7 le ve en casa, leve en esta actitud', con este trage, y por donde quiera halla.vestigios de sus glorias y caricias. Este árbol les franqueó apacible sombra, blando lecho aquella pradera, aquella gruta seguro asilo. He aquí la fuente donde se encendió de cólera, y despues en prenda de paz le dió su bella -mano; allí viviande esperanzas, aquí se jusraban eterna.fe, allá volaban inflamados, acudlá e reposaban lánguidos, más allá desfallecian -de amor y dos ayres y las aves, y los ecos saplaudian su ventura. Safo era feliz en tanto que estos recuerdos deliciosos absorbian su - alma, ocupaban su fantasía, y mantenian la - ilusion de su delirio. Esta es, Tirsis, la fuente do solia En esta cueva de este monte amado Me dió la mano y me ciñó la frente De verde pedra y de violetas tiernas. Al prado, y haya, y cueva, y monte, y fuente, Y al cielo desparciendo olor sagrado, 3 El alma agitada por una violenta pasion, "ól sumergida en un delirio profundo semejante á los sueños; salva las distancias, abre las tumbas, vuelve la vida á los muertos, y los habla como si vivos y presentes nos escuchasen. O Dulcinea del Toboso, dia de mi noche, gloria de mi pena, norte de mis caminos, estrella de mi ventura! Así el cielo te la dé buena en quanto acertares á pedirle, , que consideres el lugar y estado á que tu ausencia me ha conducido y que con buen término correspondas al que á mí se le debe. ¡O vosotras, Napeas y Driadas, que teneis por costumbre de habitar en las espesuras de los montes así los ligeros y los las civos sátiros, de quien sois, aunque en vano, amadas, no perturben jamas vuestro dulce sosiego, que me ayudeis á lamentar mi desventura, ó á lo menos no os canseis de oilla. (Quixote.) Andrómaca (Iliad. lib. 24.) · habla á su esposo Hector, muerto por Aqui, les, abrazada á su cabeza: á Eurialò, muerto por los Rutulos, su madre (AEn. lib. 3.°) Niso á este mismo ausente (Ibid.)¡Qué hermosa es la apóstrofe á Doña Ines de Castro (Lusiad. canto 3.)! ¡Qué expresiva la de Fr. Luis de Leon, èn la Ascension! Yo me figuro al poeta, que creyendo detenerfsáv Cristo dispuesto á volar, corre á él con los brazos abiertos, y los ojos anegados en lágrimas; llega, y como ve que empieza á elevarse prorumpè en estas expresiones. ¿Y dexas, Pastor santo, Tu grey en este valle hondo, escuro, a Con soledad y llanto? ¿Y tú rompiendo el puro Ayre te vas al inmortal seguro? Los ántes bien hadados, Y los agora tristes y afligidos De tí desposeidos si ¿A dó convertirán ya sus sentidos? ¿Qué mirarán los ojos Que viéron de tu rostro la hermosura, Que no les sea enojos? ¿Quién oyó tu dulzura, por Que no tendrá sordo y desventura? Aqueste mar turbado ¿Quién le pondrá ya freno? ¿quién concierto Al viento fiero airado, Estando tú encubierto? ¿Qué norte guiará la nave al puerto? ¡Ay! nube envidiosa, Aun de este breve gozo ¿qué te aquejas? i ¿Dó vuelas presurosa? ¡Quán rica tú te alejas! ¡Quán pobres y quán ciegos! ¡Ay nos dexas! PERSONIFICACION Ó PROSOPOPEYA (1). 21 Este mismo delirio y pasion da alma, sentimientos y movimientos, hace hablar y obrar á los seres inanimados, ya sean reales, ya ideales ó alegóricos. Dan voces contra mí las criaturas.... la tierra dice: ¿por qué le sustento? el agua dice: ¿por qué no le ahogo? el ayre dice: ¿por qué le doy huelgo? el fuego dice: ¿por qué no le abraso? (Fr. Luis de Granada). Roma se anima, se aparece al César junto al Rubicon, y le habla. (Luc. lib. 1.) Neréo vaticina la destruccion de Troya. (Hor. lib. 1.) El Tajo pronostica al Rey Don Rodrigo la pérdida de España por los Moros. (Fr. Luis de Leon.) El Cabo de Buena (1) Algunos no distinguen esta figura de la anterior. 2 Esperanza 6 Tormentorio, guarda del mar de la India, intenta impedir el paso á los Portugueses, les reprende su temeridad y arrojo, y amenaza que se vengará altamente del que le descubrió. (Lusiad. Cant. 5.9) El viejo y encorbado Pirineo al sentir que subian por sus riscos los exércitos franceses á pelear contra los españoles, »De las huecas alcobas donde tiene En estrados de plata reclinada La grave espalda, que corriendo viene ¿Quién, dixo, con tan bárbaros intentos Del mundo la quietud ha rebelado? ¿Qué nuevos monstruos de ánimos violentos Por mis revueltas breñas se han sembrado? ¿A qué fin con tan graves movimientos De armas mi inculto seno veo preñado, Que con ciego alboroto y son de guerra Los confines asordan de mi tierra? Mas si el oculto discurrir del hado |