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agua, es necesario un paso de unas 27 pulgadas, ó el de un tubo de 6 pulgadas de diámetro interior. Por iguales motivos es mejor que los gasómetros estén en un parage mas bajo que los puntos de distribucion, que no en un lugar en que el nivel sea mas elevado. Hemos dicho que las garruchas que sostienen la cadena y el gasómetro estan fijas al maderámen del edificio, lo que exige que aquel sea muy fuerte, y aun en este caso es preciso que los conductores implantados en los lados del receptáculo dirijan el gasómetro cuando suba y baje. Se ha ideado una disposicion que permite sostener el gasómetro sobre el mismo receptáculo, de modo que esté completamente aislado del edificio. La fig. 6. indica esta disposicion por un corte vertical. Se vé que un tubo cilíndrico A, adaptado á la parte superior del gasómetro, envuelve otro tubo semejante, fijo en el fondo del receptáculo. Éste tiene tres fuertes montantes de hierro B, con una polea adaptada al estremo superior de cada uno. Tres cadenas C, fijas en la parte superior del gasómetro, pasan por estas poleas y se reunen en el tubo interior, donde bajan y suben en sentido inverso del gasómetro. Es claro que el peso absoluto del aparato está sostenido por el fundamento del receptáculo, y que los dos tubos colocados en el centro, deslizándose uno sobre otro, sirven de conductores al gasómetro en sus movimientos de ascension y descenso. En la fábrica francesa se halla establecida esta construccion. Una escala vertical, pintada al oleo, en los lados de los gasómetros, indica las cantidades de gas que encierran á diferentes alturas.

Cuando se establecieron en Paris los gasómetros, el público, y aun la administracion, concibieron grandes temores sobre los peligros de las esplosiones que po

dria ocasionar la mezcla del aire atmosférico con el gas hidrógeno carbonado en estos receptáculos, que contenian á veces un volúmen enorme de gas, (hasta 350,000 pies cúbicos). Un manifiesto muy circunstanciado del instituto demostró que estos temores no tenian ningun fundamento probable. En efecto, el aire no puede tener acceso en el gasómetro mientras que la presion en el interior esceda la de la atmósfera, lo que sucede constantemente; y la suposicion de una esplosion causada adrede no debe admitirse, porque aquellos de quienes pudiera depender tienen el mayor interes en evitarla, y serian ademas las primeras víctimas.

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Tubos de conduccion y distribucion. El tubo E (fig. 5 y 6), que recibe el gas para conducirle á los tubos de distribucion, está abierto cerca de la parte superior del gasómetro, lo mismo que el tubo F que lleva el gas de los aparatos. Estos dos tubos son de hierro fundido, y deben haberse probado cuidadosamente antes de establecerse en su lugar por los mismos medios que las retortas. En los primeros arranques de distribucion, los tubos principales pueden ser de hierro fundido ó de plomo; este último metal es mas cómodo cerca de las distribuciones, porque los arranques que es preciso adaptarlas de cuando en cuando y á veces á distancias muy inmediatas, segun los pedidos de los consumidores, se ponen muy facilmente por medio de una soldadura de estaño, al paso que en el hierro fundido hay precision de abrir un agujero y taladrar un paso de tornillo para encajar en él el cabo taladrado de un cañon de hierro. Los tubos que conducen el gas á cada casa particular son de plomo estirado, y se contornan con la mayor facili

TOMO III.

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dad para hacerles seguir todas las sinuosidades necesarias.

Los grandes tubos de distribucion deben tener bastante diámetro para que la corriente del gas no se detenga de ningun modo, y no haya necesidad de aumentar la presion para determinar la corriente, porque una presion de algunas líneas de agua obliga á cargar un gasómetro de mediana dimension (20,000 pies cúbicos), de muchos millares; y hemos visto mas arriba que eran necesarias 6 pulgadas de diámetro para que corriese el gas que alimentaba 2,600 mecheros de iluminacion; esto es, á 3 pies cúbicos por mechero, un volúmen de 7,800 pies cúbicos por hora.

