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del primer año perjudica harto frecuentemente á los productos subsiguientes. Es menester despedrar la tierra durante el invierno; en el segundo año pueden hacerse dos cortes, y entonces en el tercero la planta se hallará en todo su vigor, debiendo volverse á cortar en éste, cuando se desarrolle la flor. Se calcula que un trabajador siega en su jornal dos veces mas alfalfa que heno, y que el término medio del producto de una yugada, es de 3 á 400 haces ó 2400 kilógramos de forrage seco cada año. Una vez que la alfalfa ceda su lugar á otras gramíneas, no indemniza ya ni los gastos de la siega por lo que debe desmontarse, y entonces conviene beneficiar la tierra con engrases y dejar que se pudran las raices en ella.

La semilla se recoge en el brote del primer año y en planteles hermosos, aunque ordinariamente no se observa esta regla, con lo que la simiente madura mas, es de mejor calidad y está ménos mezclada de semillas estrañas. Como la cáscara ó vaina está en forma de tirabuzon, se abre con dificultad y no hay peligro de que quedando mucho tiempo sobre la tierra ó en el granero, la semilla se desparrame y pierda. Esta es pesada, amarilla, reluciente y puede conservarse de cinco á seis años á lo ménos. Sin embargo la simiente del año es preferida porque tiene ménos merma.

Se mejoran mucho las alfalfas sembrando en las tierras que las producen yeso en polvo muy fino, en la primera primavera ó en otoño. Franklin no podia persuadirse que á esta práctica debía los abundantes cortes que hacia, hasta que queriendo probar que no eran enteramente debidos á la calidad del suelo, imaginó el no sembrar yeso sino en ciertos puntos de un campo de alfalfa, escribiendo con él en la tierra: efectos del

yeso; y cuando se dieron los brotes se leian facilmente estas palabras en las cañas mas altas que las del suelo que no habia recibido este abono.

Las calidades alimenticias de la alfalfa son bien conocidas, pues que esta planta engorda los ganados, hace mas abundante la leche de las vacas, etc.; pero tambien los calienta, lo que obliga á moderar su uso especialmente en verano. Como verde, los purga y debifita y puede aun causarles la muerte cuando la comen en demasiada cantidad, y cuando está seca se mezcla ordinariamente con la paja. Los caballos robustos y sometidos á un trabajo fuerte no pueden conservar su vigor cuando se les alimenta con esta planta.

Con sus raices se hacen cepillos para la dentadura, que se coloran con ancusa y se perfuman con ámbar ó vainilla.

Las gentes del campo estan en la opinion que el trigo que se siembra en una tierra de alfalfa desmontada, despues de estercolada, crece muy bien, porque el suelo se remueve profundamente cuando se han arrancado las raices; pero los agrónomos piensan que debe diferirse uno ó dos años la siembra del trigo en él, pues produciría mas yerba que grano á causa de la demasiada grande abundancia de los jugos alimenticios. No conviene hacer aparecer la alfalfa otra vez en un terreno por lo menos hasta que haya pasado un tiempo igual al que esta planta se ha cultivado en él. FR.

ALFEIZAR (Arquitectura). Vano que se deja en lo interior de la pared de una puerta ó ventana para permitir el juego necesario á la abertura de los paneles y facilitar la entrada del aire y de la luz. FR.

ALFILERES (Fabricante de). Son unos pedazos pequeños de hilo metálico por lo comun de laton ó

hierro, derechos y puntiagudos por un estremo y terminando por el otro en una cabeza de forma esférica. Los alfileres sirven para el tocador, para los embalages, para formar pliegues ó dobleces en las telas, y prender momentaneamente muchas juntas, etc.; han de ser muy derechos y tener sus puntas perfectamente en el centro del cuerpo, bien formados y redondeados, las cabezas bien concluidas y de forma esférica.

De todas las fábricas de alfileres actuales la de la ciudad de Laigle en Francia es la que con mayor ventaja lucha con la de Birmingham en Inglaterra. Una gran parte de aquella poblacion y de sus alrededores, especialmente las mugeres y niños, se ocupan en esta fabricacion.

