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fúrico el azufre del hidrógeno sulfurado; despues determina por medio del muriato de barita la cantidad de ácido sulfúrico formado, y por consiguiente la de azufre y la del hidrógeno sulfurado que representa.

Hay todavia una sustancia gascosa que se halla, aunque muy raras veces, en disolucion en ciertas aguas próximas á los volcanes: tal es el ácido sulfuroso. Las que le contienen estan caracterizadas por una acidez bastante pronunciada, y por un ligero olor de azufre en combustion. Si no contienen ni ácido sulfúrico ni sulfatos, no se precipitan por las sales de barita, pero adquieren esta propiedad haciendo pasar cloro, que transforma el ácido sulfuroso en ácido sulfúrico. Siempre seria fácil por medio de una operacion preliminar, apreciar aparte la porcion de ácido sulfúrico libre ó combinado que prexista en esta misma agua, para lo cual bastaria tomar un peso conocido de ella y echar un poco de muriato de barita; entónces el precipitado obtenido responderia exactamente á la cuestion propuesta.

La solubilidad bastante pronunciada del gas ácido sulfuroso, apénas permite poder obtenerle en estado de flúido elástico. Sin embargo, este método lo indican algunos autores, pero no es susceptible de exactitud.

No creémos deber observar, que toda análisis ó medida de gas, supone que se atienda á la presion atmosférica y á la temperatura en que se opera. La presion de 0, 76 y la temperatura de 0° son los datos que han servido de base á todas las análisis fundamentales, y estos se deben siempre conducir á aquellas.

Hemos citado el sub-carbonato de amoniaco en el número de las sustancias que se hallan algunas veces

en ciertas aguas que contienen originariamente materias orgánicas, ó que las reciben durante su curso. El agua del Sena, por ejemplo, en los tiempos secos y calurosos se halla en este caso. Este carbonato no puede coexistir con las sales de bases terrosas ó metálicas diferentes de los carbonatos, y por lo mismo su presencia está necesariamente escluida por la de aquel. Es tanto mas esencial el advertir la presencia de esta sal en el agua, en razon á que se volatiliza al calor de la ebullicion, y se disiparía sin que se notase: por otra parte, es muy fácil asegurarse de su existencia por el carácter de alcalinidad que presentan estas aguas, y por la propiedad que tienen de perderle por el calórico. Puede determinarse con exactitud la proporcion, destilando en vasos de vidrio una cantidad conocida de esta agua amoniacal, y poniendo en el recipiente un poco de ácido hidroclórico dilatado; se sigue la destilacion hasta que el líquido se evapore en un tercio proximamente; y á un moderado calor, y hasta el estado seco, se evapora el producto contenido en el recipiente. El peso del resíduo da la cantidad de muriato de amoniaco formado, y por consiguiente la del carbonato contenido en el agua.

Indicados los medios que deben ponerse en uso para reconocer la presencia de las sustancias volátiles que pueden estar contenidas en el agua, y determinar su proporcion, nos queda que decir el modo de llegar á aislar los diversos productos fijos que una misma agua puede tener en disolucion, El ensayo por los reactivos, debe sobre todo preceder aqui á la análisis definitiva, y hasta despues de haber reconocido la existencia de la mayor parte de los cuerpos que se hallan reunidos, no se puede decidir la marcha que conviene adoptar.

Recorramos los principales ensayos que se han de hacer.

Entre los ácidos que en las aguas naturales se han encontrado en estado de libertad, se citan los ácidos sulfúrico y bórico; éste se reconoce pronto por la propiedad que goza de cristalizarse en pajillas micáceas, por el enfriamiento del licor concentrado. En cuanto al ácido sulfúrico, lleva consigo una acidez tan marcada, que solo esta propiedad basta para distinguirle, especialmente si se le concentra el agua que le contie→ ne. De un modo mas positivo se puede uno asegurar de él, empapando un papel en el licor y sometiéndole á la accion del calórico, y á medida que el agua se evapora, el papel se carbonizará.

