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do por iguales medios que las retortas; pero se prefieren los de palastro cuando se quiere evitar un peso demasiado considerable, que obliga á emplear fuertes estribos.

Purificadores ó lavaderos de gas. La hornaguera, ademas del carbon, del agua y del aceite betuminoso, contiene tambien súlfuro de hierro, una sustancia azoada, etc.; de modo que se produce en la descomposicion ignea, no solamente gas hidrógeno carbonado, y gas óxido de carbono, sino que tambien azoe, ácido hidrosulfúrico (hidrógeno sulfurado), ácido carbónico, hidrosulfato de amoníaco, etc. Estas tres últimas sustancias gaseosas deben eliminarse en cuanto sea posible del gaz-light, cuya luz alteran. El ácido hidrosulfúrico presenta tambien inconvenientes mas graves: efectivamente, es sabido que ejerce en la economía animal una accion muy mortífera, ennegrece prontamente todas las pinturas en que entra el ALBAYALDE, y aun altera los dorados. Asi debe cuidarse muy particularmente de separar este gas del gaz-light. Los purificadores mas sencillos, y los que mas generalmente se emplean en grande, consisten en receptáculos cerrados, de palastro ó de hierro fundido, llenos hasta los dos tercios de una leche de cal que atraviesa el gas por medio de tubos que se sumergen algunas pulgadas. Un agitador de molinete está en continuo movimiento para mantener la cal en suspension; esta se apodera de los ácidos carbónico é hidrosulfúrico, forma carbonato y sub-hidrosulfato de cal que permanecen en el líquido; el gas pasa luego á un receptáculo

(los ingleses dicen gazholder, depósito de gas). Al mismo tiempo le sirve de medida, como mas adelante veremos.

de plomo, donde halla el ácido sulfúrico dilatado en agua, y si se sumergen aun algunas pulgadas mas, este ácido se une al amoníaco y forma el sulfato de amoníaco que queda en disolucion en el licor. El gazlight, despojado asi de la mayor parte de los ácidos hidrosulfúrico carbónico, y del amoníaco que contenia, se dirige al gasómetro.

Este modo de purificar tenia el inconveniente de establecer una presion demasiado grande en las retortas, lo que los hacia que perdieran su forma, y le rompiesen. Se suprimió primero el lavado por el ácido sulfúrico, pero solo se consiguió disminuir el inconveniente, y por otra parte la agitacion de la leche de cal exigia una fuerza bastante considerable, pues por poco que se dejase de aplicarla, la cal se depositaba pronto, y ya no se presentaba á la accion del ácido hidrosulfúrico. A este sistema se ha remplazado en Stokport, en Inglaterra, con vastos receptáculos cilíndricos de fundicion que se llenaban de cal hidratada ligeramente usada, pero esta sustancia se amontonaba bastante en muchos parages para que el gas no pudiese atravesarla, y la superficie poco estensa de los caminos que se abria, quedaba muy pronto saturada é inerte. M. Berard, director de la fábrica Real en Paris, concibió la idea de hacer mas ligero este hidrato, salpicándole de heno húmedo; el paso del gas se hizo mas fácil y la presion casi nula, y posteriormente se empleó al mismo uso musgo mezclado con cal. Por estos dos medios empleados generalmente en el dia, é indicados por la fig. 4, la cal se economizó y la purificacion se hizo mejor, pero dista mucho todavia de ser completa, aunque se usa como un hectolitro de cal para 10,000 pies cúbicos de gas. Puede adquirirse

la certeza de este resultado esponiendo un papel impregnado de una solucion de sub-acetato de plomo á la corriente del gas, y este papel se ennegrece al instante. M. D'Arcet construyó en el modelo de alumbrado, establecido por el Prefecto del Sena, en el hospital de San Luis en Paris, un sistema mas completo de purificacion. En la lám. xiv describimos este aparato, que se está montando en grande en la fábrica francesa, donde la potencia mecánica se producirá por una máquina de vapor de diez caballos. Estas disposiciones permiten evitar la mas pequeña presion del gas sobre las retortas, y establecer en el gasómetro la presion que puede convenir utilmente á su corriente.

