que se sirve el obrero para hacer sus bugías; 40 en fin, una plancha de hierro con muchos agujeros K (fig. 14) que se coloca sobre el braserillo que está debajo de la bacía, á fin de moderar por este medio la accion del calor.

Estando asi todo dispuesto, el obrero engancha las mechas, despues de haber colocado debajo de cada una

un herrete; es un cañoncito de hoja de lata, en el cual se introduce la cabeza de una mecha de bugía, para impedirla que tome cera, lo que seria muy difícil para encenderla. Se llama herrete, porque en efecto parece el herrete de un cordon.

Entonces con una cuchara de hierro I ( fig. 13)llena de cera derretida que saca de la bacía C (fig. 11) hecha con suavidad esta cera sobre las mechas, un poco por debajo de su extremidad superior, y las engancha asi la una despues de la otra; de suerte que la cera corriendo de arriba á bajo sobre las mechas, llegan á cubrirse enteramente; y la cera restante cae dentro la bacía, debajo la cual está el braserillo lleno de fuego para tener la cera en fusion, ó para impedir que se cuaje.

El obrero rocía asi las mechas 10 6 12 veces seguidas hasta tanto que las velas ó cirios tengan el diámetro que se les quiere dar. La primera vez no hace mas que mojar las mechas, la segunda principia á cubrirlas, y las otras dan la forma y el grueso. Para los cirios se tiene cuidado, despues de la cuarta vez, de hechar la cera siempre un poco mas bajo, á fin de que tome una figura cònica. Si los cirios son muy largos, el cerero se sirve de una grada ò tarima para subir, y hechar mas còmodamente la cera,

Estando hechas las velas y los cirios se colocan miéntras están calientes, en una cama de plumas, ò bajo de unas mantas de lana para mantenerlas blandas: se sacan la una despues de la otra, para pasarlas á fin de hacerlas redondas sobre una mesa grande con un pulidor semejante al que se vé (lám. 66 fig. 1 y 2), y la manipulacion es la misma que para pulir las cañas ò bastoncillos de LACRE, (V. esta palabra, ),

Despues que se han rodado y pulido las bugías se cortan por abajo para quitar el herrete en forma de cabeza con un cuchillo de madera, se cuelgan en fin á unos cercos ò aros de madera para que se sequen y se pongan duras.

No entrarémos en otros detalles sobre el arte del cerero; hémos dicho ya bastante para hacer conocer al lector la manera de fabricar toda especie de bugia ò cirio, que jamas varia sino la forma, el grueso, el largo y el color de la cera.

L.

CEREZO DE MAHOMA (Agricultura). Arbol cultivado en los bosques de recreo, y que se eleva hasta una altura bastante grande: es una especie del género de cerezo (prunus Mahaleb de L.); este árbol se cria aunque la tierra sea muy flaca, y dá una madera vetada de la cual se hace mucho uso en la ebanistería. Sc asegura que enterrando un tronco de cerezo de mahoma y dejándolo como cosa de un año enterrado, la madera adquiere mas dureza, olor, color y brillo. El ramage que forma es bastante hermoso, pero tiene el inconveniente de ser casi siempre devorado por las orugas, que son extremadamente voraces; por lo demas es un medio para preservar á los otros árboles inmediatos de los ataques de estos insectos, y aun para destruir los

que alli se amontonan, y se matan con facilidad. En las arboledas de los jardines se vén con bastante frecuencia las hojas del cerezo de mahoma reemplazadas por una multitud de redes de hilos tejidos por las orugas que se han alimentado y transformado en mariposas.

FR.

CEREZO DE MONTE (Agricultura). Arbol de nuestros bosques, que es una especie de cerezo salvage (cerasus avium); adquiere un tronco bastante gran

de y se corta en tablas para la ebanistería. Es una de las maderas indígenas mas propias á este arte, por su tejido fino y cerrado, aunque no muy duro; está matizado de unas venas que se dibujan agradablemente; su color es rojizo pálido. El fruto que dá se llama guinda; es pequeña, negra, bastante dura y azucarada, teniendo un poco de amargor: se come raramente, pero se hace de él una bebida espirituoso machacándolo, rompiendo el hueso, dejándolo fermentar y destilándolo. Este licor se llama KIRSCH-WASER (V. esta palabra). En el país en donde se dedican á esta suerte de fabricacion, no siempre cultivan los cerezos de monte; lo que hacen es ir á coger su fruto en los bosques cuando están en su madurez. Por lo demas nada es mas fácil que el cultivar estos árboles, pues que no se hace mas que plantar el hueso en el verano, y de trasplantar en su lugar las plantas jóvenes que nazcan á la primavera siguiente. Se tienen desde luego los cuidados de costumbre, tales como rendas, escardo, etc. (V. CEREZO). Se engertan ea seguida los árboles jóvenes cuando se quieren obteper cerezas, ciruelas ó albaricoques, para el servicio de la mesa. FR.

CERNADA (Tecnológia). Se llaman asi las cenizas que quedan en el cubeto despues que se ha colado la legía. Las cenizas que se han reconocido como perjudiciales para la agricultura, antes de haber sido limpiadas, en razon á la gran cantidad de potasa y otras sales que contienen, se emplean con provecho despues de haber sido coladas en la legía, y en el estado de cernada.

L.

CERNADERO (Tecnológia). Es el nombre que dan Jos lavanderos á un lienzo grueso que colocan encima del cubeto, en el que colocan su legía, sobre el cual

ponen las cenizas que quieren emplear. Esta palabra se deriva de CERNADA.

L.

CERRADERO (Tecnológia). Generalmente se dá el nombre de cerradero á una pieza de hierro que sirve para fijar una pieza contra otra; sin embargo se emplea mas particularmente este nombre para designar la pieza de hierro en que encaja el postillo para cerrar la puerta en que está fijada la cerradura. Los cerraderos Se construyen de varios modos, segun la colocacion que quiere dárseles, y segun la mayor ó menor perfeccion con que está hecha la cerradura á que deben corresponder. Los cerraderos están fijados ó en piedras de cantos, 6 en los morillos, en el yeso, ó en la madera. Los que se han de colocar en las piedras de canto, morillos, ó yeso, son hechos del mismo modo; son una pieza de hierro llana, contornada segun la forma de la pieza que ha de abrazar, y el local en que se ha de poner. Los extremos de los dos ramos que han de entrar en la pared, que se llaman aseguradores, están hendidos y vueltos, á fin de que cuando están colocados, calzados con cuñas de madera y con yeso, no puedan salir con facilidad.

Los cerraderos que se han de clavar en la madera, tienen sus dos extremidades puntiagudas como clavos; se introducen á golpes de martillo en agujeros preparados adrede y mas pequeños que las puntas, á fin de que estén sólidamente ajustadas. Estos son los cerraderos mas comunes. Los destinados para habitaciones decentes están construidos lo mismo que las cerraduras; tienen dos ó tres patas agujereadas, y se aseguran sobre los adornos de madera con clavos, y mejor aun con tornillos.

La forma de los cerraderos puede variarse de mil

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