La sosa es la única base que se haya encontrado en estado de libertad en algunas aguas; parece que facilita la disolucion de las materias orgánicas, pero su presencia escluye las sales de bases terrosas ó metálicas, sino es una corta cantidad de carbonato de cal ó de magnesia. Las aguas que contienen este álcali, gozan la propiedad de enverdecer el jarabe de violetas, de llevar á azul el color del tornasol enrojecido, y conservan este carácter á pesar de una ebullicion sostenida, lo que no tendria lugar, como hemos obsersi debiese la alcalinidad al carbonato de amopuede separar la sosa, si cáustico, haciéndola eva

vado ya, niaco. Por otra parte, se está realmente en estado de porar hasta secarla en vasos cerrados, y volviendo á tomar el resíduo por el alcohol concentrado; este vehículo arrastra la sosa en disolucion, y es reconocida por su mucha cantidad y por el modo de conducirse con el aire, del cual absorve el ácido carbónico para transformarle en sub-carbonato blanco y cristalizado.

Si se satura por el ácido sulfúrico, produce la sal de Glauber ordinaria, siempre fácil de renovarse por sus largos prismas estriados y eflorescentes.

Llegamos ahora á las combinaciones salinas, que son las mas numerosas, y no es dificil distinguirlas entre si por medio de reactivos, especialmente aquellas cuyas bases son insolubles.

Despues de asegurarse por la ebullicion de que un agua ya no contiene subcarbonatos terrosos ó metálicos, ó de haberlos separado si los contiene, se trata de reconocer cuales son los ácidos que entran en la composicion de las sales que quedan, para lo cual se echan primero en una corta cantidad de esta agua, algunas gotas de solucion de una sal barítica cualquiera, ó tambien de barita: si se forma inmediatamente un precipitado blanco muy dividido é insoluble en un esceso de ácido nítrico ó muriático puros, denotará evidentemente la presencia de un sulfato, suponiendo siempre que se haya comprobado á priori, por los medios ya indicados, que esta agua no contenia ácido sulfúrico

libre.

Podemos cerciorarnos igualmente de la presencia de un cloruro ó de un hidroclorato, siempre que el nitrato de plata produzca en el agua sometida al exámen, un precipitado blanco coagulado, sobre el que no prenda el ácido nítrico puro, pero que el amoniaco disuelva perfectamente; y se juzga aproximativamente, como en el caso anterior, de la proporcion de las sales, por el volúmen mas ó ménos grande del precipitado que se produce.

Nosotros no poseemos ningun reactivo capaz de descubrir con anticipacion la presencia del ácido nítrico en combinacion, porque todos los nitratos conocidos

son solubles, y solo por el exámen del resíduo de la evaporacion, se puede conocer la existencia de este ácido. Para esto se empieza por asegurarse si el resíduo se estiende cuando se proyecta sobre carbones encendidos, introduciendo luego cierta cantidad en una pequeña retorta tubulada, á la que se adapta un matraz de cuello largo; se echa una cantidad suficiente de ácido sulfúrico sobre este resíduo ligeramente humedecido, y se destila á un calor bastante moderado, para no evaporizar el mismo ácido sulfúrico; se satura el producto de la destilacion por la potasa, se evapora, se hace cristalizar, y el peso del nitro obtenido, da segun la análisis conocida de esta sal, la cantidad de ácido nítrico contenido en el agua examinada.

En cuanto á los carbonatos de bases terrosas ó metálicas, hemos dicho que no estaban retenidos en disolucion sino á favor de un esceso de ácido carbónico, y que la ebullicion determinaba su separacion: una vez aislados, es muy fácil reconocer su naturaleza por los medios que indicarémos mas adelante.

Teniendo como los ácidos sus bases fijas, no pue den reconocerse en las soluciones sino aquellas que son suceptibles de formar combinaciones muy insolubles. La cal y la magnesia se hallan en este caso, pero no se puede verificar del mismo modo la presencia de la potasa y de la sosa, que tambien se encuentran con bastante frecuencia en la aguas minerales, y es menester por precision para reconocerlas, obtener las sales de que forman parte.

El ácido oxálico. y los oxalatos solubles dan inmediatamente en las aguas, que contienen una sal calcárca cualquiera, un precipitado granoso blanco muy fino, y que permanece mucho tiempo en suspension.

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