Imágenes de páginas
PDF
EPUB

en aquellos conciertos. Berta Marx, es una verdadera artista en el difícil instrumento, muy estimada en Europa. Aunque aquí no la conocimos como tal, fué muy celebrada y querida por cuantos en lo privado pudieron conocer su talento.

Una nota disonante hubo con motivo de la visita que hicieron á México tan eminentes artistas. El apreciable pianista Capitán Voyer, tuvo la debilidad de atacar duramente á Eugenio D'Albert en varios artículos publicados en el periódico francés Le Trait d' Union, concluyendo con proponerle un desafío ó torneo artístico en que él se presentaría como rival y campeón. Esto fué muy mal recibido por la generalidad; diversos profesores mexicanos lanzáronse á contestar las críticas de Voyer, dirigiéndoselas á él muy duras, y envueltas en torpes personalidades. Un repórter de El Heraldo entrevistó á D'Albert, quien respondió en la forma y del modo que constan en el siguiente párrafo, tomado de la reseña del dicho Heraldo: "Como era natural lo primero sobre que hablamos fué sobre el famoso reto del Capitán Voyer. Apenas comenzamos á enunciarle nuestras ideas, se puso á sonreír desdeñosamente, diciendo después con calor: - Pero ¿cómo quiere ese señor que yo descienda hasta él? El Capitán de que vd. me habla es absolutamente desconocido en Europa. Es simplemente un dilettanti que por más esfuerzos que haga, nunca podrá competir con un artista. La poca ó mucha reputación que yo tuviera, no tendría aumento ni diminución con que yo le venciese. Autorizo por lo tanto á vd. para que diga estas tres cosas: Primera, que por ningún motivo aceptaré el inútil desafío que se me propone: Segunda, que no me ocuparé en contestar por los periódicos, agradeciendo á los artistas mexicanos la defensa que han hecho de mí: Tercera, que no constituye mi aspiración vencer á Voyer."

Tal fué el resultado de ese incidente, con mal aconsejada imprudencia provocado por el Capitán Voyer, artista y profesor muy estimable, antes aplaudido y celebrado en México, según consta en precedentes capítulos.

CAPITULO XIII

1890.

El Domingo 6 de Abril de 1890, á la vez que el gran artista Pablo Sarasate inauguraba sus memorables conciertos, dió en Arbeu principio á una temporada dramática el primer actor Leopoldo Burón con las comedias El enemigo y Candidito. Formaban su compañía las primeras actrices Amalia Calle y Mariana Rivero; los primeros actores, Francisco Benavides y Agustín Campuzano; la segunda dama Dolores Rodríguez; el primer galán, Antonio Sánchez Pozo; el primer actor de carácter, Tomás Baladía; las damas jóvenes, Natalia Vilar y Consuelo Valle; la característica, Rita Cejudo; las actrices Natalia Austri y Elisa Cabero; el galán joven, Abelardo Martínez, y el actor genérico José González. Esa temporada no pudo ser más poco bonancible para Burón, á quien pareció no querer abandonar la mala estrella que en sus últimas tres compañías le seguía. Ni la preciosa comedia de M. Echegaray, El enemigo, ni la no menos buena Los amigos, de Sardou, ni Don Lino Guerrero, ni Los Hugonotes, ni Las Cerezas, ni La muerte civil, ni El guapo Rondeño, ni El número siete, ni la gracia y elegancia de Amalia Calle, ni el talento de Mariana Rivero, ni la discreción de Sánchez Pozo, alcanzaron á llevar público al desierto Coliseo de la calle de San Felipe. Sus escasos concurrentes hubieran podido ser plagiados en aquel desierto con toda impunidad, y hasta llegaron á creer que así iba á sucederles al escuchar en los pasillos un disparo de pistola en la función de la tarde del 13 de Abril, durante el primer entreacto de la comedia El enemigo. El susto fue producido por una riña entre los espectadores D. Fernando Baz y el relojero español D. Juan Martín: sobre éste disparó aquél su revólver, hiriéndole en la mejilla izquierda: todo concluyó interviniendo los gendarmes, que condujeron á agredido y agresor á la Comisaría de la 5a Demarcación. Convencido el actor empresario de que el público no estaba por compañías dramáticas, dió su última función el jueves 1! de Mayo con Otello, y al día siguiente salió para Veracruz, despidiéndose de México en una carta-remitido á los periódicos, en la que anunciaba que íbase á la Habana y á la América del Sur, de donde no volvería hasta dentro de dos años.

