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bre la corriente de los rios. Entónces debe proporcionarse la resistencia mecánica, y concebirse el sistema general de tal modo, que la circunferencia de la rueda tome el tercio de la velocidad de la corriente. La fuerza viva, perdida por el flúido en movimiento, hace girar la rueda y obrar la máquina con la mayor ventaja.

Muchas veces se encierran las ruedas de álabes en una especie de encajonamiento, á donde se hace llegar el agua es claro que en este sistema, que en la práctica se tiene por preferible á los demas, la accion es á poca diferencia de la misma naturaleza que en las ruedas de cubillos, porque la presion del líquido, y tambien á veces su choque, se ejercen en uno y otro caso de un modo análogo. Asi pues, esta especie de máquina está comprendida en lo dicho anteriormente sobre las ruedas de cubillos.

Nos faltaría hablar de las ruedas de espiral y de aquellas cuyo eje es vertical ó inclinado, si estos asuntos no se tratasen convenientemente en el artículo de las RUEDAS HIDRÁULICAS, y si no traspasáramos los límites de un artículo de generalidades, entrando aqui en todos estos detalles. Por la misma razon, no hablarémos tampoco ahora de los molinos y serrerías hidráulicas, rosca de arquimedes, máquinas de columna de agua, DANÁIDES, ruedas de presion lateral, NORIAS, ARÍETES HIDRÁULICOS, ARIETES SIFONES, ARÍETES ASPIRADORES, y otros mecanismos, cuya fuerza motriz es el agua, y se tratan detalladamente donde corresponde.

En cuanto á la resistencia que los cuerpos esperimentan á moverse en el agua, se deduce de los principios generales que se desenvolverán en la palabra RESISTENCIA. Alli verémos que una superficie plana que

se presente perpendicularmente al choque del agua, Οι se mueva en esta misma direccion en una agua tranquila, esperimenta una resistencia proporcional al cuadrado de su velocidad; se mide por el peso de un prisma de agua que tiene la superficie comprimida por base, y por altura el doble de la que se debe á esta velocidad (es decir dos veces la altura de donde debe caer un cuerpo pesado, para adquirir esta velocidad, V. CAIDA) dividida por el peso del cuerpo.

Y si el choque es oblicuo á la superficie, es menester multiplicar este resultado por el seno del ángulo de incidencia. Por lo demas, este teorema solo está acorde con la esperiencia, cuando el ángulo formado por la superficie con la direccion del movimiento escede de 40 grados.

La resistencia que esperimenta un cilindro es la mitad de la de una esfera, y esta los del cuadrado de la velocidad, dividido por el diámetro del globo y por la densidad del cuerpo, con relacion á la del agua. FR.

AGUA. Considerada el agua bajo el aspecto químico, ofrece tan gran número de aplicaciones importantes á las Artes y á la economía doméstica, que merece esencialmente fijar bajo este punto de vista, toda nuestra atencion. Este cuerpo, como hemos visto en el artículo precedente, es susceptible de existir en los tres estados diferentes de sólido, líquido ó gaseoso, segun la mas ó ménos considerable cantidad de calórico que retiene en combinacion. Cada una de estas modificaciones tiene su modo especial de obrar sobre los cuerpos sometidos á su influencia, de donde nacen una multitud de fenómenos que necesitan apreciarse, ya sea para poder precaverse, ó ya para aprovecharse de ellos.

Habiendo sido las propiedades físicas del agua ob

jeto de un artículo particular, debemos en éste evitar todo cuanto se refiere á ellas, y ocuparnos solo de sus carácteres puramente químicos; unicamente en este solo concepto pues, la estudiarémos en sus tres modificaciones, empezando por la que le es mas comun á lo ménos en nuestras regiones.

El agua en estado de liquidez, es el agente químico mas esencial, y por decirlo asi, el vehículo forzoso de la mayor parte de las combinaciones. Bajo este punto de vista general, los antiguos tenian sin duda razon de decir que el agua era uno de los elementos necesarios de la materia. Sin ella en efecto hay pocas combinaciones posibles, porque es su indispensable intermediaria, y en este sentido debe entenderse el antiguo precepto corpora non agunt nisi sint soluta: La presencia del agua, tan favorable á la reunion íntima de las moléculas, no es ménos ventajosa á su separacion, pues es tambien lo que preside, por decirlo así, á casi todas las descomposiciones químicas. Sin humedad no hay fermentacion, ni tampoco putrefaccion.

