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nómetro á los 124°3′0′′ *. Vancouver dedujo de 1200 distancias de la luna al sol la longitud de 123° 54′ 30′′. Como este geógrafo tuvo bastante tiempo para levantar la positura respectiva de las costas con la mas escrupulosa exactitud, me ha parecido que podia atenerme á las diferencias de longitud que él indica entre Monterey y las misiones de San Diego San Juan, San Buenaventura, Santa Bárbara, y San Francisco; y de este modo se han referido las posiciones de todos estos puntos á la de Monterey. Si por el contrario, yo hubiese trazado toda la costa norueste solamente con arreglo á solo las observaciones de Vancouver, quizá me hubiera inclinado á hacer mas oriental el cabo de San Lucas. Basta por ahora haber indicado la notable diferencia que, á pesar de tantos esfuerzos, subsiste' todavía entre las operaciones inglesas y las operaciones españolas. Tengo motivos para presumir que las posiciones absolutas en que nos fijamos por lo que toca á Acapulco, San Blas y el

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Triesneker al corregir el resultado que obtuvo Ļa Pérouse por medio de las observaciones lunares de Greenwich, encuentra la longitud de 123°42′12′′ en lugar de 123°34′0′′ (Zach. Corr., tom. 1, p. 173). He aqui los resultados definitivos de las observaciones de los navegantes mas célebres, considerando el conjunto de sus operaciones: Noutka, ensenada de los Amigos, segun Galiano y Valdés, 8h 35′ 40′′,2; segun Marchand 8h 35′ 44′′,0; segun Cook 8h 36′ o"; segun Vancouver 8h36′55′′,1; término medio, 8 35′ 48′′, 128° 57′1′′. Monterey, segun La Pérouse 8h 15' 35", 6; segun Malaspina, 8h16′51′′,6; segun Vancouver 8h 16' 35", o término medio 8h16′ 20′′,7

124°5′ 11′′. Se hace difícil creer que una costa visitada por tantas expediciones científicas pueda presentar todavía tales incertidumbres.

cabo de San Lucas, son bastante exactas, y que el error de + 28′ de arco existe mas al norte. Puede haber contribuido mucho para este error una falsa suposicion en el movimiento diurno de un relox de longitud y el estado de las antiguas tablas lunares de Mayer y de Mason.

Despues de haber discutido las posici es que se fundan en observaciones astronómicas hechas por observadores experimentados, paso á tratar de las que deben considerarse como dudosas, ya sea con motivo de la imperfeccion de los instrumentos, ya por la poca confianza que inspiran los nombres de los observadores, y ya enfin por que se ignora si se han sacado los resultados de algunos manuscritos. copiados con inexactitud. He aqui lo que yo he podido recoger de estas antiguas observaciones astronómicas : Es preciso usar de ellas con precaucion; pero al mismo tiempo son preciosas para la geografía de una region tan poco conocida hasta de presente. *.

Los padres jesuitas tienen el mérito de haber sido los primeros que han examinado el golfo de la California ó sea el mar de Cortés. El P. Kins, profesor de matemáticas en Ingolstadt; y enemigo declarado del geómetra mejicano Sigüenza, contra quien publicó varios escritos, llegó en 170r á la junta de los dos grandes rios el Gila y el Colorado; y por medio de un anillo astronómico, fijó la latitud de esta junta á los 35o 30'. Yo veo, por el mapa manuscrito que en 1541 levantó Domingo del Castillo, y que se ha encon