Según dije, Pablo Sarasate dió su último concierto el 15 de Abril,

y el día siguiente Isidoro Pastor se instaló en el Gran Teatro, con la compañía de zarzuela así formada: Directores de escena Rafael Villalonga y Enrique Labrada; Primeras tiples, Dolores Franco de Salas y Concepción Valero: Tiple cómica, Francisca Sancho; Primera tiple en ambos géneros, Matilde Navarro; Otra primera, Hortensia Gutiérrez; Soprano-contralto del Conservatorio de música, Altagracia Ochoa; Tples características, Rosa Flores y Elisa Areu; Primer tenor, Leovigildo Serrano; Baritonos, Enrique Labrada, Antonio Vargas y Enrique Quijada; Bajos, Emilio Carriles, Rafael Villalonga y Enrique Rodríguez; Tenores cómicos, Cires Sánchez y Obregón; Actor genérico, Francisco Alonso; Segundo, Manuel G. Fons. Directores de orquesta, Rivas, Austri y Quesadas; Primer violin Alberto Amaya; Baılarına, Amalia Lepri. Poco después en el mismo Abril, ingresó también como maestro director, Luis Arcaraz.

Con esta compañía se presentó á luchar en el Principal, muy repintado y aseado, la compañía de zarzuela de los Hermanos Guerra, organizada para tandas ó funciones por actos, con el siguiente elenco: Directores, Julio Perié y José Oropeza: Primeras tiples, Rosa Palacios y Enriqueta Alemany; Tenores, José Vigil y Robles y Aurelio Morales; Baritono, Alberto Morales; Tiples, Caritina Delgado y Julia Aced; Caracteristica, Gumersinda Villó; Tenores cómicos, Manuel Iglesias y Antonio Sánchez; Bajos, Julio Perié y Juan Prieto; Bailarina, Augusta La Bella; Bailarín, Patricio Gutiérrez. Directores de orquesta, los maestros Ureña y Palacios.

Para que hubiese para todos los gustos, los Hermanos Orrin, asociados con el famosísimo Chiarini desde los primeros meses del año, volvieron á abrir su Circo de la Plaza de Santo Domingo, el Domingo de Pascua, y en el modestísimo Teatro de Invierno en San Juan de Dios, dieron también zarzuela por tandas, á doce centavos, las tiples A. S. del Palacio y M. Sedano y los Sres. Múgica, Hernández, Pérez y García.

Con tan buenos artistas como Rosa Palacios, Enriqueta Alemany, José Vigil, Alberto Morales y Manuel Iglesias, los Hermanos Guerra tenían asegurado el éxito en el Principal, que es el teatro de la ciudad á que con mayor gusto concurre el público, y el que mejor se defiende siempre, aun en malas temporadas.

El Nacional, ó por mejor decir, su empresario Isidoro Pastor, puso positivo empeño en alcanzar el favor general, contando principalmente para ello, con la novedad de sus dos primeras tiples. La primera de ellas que presentó, fué Concepción Valero, en la noche del 18 de Abril, con Campanone: su voz de timbre agradable, su simpática presencia y su elegancia en el vestir, hicieron que fuese muy bien recibida; gustó en toda la obra y especialmente en el rondó del tercer acto, que se vió obligada á repetir. La Dolores Franco de Salas, artis

ta muy querida en Madrid, se presentó á su turno en nuestro Gran Teatro, con la Margarita del Anillo de Hierro; hermosa mujer, con voz no muy extensa pero sí en extremo agradable, muy buena actriz y muy práctica y conocedora en recursos escénicos, debía agradar y agradó en efecto á nuestro público, que la aplaudió y con justicia en la dicha Margarita del Anillo de Hurro y en el Café del Certamen Nacional.