Receptáculo de agua para el gasómetro. Este receptáculo se ha construido sucesivamente de diferentes modos: de madera fuerte cercada con aros de hierro, como un tonel; pero las propiedades higrométricas de la madera causaron algunos accidentes. Una cuba de esta clase, en Paris, se rompió poco tiempo despues de haberse llenado de agua, por el esfuerzo resultante de la hinchazon de la madera; esfuerzo tal, que llegó á romper los aros de hierro. La gran masa de agua derramada á consecuencia de esta ruptura inundó todo el taller y algunas casas inmediatas, comunicando un olor infecto en los alrededores. Las cubas de madera estan por otra parte sugetas á separarse del líquido cuando no estan constantemente llenas de agua.

Los receptáculos circulares construidos de fábrica muy sólida y en la tierra, son muy buenos, aun en las mayores dimensiones. (V. la fig. 6). (El mas considerable que se conoce de esta clase, fué construido en Paris por la Compañia francesa; tiene 100 pies de diámetro y 50 de profundidad). En Inglaterra se prefie

ren receptáculos circulares formados de planchas de hierro fundido reunidas con pernos. Estos receptáculos, cuyos hermosos modelos se ven en la fábrica de Manby, cerca de Paris, tienen la ventaja de poder registrarse en todos los puntos de su superficie esterior, y por lo mismo una evasion occidental se repara muy facilmente. Ademas, es ménos costoso su primer establecimiento que los receptáculos de fábrica, y ofrecen mayor valor si conviniese cambiar su destino; pudien→ do tambien desmontarse y llevarlos de un parage á otro. La fundicion de que estan formadas debe ser de buena calidad; seria no obstante fácil reparar algunos defectos en ella, cubriéndolos de una plancha de palastro ó de hierro batido horadada y sugeta por medio de pernos taladrados en el metal de fundicion, entre el cual y la plancha deberia ponerse ademas un LÚTEN formado de albayalde, minio y aceite, ó de limaduras de hierro, azufre y sal amoníaco. Este último adhiere fuertemente al metal, y ambos impiden toda infiltracion. (v. LUTEN).

Las ventajas que estos receptáculos ofrecen en Francia son menores que en Inglaterra, porque el hierro fundido es más caro, y generalmente de no tan buena calidad. (V. fig. 5).

Gasómetro. Estos receptáculos de gas se forman de planchas de hierro colado, reunidas por medio de un enclavado fuerte y apretado, y para preservarlos del orin se embetunan en caliente con una capa de alquitran obtenido entre los productos de la destilacion del carbon de tierra, cuyo baño se renueva una vez cada año. El gasómetro es siempre de un peso considerable, aunque el espesor del hierro sea á lo mas de una línea. Debe evitarse que este peso forme una presion dema

siado grande sobre el gas que está introducido dentro, lo que se consigue suspendiendo el gasómetro por medio de una fuerte cadena y de garruchas, unidas estas á la tablazon del edificio, como lo manifiesta la fig. 5 de la lám. XIII. En el otro estremo se pasan en una fuerte barra de hierro trozos de hierro fundido, para equilibrar el peso del gasómetro cuando está sumergido en el agua. Se concibe que este peso aumenta, á medida que el gasómetro sale del agua en que está sumergido, por el principio de que todo cuerpo sólido sumergido en un líquido pierde una parte de su peso exactamente igual al del volúmen del líquido que desaloja. (V. AREÓMETRO). Para que la presion fuese igual en todos los momentos de tiempo, seria menester aumentar gradualmente el contrapezo cuando el gasómetro sube por llenarse de gas, y disminuirle conforme se vacie bajando. A fin de evitar esta maniobra se ha ideado un medio muy ingenioso; consiste en emplear una cadena de suspension muy pesada, y cuyo peso se calcula de modo que equilibre constantemente el gasómetro; contrabalancea su peso haciéndose mas larga pasada la segunda polea á medida que el gasómetro su→ be, y cargando por el contrario sobre éste, alargándose á este otro lado conforme se va sumergiendo en el agua.

Para evitar las degradaciones, importa economizar todo lo posible el escedente de presion, ya sea sobre las retortas, cuando el gasómetro está en comunicacion con ellas, ó ya sobre los tubos por los cuales pasa el gas, y en ambos casos sobre el mismo gasómetro. Para conseguirlo conviene que todas las salidas sean bastante anchas, y la esperiencia ha demostrado que para alimentar 2,600 mecheros en una presion de 18 líneas de

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