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rendísimo P. M. Provincial.-Embargado del rubor y pro-pia confusion que me dicta el propio conocimiento de mi bajeza en vista de las honoríficas expresiones con que V. Rma. por su atenta carta del 8 del presente se sirve honrar la Real elección a la superior dignidad de esta. santa iglesia, apenas me queda facultad para dar a vuestra Rma. la respuesta de mi mayor satisfaccion.

>> Por ventura no soy yo (como decia Saul a Samuel) de la mínima Tribu de Israel y mi cognacion novísima entre todas las familias de Benjamin, menor hijo de Jacob? Quare ergo (permita V. Rma. esta santa llaneza) locutus es mihi sermonem istum?

>> Yo estimo, al P. Rmo. las religiosas demostraciones que me presenta su piedad donde solamente puede tener ser y valor mi mérito; y si en alguna proporcion me asistiese la de procurarlo ¿en qué esphera podrá tener tanto logro como en la de el favor y servicio de la sagrada Compania de Jesus y de aquellos maxime cuyas Apostólicas tareas son su mas digna recomendacion? Sonrrójame pensar de mi otro poder ó facultad contra lo mismo que la constituye y el alto fin a que se dirige. No: no me expone a eso mi profesion. Uno es el Señor, una la fe, uno el bautismo; y no es justo quepa division don hai tal y tanta unidad.

>>Si a mi me destina la Providencia por sola su dignacion a ser Pastor de esta pobre Grey, como podré dejar de proteger a quienes la Providencia misma hace fidelísimos Coadjutores y Propugnadores de ella? A quien mejor podré volver los ojos para conducirla e internarla a los saludables pastos de lo interior del desierto y allí pastarla y defenderla que aquellos que lo tienen por singular gloria y blason de su oficio? Este será mi consuelo, P. Rmo. en el temido caso. Tener tales Cireneos que me ayuden a llevar la cruz, que aquí hace mas insoportable la triste situacion de las cosas. Feliz seré yo en lograr los auspicios de tan santa Compania, a quien, remitiéndome a la exibicion de las obras, mayores pruebas de mi dileccion, estimare ver, no a mis pies, como V. Rma. me ofrece, sino a mi pobre lado; y aun si conviene decirlo, sobre mi cabeza, porque es mi gozo y mi corona.

>>Importunas parecen (y quiza lo seran) estas mis expresiones; pero como caminan compelidas del concepto de las de V. Rma., consigo llevan la esperanza de disculpa. Siempre fuí, soy y seré lo que solamente fuere ante el acatamiento divino, sin que de este conocimiento me separe suerte alguna, porque todas mis suertes estan en manos de Dios, y así de cualquiera de ellos soy y seré de V. Rma. y esta su religiosísima Provincia, a cuya obediencia y oraciones me encomiendo como mas mediante aun de lo que me hace mi amada Profesion.

>> Dios Nuestro Señor me asista en ella y a V. Rma. guarde, como se lo suplico. En este su Apostólico Colegio Seminario de Propaganda Fide de Menoritas de San Ildefonso de la ciudad de Chillan y Mayo 31 de 1762—Reverendo P. Provincial B. 1. M. D. V. Rma. Su menor súbdito y seguro siervo-Fr. Pedro Angel Espiñeira-Al reverendísimo P. M. P. Baltasar Huever de la Compañía de Jesus» (1)

Campean á primera vista en esta carta un alma noble, profundamente sincera y una estimación grande por los PP. jesuítas; lo que su autor probó con obras en los días más aciagos para estos religiosos. Nadie, que sepamos, demostró más paternales y amigables sentimientos para con los PP. que el Obispo Espiñeira, cuando cinco años más tarde fueron expulsados de Chile, como de los demás dominios de España.

Hemos retrocedido algunos años desde el punto en que dejamos las conversiones del Colegio de Chillán para dar á conocer la vida de niño, de religioso y principios del episcopado del señor Espiñeira. Era de imperiosa necesidad este retroceso; porque el haberlo arrancado al claustro regular las autoridades civiles y eclesiásticas no fué obstáculo, sino nuevo motivo para que su espíritu continuara velando por su Colegio y sus misiones en tales términos que, siendo ejemplar obispo en todo y aplicando por

(1) Las bulas se enviaron de Madrid el 6 de mayo de 1762; la carta del P. Huéver lleva fecha 8 de propio mes y año: debió de tener noticia acerca del Consistorio del 28 de noviembre de 1761. Vid. Arch. Nac., Cédulas, Vol. 72, y sec. Jesuítas, Vol. 76.

igual su actividad asombrosa á todos los órdenes del servicio de su diócesis, conservó relaciones estrechísimas con sus antiguos compañeros de apostolado. La vida y trabajos del Ilmo. Espiñeira corren parejas, especialmente en

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la Araucanía con los de los misioneros de Chillán y siempre los tuvo á su lado: tan cierto es que en los grandes corazones se anidan los más distintos afectos en que todo está concentrado á cada uno de ellos, máxime cuando tienden á un mismo fin; y en el del señor Espiñeira palpita

por

ban modo admirable el de esposo de su iglesia, padre de su grey y hermano de sus hermanos.