El tenor español Leovigildo Serrano, pudo lucir su extensa voz y buena escuela en Marina con la que se presentó el 17 de Abril. El 29 la nueva tiple dada á conocer fué Cecilia Campini, muy aplaudida, á lo que se dijo en los prospectos, en los teatros habaneros de Albisu y de Tacón: era joven, simpática y agradable, declamaba con gracia y soltura y su pequeña voz, bastante para papeles ligeros, tenía un timbre grato y dulce: el público la recibió bien en Música clásica y la Gallina Ciega. En ésta tuvo á su cargo el papel de Cleto, y le sirvió para su reaparición en nuestra escena, el bajo Rafael Villalonga, tan conocido y querido en México en épocas, ya entonces remotas, de esplendor para la zarzuela. A los estrenos de la Valero, la Franco de Salas, Serrano, la Campini, y Villalonga sucedieron más adelante el de la contralto Altagracia Ochoa, tan tímida que apenas podía cantar pero que sin embargo fué aplaudida, y el de la Sancho, otra cantante española que agradó bastante en la zarzuela Chateau Margaux. Las obras nuevas fueron muchas también, pero no pudiendo entrar en detalles, citaré sólo las que mayor efecto causaron, por ejemplo las llamadas Los zangolotinos, en que estuvieron magníficos Matilde Navarro y Carlos Obregón, y el celebradísimo juguete Las Hyas del Zebedeo. El 23 de Mayo y con la décimaoctava de abono, la empresa puso en escena la deliciosa opereta de Scribe y Auber, Haydée, en que se vió muy guapa y vistió con mucho lujo Concepción Valero. En cuanto al desempeño ya por ella, ya por los demás artistas de la Compañía, nada hubo que elogiar: ninguno consiguió ponerse á la altura de los dignísimos cantantes y actores que muchos años antes la dieron á conocer en el Teatro Principal, cuando estuvo ocupado por la inolvidable Compañía de Paul Alhaiza. Con esas y otras muchas obras alternó la hermosa Carmen de Bizet; en su protagonista la Franco de Salas hizo lo que pudo, y realmente pudo poco, confirmándose una vez nuestra arraigada y particular opinión de que esa obra, delicada y difícil, nunca puede quedar bien á compañías de zarzuela.

Para batir mejor al Principal en el que las tandas seguían muy protegidas, Isidoro Pastor arrendó el Teatro Arbeu y á él mandó una parte del numeroso cuadro del Coliseo de Vergara, encomendando la dirección á Rafael Villalonga y Javier Sánchez: las funciones, que eran por actos y al humilde precio de un real, principiaron el

jueyes 8 de Mayo con las zarzuelillas Toros de puntas, Los zangoloti nos y Las Hijas del Zebedeo. Esta combinación permitió al empresario ceder en principios de Junio el Nacional á la Compañía Rusa de variedades, dirigida por el prestidigitador Hermank, que con el Baúl Moscovita y la suerte ó juego de la decapitación de una persona viva, logró varias buenas entradas. Pronto fueron inmejorables las de Arbeu, gracias á los frecuentes estrenos: el de la zarzuelilla Año pasado por agua resultó sonadísimo, por lo mucho que agradaron el dúo de los paraguas, la mazurka de las chulas y el valse de Neptuno: el de La fiebre por los toros, obra de Javier Sánchez y Gustavo M. Campos, la noche del Domingo 15 de Junio, valió muchos aplausos á sus autores y á Carlos Obregón y Aurelio Morales. En la función del 21 Rafael Villalonga se despidió del público, con un escogido programa, "prometiendo volver pronto con Matilde Montañés y con el propósito de quedarse en México hasta el fin de sus días. "

El jueves 26 la compañía volvió á pasar al Nacional, reforzada con la distinguida tiple mexicana Soledad Goyzueta, que pocos días antes había llegado de la Habana, en cuyos teatros fué muy celebrada y aplaudida. Refiriéndose á una representación de Crispin y la Comadre, el "El Triunfo," de aquella ciudad, dijo: “Crispino ha sido cantado aquí por celebridades del arte lírico, y no obstante, Soledad, la bella mexicana de voz argentina y esbelta figura, caminó de ovación en ovación durante toda la obra. En ella hizo gala de una agilidad de garganta asombrosa, é intachable afinación; los picados, las escalas, los trinos, brotaban de sus rosados labios como una cascada diamantina: en el hermoso dúo del acto primero tuvo un verdadero derroche de preciosas melodías." Con esa misma obra, Crispin y la Comadre, volvió, según dije, á presentarse en México, y á ser, como siempre, justamente aplaudida. El 2 de Julio dió la Franco de Salas su beneficio, muy mal concurrido, con la Guerra Santa, elección poco feliz pues no pudo arrostrar con el recuerdo de la hermosa Romualda Moriones que aquí dió á conocer la bonita composición de Arrieta: no fué tampoco más afortunada en Oliveta, pues al menos aquí, siempre la Franco pareció débil en obras de género francés. De otras funciones debo citar como más notables las que siguen: resurrección de El Planeta Venus con mucho aplauso para Altagracia Ochoa: repeticiones frecuentísimas de Año pasado por agua, continua ovación para Matilde Navarro; estreno el 13 de Julio de la ópera El Carnaval de Venecia, de Enrique Petrella, arreglada por Eduardo Noriega y Vicente D'Alessio para Matilde Navarro, que caracterizó con mucha gracia á una vieja verde, Carlos Obregón felicísimo en el criado idiota, Soledad Goyzueta, el tenor Morales, el bajo Carriles y el baritono Vargas: el beneficio de Isidoro Pastor con el Día y la noche y la Gran Via; la nueva representación de La Hija del Tambor Mayor,

« AnteriorContinuar »