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"Irán Laura y el Maestro, Pedrucho y la Catalana,

Patricio con la Cubana

Que es de Padre y Señor Nuestro.
"Que Luis irá se asegura
Llevando á María Chiquita,
Citada con Ricardita

A quien acompaña el Cura.

"Muchas personas de brega
Asistirán y no es broma:
Alfredo con su paloma
Y el Gordo con la Gallega.
"Siendo á la consigna fiel
Y en amores harto ducho
Después de rogarle mucho
Irá Laura con Manuel.

"En fin, habrá mucha gente,
Animación y alegría

Y cuando despunte el día

¡¡A dormir.... tranquilamente!!''

Pero los desórdenes y el escándalo no eran propiedad sola de los teatros de segunda y de tercera clase que anunciaron Bailes de Máscara. Los de primera categoría no les iban en zaga; léase en comprobación lo siguiente, que tomo de una crónica de Chávarri en el Monitor:

"El Domingo pasado siguió el Carnaval, es decir, continuaron entre nosotros los recuerdos vagos del Carnaval.

"En el Teatro Nacional hubo una cosa que llaman baile por ironía, una repugnante bacanal en la que fueron las reinas esas desdichadas mujeres que la sociedad desecha de su seno.

"Parece increíble que en el primer teatro de la República se verifiquen aún esas orgías nauseabundas que bien pudieran tener lugar con mayor lucimiento en Recabado ó en el Circo de Tecolotes.

"Lo que se quiso llamar Baile de Piñata estuvo, no obstante, poco animado; paseaban por el salón dos comparsas de hembras alegres; unas vestidas de Hermanas de la Caridad, otras de jóvenes del primer imperio francés, pero apenas les hacían caso, bailoteaban y brincaban, y la mayoría del público echaba frecuentes viajes á la cantina, trasformada en un infierno, en donde ahogaban los vapores del ponche y los efluvios del aguardiente.

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'Pocas mujeres y hombres muchísimos, entre éstos, no sólo pepitos, sino jóvenes que se hacen llamar de la crema y ex-jóvenes también.

'Parece que es elegante, ¡ah! y hasta chic, ¡oh! ir á lucirse á esas bacanales, sufrir las humillaciones de las remas del Carnaval, rendirlas pleito homenaje y hasta romperse el bautismo por una de esas chicas que in pectore se rien de sus galanes, que son las primeras que se burlan de ellos, y se vengan así del anatema social que sobre las infelices pesa.

"Ya esos fandangos han degenerado mucho; todavía hace pocos años, las hijas de la noche lucían allí brillantes trajes, se esmeraban en vestir lujosas galas, y era para ellas el gran día esa fecha del desorden y la borrachera.

"Ahora ni esos brillantes trajes se ven en el templo de la locura, todo el chiste consiste en embriagarse y armar camorra; las máscaras van siendo más y más raras, y más y más simples.

"Se dice que el baile estuvo animado cuando hubo muchas riñas. "Hé allí la diversión favorita de nuestra juventud dorada y plateada."

Antes de cerrar esta revista de espectáculos anteriores á la Pascua, salvemos un olvido que se cometió al referirnos á la compañía de Arcaraz: el sábado 24 de Marzo se presentó en el Principal y en el papel de Turiddu el tenor mexicano Leonardo Uribe, discípulo del Conservatorio Nacional; el nuevo artista se presentó con la natural timidez, y principió con buen éxito obteniendo aplausos; pero al llegar el segudo acto de Hidalguía Rústica sobrevino la catástrofe, y, á la vuelta de numerosas desafinaciones, el público le ceceó sin misericordia. Al siguiente miércoles Uribe volvió á salir á las tablas, creyéndose libre de la emoción consiguiente á un estreno, y segunda vez cantó el Turiddu, y segunda vez fué aplaudido en el primer acto y rodó en el segundo: su voz que no era mala creíase capaz de atacar con facilidad las notas altas que tanto entusiasman á cierta clase de nuestro público, y si lo conseguía en los primeros instantes no tardaba mucho el cansancio en convertirlas en deplorables desafinaciones. En su charla peculiar el cronista del Monitor recomendaba á Uribe el economizar tales ascensiones, y hacía de José Vigil y Robles el siguiente elogio:

"Vale más cultivar el bel canto, el verdadero arte. Vigil, que es muy zorro para cantar, y que sabe más que lo que le han enseñado, lo ha comprendido así; no tiene una gran voz ese artista, y, no obstante, jamás lanza un gallo, ni siquiera un pollo; se cuida y sube hasta donde puede, hasta donde no tiene peligro, hasta donde la prudencia lo permite, y es aplaudido; no soltará dos de pecho, pero sale airoso de su empresa."