Importa mucho asegurarse de la buena calidad de los tubos de hierro fundido que se emplean en los con→ ductos, porque los escupes del gas no solamente son causas de pérdida para la fábrica, sino que pueden tambien ocasionar accidentes desgraciados; asfijiar á los que trabajan en los albañales donde estos tubos estan algunas veces establecidos; matar las plantas, como suele suceder con los árboles del paseo de los Italianos en Paris, y finalmente desprender en parages frecuen tados un olor incómodo é insalubre. Las junturas de los tubos de hierro batido pueden ser una de las causas de pérdida, si no se cuidan mucho. Las disposiciones mas oportunas para conseguir toda seguridad en este objeto, son el profundizar los tubos en la tierra, lo bastante para que no esten espuestos á las diferencias de dilatacion causadas por los cambios de temperatura, y su union debe estar herméticamente cerrada. La fig. 7 representa dos tubos prendidos uno á otro; en ella se vé que uno de los estremos que debe entrar en el otro está terminado por una salida circular DD

que se apoya en una garganta del otro tubo, en cuyo fondo debe haberse introducido ántes un rodete EE de hilaza embreada; los dos cabos de los tubos, en el espacio AB que queda entre ellos, deben tener unas estrias circulares; y dos ó cuatro salidas ú orejas de hierro fundido practicadas en cada tubo, reciben unos per-, nos por cuyo medio se puede comprimir muy fuertemente el rodete de hilaza, con lo que se forma una especie de stuffen-box: se embetuna despues con tierra, todo el contorno BB de la abertura que queda entre los dos cabos; se practica en él un agujero en la parte superior, y despues por medio de una canaleja de tierra formada en este punto, se hace correr plomo fundido con que se llena todo el espacio AB que quedó vacío; se desbetuna la tierra, y por medio de un cincel sin corte M se frota fuertemente el anillo de plomo colado. Cuando esta union se hace con cuidado, puede estarse seguro de que no podrá ocurrir ningun escape ó desperdicio de gas.

Los pequeños tubos de distribucion á las casas particulares, no tienen mas que de 6 á 9 líneas de diámetro cuando no han de suministrar gas sino para seis. ú ocho mecheros; pero si alimentan mayor número de estos es preciso aumentar el diámetro. En general, cuanto mas ancho es el paso de los tubos, ménos va-. cilante será la luz, de modo que á veces se da un diámetro de dos pulgadas al tubo principal de distribucion para alumbrar de 20 á 30 mecheros. En Inglaterra los pequeños tubos de distribucion para el gas del aceite son de estaño, cuyo metal tiene la ventaja: de presentar mas tenasidad, y por consiguiente está ménos espuesto á perder su forma cuando esperimenta ligeros choques ó presiones esteriores poco considerables.

Cualquiera que sea la materia de que se componen los pequeños tubos de distribucion en lo interior de las habitaciones, bien de plomo ó de estaño, es muy importante asegurarse, ántes de ponerlos en su lugar, que no podrán dejar escapar absolutamente el gas: se ensayan llenándolos de agua y observando si alguna de sus partes se moja por afuera. Las evasiones de gas en las habitaciones no causan ordinariamente sino la incomodidad de un olor mas ó ménos fétido. Podrian no obstante resultar de ellas graves accidentes, si por ejemplo, un cuarto estuviese parcialmente lleno de gas en ausencia de los que le habitasen, y se entrase en él con una luz en la mano; pues entónces la combinacion del gas hidrógeno carbonado y del aire atmosférico podria ser detonante, y la esplosion que resultaria en este caso podria derribar y herir á algunas personas. Es muy fácil por lo general evitar accidentes de esta especie, los cuales no pueden ocurrir sino por efecto de pérdidas que se pueden evitar sin dificultad. Jamas se recomendará lo bastante á los consumidores de gas, que luego que por el olor conozcan alguna evasion, lo adviertan al director del alumbrado.

Los encargados de la colocacion de los tubos deben evitar el establecerlos en un espacio libre demasiado grande, tal por ejemplo, como el intervalo entre un pavimento y un techo, por el peligro de que si ocurriese alguna evasion, el gas pudiera llenar una gran parte de la cavidad ántes de manifestar su presencia por el olor que esparce, y pudiera suceder que aproximándose casualmente una luz se encendiese el gas acumulado y produgese una esplosion. Generalmente conviene encerrar en un encaje el tubo conductor que no tenga comunicacion con ninguna cavidad algo considerable.

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