El primer documento que conocemos del Ilmo. Espiñeira, referente á las conversiones, es un informe dado al presidente D. Antonio Guill, á petición de éste, fechado en Chillán el 8 de enero de 1766, al mismo tiempo en que los PP. del Colegio entendían en fundar la estación misional de Lolco, de que ya hemos hablado.

6. Llegan misioneros, aprende la lengua chilena, algunos pasan á Ocopa.-En ese mismo año el Colegio no escaseaba de operarios; la misión de 55 sacerdotes concedida por el Rey y traída por el P. Matud en 1764 se hallaba instalada en sus propios claustros, y de todos decía el Ilmo. Obispo en su citado informe: «Se hallan detualmente dedicados a minimo usque ad maximum al es tudio del idioma índico con notable aplicacion y progresos y algunos ya capaces de poder hablarlo, como me lo asegura el propio maestro P. Fernando Villa Real, que a su cuenta trajeron de esta Provincia (1) y mantienen en su Colegio dichos Padres y yo mismo he experimentado haciéndoles de propósito las preguntas que sé en dicho idioma» (2). Bien, es verdad, que no todos estos misioneros quedaron en Chillán, porque quince de ellos fueron enviados á Ocopa á principios de 1766 por orden del Comisario General y con aprobación del virrey Amat (ya presidente de Chile) y tal vez algunos al Colegio de Tarija (3).

(1) Probablemente de la Santísima Trinidad en Chile. (2) Archivo del Colegio, Vol. I, fol. 170.

(3) El presidente Guill en carta al P. Alejandro García (15 de enero de 1766), después de felicitarle por haber sido electo prelado del Colegio, refiriéndose á los que han de pasar á Ocopa, le dice: «He librado» orden <al Maestre de Campo y Corregidor de la Concepción den el auxilio necesario y no embarazen su embarque, cuia noticia estimare a V. R. participe a los RR. PP. Raimundo Piqueras y demas religiosos destinados».

El P. García se quejó ante el Comisario General residente en Lima por haberle sacado misioneros de su Colegio, y éste le satisfizo, diciendo que no previó que hicieran falta, por no saber que el Colegio hubiera agregado nuevas conversiones y que hallándose sumamente escaso el de Ocopa, obró en fuerza de esos dos motivos; pero promete no llevar más y devolver los que fueron, en llegando nueva misión de España. No consta que los restituyera, aunque el Colegio de Chillán siguió considerándolos como suyos. Quienes fueran esos misioneros, la Historia del Colegio de Ocopa sólo menciona á los PP. Raimundo y Tomás Rigueras, Manuel Sola, Roque Aznar, José Jaime, Valentín Arrieta, José Méndez y Mariano Herrans.

7. Los indios de Toltén y Purén piden franciscanos (1).-Debemos advertir ahora que, aunque las leyes y reales órdenes marcaban determinado territorio á cada corporación misionera, el linde entre unos y otros era susceptible de modificación, en imperando los araucanos, los cuales no reconocen otra ley que sus nativas inclinaciones. y sus veleidosos antojos. Así, los de Toltén Bajo y Purén Viejo se mantuvieron firmes en su propósito de no admitir otros misioneros que los franciscanos; y no siendo posible negarse á sus exigencias, hubieron de darse los pasos necesarios para complacerlos, aunque con poca voluntad. del presidente D. Antonio Guill, que no tenía ni la independencia de carácter, ni el talento gubernativo de su antecesor, el presidente Amat. Oigamos el juicio del señor Espiñeira sobre la materia de que tratamos: «M. I. Señor: Teniendo presente el encargo que V. S. se sirvió hacerme para que, confiriendo la materia con el Maestre de Campo General, Oficiales Reales y Comisario de Misiones Seráficas, le informe acerca del pedimento de los Indios Caciques de las Reducciones de Toltén el Bajo, Renhilgüe, Imperial y Purén el Viejo sobre que se concedan misioneros del Orden Seráfico, y si será conveniente el establecimiento de Indios Pegüenches en el paraje de Villucura en los términos que expresa el testimonio del Decreto de V. S. de 25 de Setiembre próximo pasado (1765), he tenido cuidado en mi Pastoral Visita, que acabo de actuar en los tercios de la frontera, de explotar la perseverancia de dichos Indios en su referido pedimento, la que me aseguró en Santa Juana el P. Juan Olsman, jesuita Misionero de las Quechereguas, y en el Nacimiento el Comisario de Naciones Dn. Juan Rey; a ecepcion de Puren el Viejo, donde en la ocacion de la junta que se hizo para la formacion de los pueblos y concurso a ella de jesuitas añadió, dicho comisario que habian pedido y se les concedió sin dilacion alguna, ni mas consulta al P. Diego Fonceca, jesuita, contra lo que en el Nacimiento inmediatamente des

Hubo asimismo orden de Amat de enviar algunos á Tarija; bien que no hay constancia de que se llevara á efecto. (Vid. el cit. Vol. pág. 170). (1) Errores del P. Enrich (véase la Nota, pág. 155).

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