No fué el fracaso del tenor Uribe el único contratiempo que sobrevino á la Compañía Arcaraz en medio de tantas venturas y prosperidades. El bilioso temperamento de la tiple Cecilia Delgado fué cau

R. H. T.-T. IV. 20

sa de una zambra muy regular el miércoles último de Febrero. Cantábanse las Dos Princesas haciendo la Delgado el principal papel: en el segundo acto una parte del público pidió la repetición de un número de música, á la vez que otra parte de ese mismo público, estimando que no valía la pena de oírle la tal repetición, se opuso con chiflidos, bastonazos y ceceos: dolió á la artista la importuna manifestación de desagrado y, montando en cólera, á la vez que daba al director de orquesta la señal para la repetición, se adelantó al proscenio y con voz alterada dijo:- Cantaré para los que me aplauden! - Estas palabras fueron malísimamente acogidas por los de la oposición, que acompafaron con toda especie de muestras de desagrado el bis de la malhadada pieza. En los subsiguientes días la prensa comentó el incidente de un modo desfavorable para la artista y entre ellos díjole el cronista del Monitor:

"Yo le aconsejaría que no haga eso; que no vuelva á hacerlo; el actor no tiene derecho de dirigirse al público, y esto lo consigna terminante el Reglamento de Teatros; es verdad que el público es así, como Dios lo ha hecho; pero hay que sufrirle sus flaquezas. Si la apreciable Sra. Delgado quiere no enajenarse las simpatías del público, debe dominar sus ímpetus."

En aquel principio de año dieron los periódicos la siguiente noticia del fallecimiento de una actriz que en su tiempo se hizo célebre en México en una compañía de Bufos habaneros y Negros catedráticos. El fallecimiento ocurrió en Orizava. Hé aquí la noticia:

"Florinda Camps, aquella actriz cubana que, cuando la revolución de Yara, enarboló la bandera de la estrella solitaria en el Teatro Villanueva de la Habana, la que nos trajo Nins y Pons á México, y que después arrastró una vida de jacalón y miserias por ganar un mendrugo de pan, se prestó el sábado á desempeñar un papel en el teatro, en un sainete intitulado El hambre hace toreros. Al terminar la pieza, la sobrecogieron unos calambres, en su cuarto del escenario. Se llamó á un médico, y como á las dos de la mañana falleció entre horribles dolores. Descanse en paz la infortunada artista, ό mártir, como decía Torroella."

CAPITULO X

1894.

Con grata sorpresa para quienes tan pobre y miserable habían visto empezar el año artístico, circuló á fines de Febrero un prospecto en que Mr. Edgar Strakosch, como representante general de la empresa Abbey, Schoeffel y Grau, anunció haber arreglado el Gran Teatro Nacional, para ofrecer en él una corta temporada de comedia francesa con la siguiente compañía: M. Coquelin ainé; Mme. Jane Hading.-Sres. Volny, del Teatro del Gymnase; Chameroy, del teatro Porte St. Martin; Maury, del Gymnase; Deroy, de la Gaité; Nicolini, de la Porte St. Martin; Ramy, del Odéon; Chambly, del Gymnase; Morière, Pitou, Galland, Gillett, y Punde, de otros principales teatros de París. - Sras. Maury Barety, del Odéon; Pauline Patry, de la Porte St. Martin; Deiluc; Dauville, del teatro Michel de St. Petersburgo; Simonson, Dalba, del Gymnase.-J. Deroy, Director de escena. - Precios de abono por doce funciones: Plateas y palcos primeros, doscientos ochenta y ocho pesos: Segundos, cuento noventa y dos: Terceros, noventa y seis: Luneta ó balcón, treinta y seis: Palcos de galería, cincuenta y cuatro: Delantero de galería, nueve. Precios de entrada eventual: Plateas y palcos primeros, treinta y dos pesos: Segundos, veinte: Terceros, doce: Lunetas y balcones, cuatro: Asiento numerado de galería, seis reales: Entrada general, cuatro reales.