Es pues fácil de concebir, todo el interes que este agente universal debe ofrecer en su estudio, y cuantas verdades útiles y útiles aplicaciones pueden sacarse de él. No tenemos nosotros intencion de bosquejar aqui una completa historia de ellas, pero procurarémos sin embargo establecer sus principales puntos, para que sobresalga toda su importancia.

Si pretendemos determinar ahora la accion general que el agua ejerce sobre los cuerpos, veremos que semejante á la materia del calórico, penetra la mayor parte de ellos, se aloja entre sus moléculas, las separa mas ó ménos y produce una verdadera dilatacion; muchas veces se prolonga esta accion hasta el punto

de que la cohesion esté balanceada, y toda la agregacion destruida. Obrando de esta suerte, es como la humedad predispone las partículas de los cuerpos á contraer nuevas combinaciones bajo la influencia de agentes esteriores. Para citar un ejemplo admirable, examinaré lo que pasa diariamente á nuestra vista en el acto de la germinacion. No vemos, en efecto, que el embrion, inerte hasta entónces en medio de una sustancia dura y córnea, se desarrolla de repente y empieza la era de su vida vegetativa? Un poco de humédad bastó para producir esta admirable metamórfosis; las partículas de su simiente se han dilatado, pudo absorver algun oxígeno, y el primer alimento de la tierna planta está bastante bien elaborado para que aspirado por las ténues fibras de la raiz, se transporte á todo el sér débil, que empieza de este modo su existencia. Mas tarde es tambien este poderoso vehículo, el que vemos encargado del cuidado de transmitir á este nuevo ser organizado ya mas robusto, los jugos nutritivos que saca del seno de la tierra; todavia hace mas, pues se fija él mismo en ellos y se transforma en una de sus partes constituyentes.

Prosiguiendo nuestra investigacion, hallarémos á cada paso nuevas pruebas de la feliz influencia del precioso agente que estudiamos; mas, no es bastante conocido de todos para que sea inútil acumular mayor número de ellas? En efecto, quien ignora que es para nosotros un alimento indispensable, y un objeto de primera necesidad para todos nuestros menestéres domésticos? No debemos al auxilio de la coccion en el agua, el que se pongan al alcance de nuestros órganos los alimentos que sacamos de las sustancias animales ó vegetales, y á esta penetracion, el ablandamiento produ

cido por la presencia de la humedad que prepara y facilita su digestion? Los baños, las lociones, los lavados, y cuanto conduce á la limpieza tan necesaria á la conservacion de la salud del hombre, lo debemos á este flúido benéfico; pero debemos tambien confesar, que él es muchas veces el origen de los terribles azotes que afligen con demasiada frecuencia á la humanidad. Hablo de las enfermedades pestilenciales y contagiosas, que casi siempre deben su origen y propagacion á los vapores calientes y húmedos, que sobrecargados de miasmas mortales, las acarrean por todas partes llevando consigo la desolacion y la muerte. En éste, como en los precedentes, es tambien el agua el orígen principal de la desunion primitiva de las moléculas orgánicas, y tambien el lazo comun de las combinaciones mortíferas. Presumimos que estas pocas palabras bastarán para hacer concebir toda la importancia de la influencia de este flúido universal, en la grande escena de la naturaleza, y cuan interesante es al químico observar cuidadosamente los efectos, pues que tienen relacion con cuanto interesa á la existencia de los seres. Cuanto no debe fijar su atencion la accion del agua sobre los cuerpos inorgánicos! pues de esta accion sola derivan casi todos los fenómenos químicos. No hemos dicho que para que dos cuerpos obren reciprocamente era menester que uno de los dos á lo ménos, estuviese en estado de liquidez, esto es en estado de solucion; y no es con frecuencia la mayor ó menor insolabilidad de las combinaciones que pueden resultar de las sustancias cooperantes, lo que decide su formacion? Asi es que vemos, que aquel que conoce bien esta accion del agua sobre los cuerpos, puede producir ó destruir á su antojo la mayor parte de las combinaciones.

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