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do. Erigido el Colegio, debía pensarse en aumentar los operarios evangélicos en proporción á la mística viña que Dios N. S. confiaba á su cuidado y cultivo. Por fortuna los colegios quedaron favorecidos desde su origen con la facultad de formar misioneros á la sombra de sus propios claustros y con el derecho de incorporar á los religiosos de las Provincias que se sintieran con vocación para tan alto ministerio, sin que éstas pudiesen impedirlo, como puede verse en la bula inocenciana Ecclesiae Catholicae n.° 73. Sin embargo, forzoso era al principio pedirlos; lo que en verdad hizo el P. Seguín por carta de 25 de mayo de 1756, dirigida al Comisario General R. P. Soto y Marne, incluyéndole la escasa nómina de los misioneros. con que entonces contaba.

Respondióle el dicho P. Comisario que el Colegio de Ocopa, recomendado especialmente por el Rey como cabeza de las conversiones del Virreinato, escaseaba los operarios, por cuanto servía las célebres conversiones de Apolobamba, de Guanuco, y Cajamarquilla y tenía algunos ocupados en la fundación del Colegio de Tarija. «A esto se añade-continúa-que el Virrey acaba de conceder una entrada por la parte de Guanuco, la que necesita misiones y necesitará muchas mas, si, como se espera..., logra el hallazgo de la numerosa Nacion que se asegura. Estas poderosas circunstancias no me permiten conceda el tránsito de los Misioneros que V. P. pide y resiste con reclamo el Directorio de Ocopa... No obstante, doy mi licencia al P. Fr. Pedro Ángel de Espiñeira para que ayude a V. P., en atencion a lo adversa que le es la temperatura de Ocopa». Termina recomendando al P. Seguín mucha prudencia y circunspección en obtener misioneros de las provincias de Santiago de Chile y de Buenos Aires ().

Poco lisonjera debió parecer al P. Seguín tal respuesta. Sin embargo, sea que el Colegio de Ocopa concediese misioneros, ó que algunos hicieran valer su derecho, es lo cierto que el día 12 de diciembre del propio año llegó al

(1) Carta fecha en Lima á 13 de octubre de 1756. El original está en el arch. del Colegio, Libro 1.o de Capítulos.

de Chillán el P. valenciano Miguel Selles de los Dolores; el 13 de enero de 1757 llegó el P. Espiñeira; el 12 de mayo el P. José Feijoo, acompañado del H. Estéban Rosales; el 16 del mismo el P. Andrés Chacón, el corista Antonio de la Cruz y los HH. Bernardo Pérez Puga y Carlos Federico, y el 15 de abril de 1758 llegó el P. Pred. Ap.o Francisco Sánchez con patente del P. Seguín (que ya había partido para Ocopa) en que lo constituía Vice Comisario de las misiones del Colegio de Chillán (1).

De todo lo referido hasta aquí resulta que nuestro Colegio no fué fundado por ocopanos, ni limeños, sino por religiosos españoles que ejercían su ministerio en aquellas regiones.

No porque los fundadores atendieran á la construcción de los edificios desatendieron lo espiritual de su ministerio: consta que recorrían los pueblos y las campiñas predicando y administrando los Sacramentos. «Catorce son, señor, las misiones que se han hecho en este Reino de Chile desde que entramos en él a solicitar la fundacion de este Colegio-decía el P. Gondar al Presidente interino. D. Félix Berroeta-la primera se hizo en la iglesia del convento que llaman de San Francisco del Monte... y duró 13 dias; la segunda en Chillan y duró un mes continuo: la tercera en la catedral de la Concepcion por los PP. Seguin, Iglesia y Espiñeira, y duró desde el miércoles de ceniza hasta el domingo de ramos». Otra dieron en Tucapel, otra en Santa Bárbara, otra en Nacimiento, que duró 21 días, y seis más en el partido de Perquilabquen. Luego después de estas misiones dadas á los fieles, sigue otra serie interminable, sin dejar rincón de estas comarcas en que no se presentaran anualmente. Existen en nuestro archivo numerosos certificados de párrocos, en que todos á una encomian el celo y abnegación de nuestros misioneros. Se distinguieron en este ministerio, en los primeros tiempos, los PP. Francisco Arroyo, Ignacio Abadía, Andrés A.o Martínez, Narciso Villar, Lorenzo Núñez, Blas Alonso, Juan Zeldrán, Sebastián

(1) Arch. del Col.o Vol. 1.o folio 4.o.