Un alfiler, que de todos los productos de la mecánica industrial es ciertamente el mas comun y el ménos precioso, sufre, sin embargo ántes de ser despachado al comercio, catorce operaciones distintas, sin contar algunas subdivisiones de trabajo que el mismo trabajador ejecuta. Supongámos que el hilo de laton lo suministren las grandes fábricas del Norte, de donde sale enteramente dispuesto para hacer los alfileres, y que el fabricante para emplearle no tiene que hacer otra cosa que pasarle por la hilera una ó dos veces, tanto para enlustrarle como para amartillarle y endurecerle, lo que corresponde mas bien al arte de hacer el hilo que al de construir con él los alfileres. En este supuesto no le queda al que se ocupa en esto mas que enderezarlos y empieza por esta operacion.

1o Enderezar el hilo. Como al salir de la hilera, el hilo está envuelto en una canilla cuyo diámetro no escede de seis pulgadas, conserva una curvatura perjudicial á la fabricacion de los alfileres, que deben ser

rectos. Para que pierda esta curvatura, toma un operario un paquete de hilo, que coloca en una devanadera ó torno, y cuyo estremo hace pasar por entre las cachas ó clavos de un instrumento con que se sostiene el hilo, agarrando este estremo con unas tenazas comunes, le estira corriendo en un espacio de treinta pies de largo; deja entonces el estremo y vuelve á la máquina suspensoria, donde corta el hilo, empezando de nuevo igual operacion hasta que se haya concluido el paquete.

Esta operacion tan sencilla al parecer, es no obstante la mas difícil de cuantas componen el arte del fabricante de alfileres. Toda la dificultad está en establecer seis ó siete clavos sobre una plancha, de modo que el espacio vacío entre los tres primeros sea exactamente igual al grueso del hilo que se endereza, y que los demas clavos le puedan hacer tomar una cierta direccion curva que debe variar en razon de su grueso. Sería muy difícil por no decir imposible, esplicar teóricamente este resultado de la esperiencia: estamos limitados á establecer las reglas sin descubrir la 'causa, y apesar de la grande costumbre que tienen los trabajadores que enderezan el hilo, ocupados incesantemente en poner los clavos de las planchas del instrumento indicado, les sucede con frecuencia equivocar las proporciones convenientes, de donde resulta que el hilo no siempre es perfectamente recto, y que se ven obligados á empezar de nuevo la operacion.

Un oficial puede enderezar por minuto diez toesas de hilo grueso y delgado, lo que hace 600 toesas por hora. Cuando ha enderezado un paquete de unas 25 libras, lo que se llama una tirada, toma el estremo contiguo á la plancha ó instrumento de suspension sobre el cual da

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algunos golpes con una espátula para que todos los hilos entren en un mismo plano vertical, despues los ata con un hilo de laton, y procede al corte por longitudes de tres ó cuatro alfileres que se llaman trozos.

Para esto se sirve de una cizalla de forma particular, que mueve por la accion de sus piernas y brazos estando sentado en tierra. En veinte ó pocos mas minutos puede cortar por trozos de unas cuatro pulgadas, una tirada de cinco tocsas. Un operario puede de esta manera enderezar y cortar diez y ocho ó veinte docenas de miles de alfileres en un dia. Todos estos trozos, puestos en unas artecillas, se entregan al apuntador.

2o Apuntar. Esta operacion se ejecuta con muelas de hierro ó de acero, cortadas en forma de lima y templadas en paquete con toda la fuerza posible. De las mismas muelas se sirven los CHAPUCEROS (V. esta palabra), pero los fabricantes de alfileres las tienen de dos cortes diferentes, uno para adelgazar de corte fuerte, y otra de un diámetro menor cuyo corte es mas fino, y sirve para terminar la punta, de modo que la operacion de apuntar está dividida en dos partes, el adelgazamiento y la perfeccion, ejecutada por dos trabajadores distintos colocados uno junto al otro.

Los apuntadores se ponen con las piernas cruzadas como los sastres, en un banquillo pendiente delante de sus muelas, que por la accion de un motor cualquiera giran con una estrema velocidad dando á lo ménos mil vueltas por minuto. Toman veinte, treinta ó cuarenta trozos á la vez, mas ó méņos segun el número de hilos , y los arreglan en un mismo plano entre los índices y pulgares de sus manos. Despues de haber alineado bien los cabos, presentan los trozos á la accion

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