Conocidos ya y justamente estimados Coquelin y la Hading desde su primera temporada en México del 7 de Enero al 24 del mismo en 1889, el público sabía á qué atenerse y en las listas de abono figuraron las familias del Gral. D. Porfirio Díaz, A. Escandón, M. Romero Rubio, G. Knight, E. González Gutiérrez, Guillermo Landa y Escandón, José Gargollo, Tomás de la Torre, José de Teresa, José María Zaldívar, Miguel Cervantes, Manuel Fernández del Castillo, Fernando López, Agustín Cerdán, Nicolás Campero, Torres Rivas, A. Escalante, Guillermo Barron, Escandón, Suinaga, Rivas Góngora, Eustaquio Barron, Chapeaurouge, Wenekineer, y Valle.

La primera función de abono se dió el Domingo 25 de Marzo con la comedia de Victoriano Sardou, Nos intimes: el martes 27, segunda de abono, con La Dame aux Camelias, de Alejandro Dumas: miércoles 28, tercera, con la comedia en un acto La jou fait peur, de Mme.

Girardin; la comedia en un acto Gringoire, de Theodore Banville, y un monólogo por Coquelin; el jueves 29, por la tarde se repitió la comedia Nos intimes, y por la noche para cuarta de abono se dió L'Aventurière, de Emilio Augier, más un monólogo por Coquelin; el sábado 31, quinta, Le Gendre de M. Poirier, de Emilio Augier y Julio Sandeau: el Domingo 1o de Abril, por la tarde L'Aventurière, y por la noche, sexta de abono, Le Maître de Forges, de Jorge Ohnet: el lunes 2, séptima, La Mègere apprivoisée, arreglada por Paul Delair: el martes 3, octava, Frou-Frou, de Mailhac y Halevy: el miércoles 4, á beneficio de la Hading, Adrienne Lecouvreur, de Scribe y Legouvé: el jueves, en la tarde, La Dame aux Camelias, y por la noche, novena de abono, L'Am Fritz, de Erckmann Chatrian: el sábado 7, décima, Tartufe, de Molière, y Les Precieuses ridicules, del mismo Molière: el Domingo 8, á beneficio de Coquelin, Les Surprises du divorce, de I. Bisson y Antony Mars; más varios monólogos por el beneficiado: en la tarde del mismo día 8, Le Maître de Forges: el martes 10, undécima de abono, estreno de Thermidor, drama histórico de Victoriano Sardou: el miércoles 11, para duodécima y última de abono y despedida de la Compañía, se repitió á petición del público, La Megère apprivoisée.

Inútil parece decir que aquella brevísima temporada de diez y ocho días, en que se dieron diez y ocho funciones, de ellas catorce en la noche y cuatro en la tarde, fué lucidísima por parte de la Compañía y bastante buena por la del público: el estreno fué animadísimo, numerosa la concurrencia, ocupados todos los palcos, plateas y primeros, y el patio casi lleno: en las demás localidades los concurrentes fueron pocos: Juana Hading y Coquelin estuvieron magníficos en Nos intimes, y bien la Duluc, Volny, Maury y sobre estos Chameroy en el papel de Caussade. En la Dama de las Camelias trabajó de un modo sorprendente la Hading, sobre todo en el tercer acto. La jore fait peur, fué un triunfo para Coquelin, y se aplaudió mucho á la Hading en Gringoire; la concurrencia disminuyó bastante en esa función y en la cubierta con Le Gendre de M. Poirier; el público rió á sus anchas con las ocurrencias del gran actor en el papel de M. Porter. Brilló mucho en Le Maître de Forges la Hading por su talento y por su elegancia, deleitó Coquelin en el Moulinet, y mostráronse dignos de ellos la Barety en Athenais, y Volny en Felipe Derblay: como la obra de Ohnet es muy conocida en México, la concurrencia fué muy numerosa en esa función. La Megère apprivoisée, arreglo de una comedia de Shakespeare, fué sin duda la obra que más agradó en esa temporada: la Hading y Coquelin estuvieron inimitables y muy bien el resto de la compañía. El teatro estuvo casi lleno en el beneficio de Juana Hading, que mereció entusiastas aplausos y la lluvia de flores que cubrieron el escenario especialmente en el tercer acto, y los buenos ob

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