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trado en los archivos de la familia de Cortés, veo repito que á mediados del siglo XVI, ya se conocian al extremo setentrional del golfo, dos rios que parecia se juntaban bajo los 33° 40′ de latitud, y que se llamaban Rio de Buena Guia y Brazo de Miraflores. El P. Pedro Nadal habia encontrado, en 1538, por la altura me diana del sol, la junta del Gila y del Colorado á 35" o'. Fray Marcos de Niza la colocó á 34° 30'. Y estos fundamentos sirvieron indudablemente á Delisle para adoptar 34° en sus mapas; mas en una obra impresa en Méjico, se citan unas observaciones recientes hechas por medio de un anillo astronómico por dos frailes de San Francisco, Fray Juan Diaz y Fray Pedro Font, observaciones que estan conformes entre sí, y que parecen probar que las juntas son mucho mas meridionales que lo que hasta aqui se ha creido. En 1774, el P. Diaz obtuvo en el embocadero del Gila, dos dias consecutivos, 32° 44; y en 1775 el P. Font encontro allí mismo 32° 47'. El primero asegura ademas que la simple consideración del camino que habia llevado, es decir, la consideracion de los rumbos y de las distancias, hace entrever que las juntas no pueden estar á los 35 de latitud. Las posiciones que el P. Font asignó, en 1777, á las misiones de Monterey, de San Diego y de San Francisco y que no se diferencian sino en pocos minutos de las observaciones de Vancouver y de Malaspina parece que podrian confirmar la exac

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Crónica seráfica de Queretaro, 1792, prólogo, pág. 11.

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titud de su trabajo; pero tambien es muy posible que
el misionero haya copiado simplemente los datos que
le habian suministrado los pilotos. No se puede an-
ticipar un juicio sobre la exactitud de las observa-
ciones hechas en la junta de los Rios: porque á
veces un observador atento y zeloso consigna, aunque
con medios imperfectísimos, resultados muy satisfac-
torios. Las latitudes que Bouguer habia tomado á las
orillas del rio de la Magdalena por medio de un gno-
mon de siete á ocho pies de alto
9 sirviéndose
y
por
escala de unos trozos de caña, no se diferencian sino
en cuatro á cinco minutos de las que yo he encontra-
do, sesenta años despues, con excelentes instrumen-
tos de reflexion.

Lo que no parece tan dudoso es que el P. Font, por medio de su anillo astronómico, ha determinado muy mal las latitudes de las misiones de San Gabriel (32°37′), San Antonio de los Robles ( 36° 2′), y San Luis Obispo (35° 17′). Al comparar estas posiciones con el atlas de Vancouver, encuentro que los errores son unas veces de +1°11' y otras de 0° 23′. Es verdad que el navegante ingles no ha visitado por sí mismo las tres misiones, pero ha podido referirlas á la costa vecina cuya positura respectiva examinaba. De ahí se infiere cuan prevenido debe uno estar contra las observaciones hechas con anillos astronómicos. Fray Pedro Font ha visitado tambien el sitio de las minas llamadas las casas grandes; y las encuentra á los 33° 30'. Si esta posicion fuese bien exacta, seria

muy importante; porque las Casas grandes son el sitio de una antigua morada de hombres en sociedad. Con todo es menester no confundir esta segunda morada de los Aztecas (de la cual pasaron de la Tarahumara á Colhuacan), con las Casas Grandes ó la tercera morada de los Aztecas, al sur del presidio de Yanos, en la intendencia de la Nueva Vizcaya. Desearia conocer las observaciones del jesuita Juan Hugarte, quien el año de 1721, advirtió ya, segun refiere Antillon, los errores de los mapas de la California. Se le atribuye la gloria de haber sido el primero que observó que este vasto pais era una Península ; pero desde el siglo xv1o, nádie ha dudado en Méjico de este hecho, del cual muy posteriormente se ha empezado á dudar en Europa.

Cuento entre las observaciones astronómicas algo dudosas, las que han ejecutado muchos oficiales ingenieros españoles en las frecuentes visitas que tenfan que hacer á los diferentes fortines situados en las fronteras setentrionales de Nueva-España. Yo he adquirido en Méjico el derrotero del brigadier D. Pedro de Rivera hecho en 1724; el de don Nicolas Lafora, que acompañó al Marques de Rubí en la visita que hizo, en 1765, de la línea de defensa militar de las provincias internas, y el viage manuscrito del

*

En 1539, Francisco de Ulloa, en una expedicion emprendida á expensas de Cortés, reconoció el golfo de la California hasta las bocas del rio Colorado. La idea de que la California era una isla, no viene sino desde el siglo xvíí. ( Antillon, Análisis, pág. 47, no 55.)

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