Montesinos é Isidro Moreno. ¡Qué talla de apóstoles aquella! No les arredraba ni las dificultades de los viajes, ni. las inclemencias del tiempo, ni el trabajo pesadísimo y fatigoso que impone la administración del Sacramento de la. Penitencia.

CAPÍTULO II

PARLAMENTO DE LAJA. GOBIERNO, RITOS Y COSTUMBRES

DE LOS ARAUCANOS

1. Los pehuenches piden por primera vez misiones. Para referir cómo y cuándo el Colegio de Propaganda Fide de Chillán principió su obra civilizadora de los araucanos, nada más conducente y serio que copiar en seguida el importantísimo testimonio que mandó dar el presidente del Reino D. Manuel de Amat á petición del P. Seguín. Helo aquí:

«D. Mariano de Martí Arena, secretario de Cámara del Muy Ilustre Señor D. Manuel de Amat y Junient, Caballero de la Orden de San Juan, del Consejo de su Majestad, Mariscal de Campo de sus reales ejércitos, Gobernador y Capitan General de este Reino de Chile, y Presidente de su Real Audiencia etc.

>>Certifico y doy verdadero testimonio en cuanto puedo y debo y ha lugar en derecho como, habiéndose dirigido su Señoria por septiembre del año pasado de 1746 a la visita y reconocimiento de las Plazas y fuertes que guarnecen las fronteras, convocó desde la ciudad de Concepcion a los Buthalmapus de los Indios, llamados comunmente de los Llanos, de la costa y Pehuenches, para celebrar el Parlamento General que se acostumbra a la entrada de los señores Presidentes que viven en este Reino; y habiéndose juntado todos, y congregados los mas de los Caciques y mozalvetes en número de mas de 2.500 en el paraje nombrado el Salto de la Laja, jurisdiccion de San Carlos de Austria de Yumbel, se dió principio a la celebracion del Parlamento General el dia 13 de diciembre del citado año 1756 con asistencia de su señoria el Presidente, el señor Doctor D. Juan Verdugo del mismo consejo, su Oidor

y

Alcalde de Corte de dicha Real Audiencia y Auditor General de Guerra, el R. P. Nicolas Conche, Provincial de la Compañia de Jesus; D. Salvador Cabrito, Maestre de Campo General del ejército de este Reino, D. Miguel del Solar, Vedor y Pagador General y muchas otras personas eclesiásticas y seculares, graduadas en lo político y militar, que constan y parecen en el instrumento que a este fin se otorgó en el citado parage, a que me remito. Y estando todos dichos señores juntos debajo de una ramada, que ha bia constituido el sargento mayor del Reino, con los principales Caciques que tenian voz en esta Asamblea, y juramentado el intérprete y lengua general para exponer fiel y legalmente los asuntos que conviniese tratar en servicio de ambas Majestades con dichos Indios o Naturales y que con la propia legalidad tradujese los de los Indios, se empezó el Parlamento con las demas ceremonias el expresado dia 13.

>>Y a poco rato despues de haber dado principio pidieron al señor Presidente los Indios Pehuenches audiencia, diciendo que tenian que tratar una materia muy importante; y concediéndoles con suspension de lo demas, dijeron: que querian por sus PP. Misioneros a los de la Religion Seráfica de N. P. S. Francisco, explicándose en su bulgar término Pucari Patiru, padres caris, que es el color del vestuario que visten, causando admiracion este intenpestivo e inesperado acontecimiento de una Nacion que jamas habian pensado en admitir Misioneros apostólicos para sembrar el Evangelio, a quienes con igual rego. cijo del Presidente y señores concurrentes se les concedió lo que pedian.

>>Concluidas las materias del Parlamento, trató su señoria el Presidente mas particularmente con los principa les Caciques de los referidos Pehuenches, no solo para in vestigar su verdadera resolucion, sino es para estimularlos a su ardiente empeño de abrazar los dogmas de nuestra sagrada Religion; y hallándoles en este prolijo examen en su misma determinacion, con presencia del R. P. Joseph Seguin, Predicador Apostólico de la regular observancia de N. P. S. Francisco y Comisario de todas las Misiones

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