Imágenes de páginas
PDF
EPUB

EL HERMANO MONTENEGRO

SU MATERIA MÉDICA MISIONERA (1)

La falta de médicos y de medicinas entre los conquistadores de estos paises, obligó á ciertos amigos de la humanidad á dedicarse al estudio de ias yerbas y plantas á que los indígenas atribuian virtudes curativas; estudio á que se consagraron en las regiones del Rio de la Plata, entre otros de que no se ha conservado memoria, los padres jesuitas Buenaventura Suarez, argentino, Segismundo Asperger, austriaco, y el hermano Pedro Montenegro, español.

El P. Guevara, en su historia de la conquista de estos paises, insertó un índice de las raices, árboles y plantas medicinales, estudiadas por el P. Buenaventura Suarez, < tan puntual en sus cálculos astronómicos, dice Guevara, como curioso y diligente en las noticias de buen gusto, y en seguir el curso de la naturaleza en sus dedicadas y prolijas reflexiones.

La materia médica del P. Segismundo Asperger, permanece inédita, sin conocerse de ella otra cosa que

I. Aunque habiamos prometido la publicacion de esta obra en el tomo segundo de nuestra Revista, á pedido de varias personas, empezamos á insertarla en éste.

la mencion favorable que á su respecto han hecho Bonpland y de Moussy, pues el estracto de las vir tudes de la yerba del Paraguay que se publicó en el Telégrafo Mercantil, en 1802, no pertenece al P. Sigismundo sino al hermano Montenegro.

Felizmente ha venido á nuestras manos una copia de la obra del hermano Pedro Montenegro, que empezamos á insertar en nuestra Revista.

Pedro Montenegro, segun se deduce de sus propias palabras, vino á las Indias por los años de 1679, pues en 1710, cuando concluyó su obra, hacia veinte y cinco años que residia en América, y solo habia encontrado en ella durante sus viajes un médico cirujano.

Escribió, ó concluyó un libro de materia médica, el espresado año de 1710. Habia residido algun tiempo en el colegio de Córdoba y despues en el de Tucuman, pasando en 1702 por enfermero á las doctrinas del Paraná y Uruguay, acompañado del P. Tomas Moreno, concurriendo con los indios de Misiones al desalojo de los portugueses de la Colonia en 1704.

Escusamos formar juicio respecto de la escuela á que obedecia nuestro autor, porque él mismo la manifiesta en su obra. Diremos solamente que al darla á la estampa, creemos ofrecer al público y principalmente á los hombres de ciencia, el mas precioso monumento que pueda manifestarse sobre el estado de la medicina en las comarcas del Rio de la Plata á principios de el siglo XVIII.

Pero, no podemos dejar de reproducir las palabras de Mr. Demersay, citado por el doctor Lamas en su

crudita introduccion á la Historia de la Conquista por Lozano, respecto de la obra de Montenegro.

Eliminando, dice Demersay, lo que las observaciones del autor tienen alguna vez de maravilloso, y algunas indicaciones que el espíritu filosófico de la ciencia moderna, no podria admitir, se pueden encontrar en él las bases de un trabajo sobre la materia médica indígena, análogo al que el sabio doctor Martius ha publicado sobre las plantas del Brasil. ›

Gomo complemento de este preliminar, recomendamos la lectura del cap. V de la mencionada introduccion del doctor Lamas á la obra del P. Lozano.

Debemos advertir por último que la copia del libro de Montenegro no tiene título, y que le hemos dado el de Materia Médica Misionera, por creerlo propio para suplir aquella falta. En la portada lleva la imagen de la Virgen de Dolores, pintada á la tinta china, y la fecha de 1710, conteniendo en las primeras cuarenta y dos páginas, sin foliatura, las materias siguientes.

La copia que nos sirve de original, está ilustrada con 148 láminas dibujadas á pluma, con tal limpieza que parecen grabadas. Representan otras tantas yerbas y plantas, de cuya descripcion y virtudes medicinales trata el autor separadamente.

Dedicado á la Serenísima Reina de los siete Dolores

Soberana Señora, reina del Cielo y de todo lo creado; á cuyo cargo corre el alivio y socorro del

y

género humano, pues el Todo-poderoso y sempiterno Dios, entre millares, desde abeterno, os escogió para remedio de los hijos de vuestro gran padre Adan, sin ser mancillada de la culpa suya, en que incurrimos todos sus descendientes, librando solo á vos, como á madre de su unigénito hijo Jesu-Cristo, redentor y remediador nuestro, quien como todopode. roso, segun sentir de muchos santos y graves expositores, tiene determinado el no conceder á ninguna criatura gracia alguna que no sea por medio y mano vuestra, que, como arca en que estuvo el tesoro del Eterno Padre, para rescate del género humano, os dejó Señora todas las gracias y prerogativas que por toda la eternidad habia de repartir á todas las criaturas, asi sois sola vos la concebida sin pecado, hija del Eterno Padre y madre de su unigénito hijo, esposa del Espíritu Santo, templo y sagrario de las tres divinas personas, reina de los ángeles y arcángeles, querubines y serafines, tronos y dominaciones con todas sus protestades, é iluminaciones á quien todos postrados adoran despues de su Criador; despues de estas tan grandes prerogativas os hizo reina de este universo globo de la tierra; madre universal de todas sus criaturas, que ciegos caminamos por las descarriadas sendas de los sentidos, cargados de pecados y miserias, sin tener mas luz que las de vuestras divinas misericordias; por lo cual, para ir al Cielo, vos sois la escala, para ver á Dios vois sois la puerta, para ser limpios de culpas vos sois el mar de las aguas cristalinas adonde todos debemos acudir para ser sanos. Vos sois la medicina y remedio para todas

las enfermedades, y pues sois madre de Dolores, divina señora que sabeis por esperiencia la miseria humana á que quedamos sujetos por nuestras culpas; humilde pongo á vuestras sacratísimas plantas la proteccion de este mi pobre y corto trabajo, suplicando á vuestra divina magestad, tome á su cargo el dirigir y gobernar mis yerros, permitiendo que si en él lo hubiere cosa agena de la verdad, haya quien lo enmiende y corrija, que aunque la intencion es cual vuestra divina magestad bien sabe, que como indigno y miserable hijo de entrada en vuestra casa, en el dia de vuestros dolores, aunque indigno de tan gran beneficio, solo gran Señora por vuestra gran misericordia y patrocinio, de que estoy muy cierto, como asi de la asistencia vuestra en mis aflicciones y trabajos, de que os doy las debidas gracias: á vos gran reina dedico como á verdadera madre, este pequeño y corto obsequio, para que, gobernado de vuestra proteccion, consigan salud en lo adelante vuestros amados hijos en sus dolencias, que quisiera Señora ser poderoso para por vuestro amor poder hacer mas por la salud de mis amados hermanos, asistiéndolos en sus dolencias por toda la eternidad.

Pero, Señora, con vuestra gracia y patrocinio, espero hacer cuanto en mi fuere para cumplir con el cargo y oficio que me habeis dado, en lo que yo pudiere con vuestra divina gracia y luz, dando à vuestra divina magestad las gracias y honores de todo, como á reina y gobernadora de todo lo bueno, por todos los siglos de los siglos. José.

Amen Jesus, Maria y

« AnteriorContinuar »