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considerables cargamentos de muebles, cuyas maderas salen en gran parte de las colonias españolas; y este ramo de industria pasará á los mejicanos, luego que, excitados por una noble emulacion, empiecen á aprovecharse de las producciones de su proprio suelo.

Hasta aqui hemos hablado de la agricultura, de las minas y de las manufacturas como de las tres fuentes principales del comercio de Nueva-España: nos falta dar noticia de los cambios que se hacen, ya en el interior, ya con la metrópoli y con otras partes del Nuevo Continente. Trataremos sucesivamente del tráfico interior, que hacen las provincias mejicanas entre sí, enviándose mútuamente lo superfluo de sus producciones; del comercio exterior con la América, la Europa y el Asia, y de la influencia de estos tres ramos de comercio en la prosperidad pública y en el aumento de la riqueza nacional. No renovaré mis justas quejas sobre las trabas del comercio y el sistema prohibitivo que sirven de basa á la legislacion colonial de los europeos; pues seria difícil añadir á lo que ya se ha dicho sobre el particular, en una época en que, los grandes problemas de la economía política daban ocupacion á todos los hombres de talento. En vez de combatir principios cuya falsedad é injusticia estan ya igualmente reconocidas, nos limitaremos á citar hechos, y á probar de cuanta importancia serán las relaciones comerciales de Méjico con la Europa, cuando se vean libres de un monopolio odioso y perjudicial á la misma metrópoli.

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El comercio interior comprende á un mismo tiempo el trasporte de las producciones y géneros tierra adentro, y el cabotage á lo largo de las costas del mar de las Antillas y del océano Pacífico. Este comercio no se halla vivificado por una navegacion interior de rios ó canales artificiales: al modo de la Persia, la mayor parte de la Nueva-España no tiene rios navegables. El rio del norte que casi no cede al Misisipí en anchura, riega terrenos susceptibles de un hermoso cultivo, pero que, en su actual estado, no presentan sino un vasto desierto. Este gran rio no alimenta la actividad del comercio interior, mas que el Misouri, el Casiquiaro

y

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el Ucayalo que atraviesan lás sábanas y los bosques desiertos de la Améric meridional. En el reino de Méjico, entre los 16" y 23o de latitud, en la parte del territorio en donde la poblacion está mas apiñada, no hay mas que el rio de Santiago que pudiera hacerse navegable á poca costa: su curso es tan largo como el del Elbå y Ródano; fertiliza las llanuras de Lerma, Salamanca y Celaya, y podria ser útil para llevar las harinas de las intendencias de Méjico y Guanajuato hácia las costas occidentales. Ya hemos probado ** que si bien se debe renunciar al proyecto de establecer una navegacion interior entre la capital y el puerto de Tampico, seria muy fácil abrir canales en el valle de Méjico, desde el punto mas se

*

El rio de Santiago, ó el antiguo rio Tololotlan, tiene 170 leguas de largo.

** Véase cap. III, tom. 1, pág. 87; y cap. vi, pág. 412–420.

tentrional, que es el pueblo de Huehuetoca, hasta su extremo meridional, la pequeña villa de Chalco.

Como las comunicaciones con Europa y Asia no se hacen mas que por los dos puertos de Veracruz y Acapulco, todos los objetos de importacion pasan necesariamente por la capital, que por esta razon se ha hecho el punto central del comercio interior. La ciudad de Méjico, situada sobre la loma de las cordilleras, dominando, se puede de decir, los dos mares, está distante en línea recta, 69 leguas de Veracruz, 66 de Acapulco, 79 de Oajaca, y 440 de Santa Fe del Nuevo-Mejico. Resulta de esta posicion de la capital, que los caminos mas frecuentados y mas importantes para el comercio son: 1o el de Méjico á Veracruz, por la Puebla y Jalapa; 2° el de Méjico á Acapulco, por Chilpanzingo; 3° el de Méjico á Guatemala, por Oajaca; 4° el de Méjico á Durango y á Santa Fe de Nuevo-Méjico, vulgarmente llamado el camino de tierra adentro: los caminos que van de Méjico, sea á San Luis de Potosí y á Monterey, sea á Valladolid y á Guadalajara, pueden considerarse como ramificaciones del camino real de las provincias internas. Con solo pasar la vista sobre la constitucion física del pais, se verá que por grandes que sean algun dia los progresos de la civilizacion, no podran nunca ser sustituidos estos caminos por navegaciones naturales ó artificiales, cual las presenta la Rusia desde San Petersburgo hasta lo mas interior de la Siberia. Los caminos de Méjico, ó corren por la misma lla

ó van

nura ó mesa central desde Oajaca á Santa Fe, desde esta llanura hácia las costas. Los primeros mantienen la comunicacion entre las ciudades colocadas sobre la loma de las montañas, en la region mas fria y poblada del reino; los segundos estan destinados al comercio extrangero, á las relaciones que susisten entre el interior y los puertos de Veracruz y Acapulco; y ademas facilitan el cambio de los productos entre la mesa central y los llanos ardientes de la costa. Los caminos de la mesa que van del SSE. al NNO., y que, atendida la configuracion del pais, se les podria llamar longitudinales, son de muy fácil conservacion. No repetiremos aqui lo que ya hemos dicho * en los capítulos que preceden, sobre la extension y continuidad de las altas llanuras de Anahuac, en donde no se encuentran abras, ni barrancos; y sobre el declive progresivo de la llanura, desde 2300 hasta 800 metros de altura absoluta. Desde Méjico á Santa Fe pueden andar carruages, en un espacio que seria mas largo que la cordillera de los Alpes, si esta se prolongara sin interrupcion desde Ginebra hasta las costas del mar Negro. En efecto sobre la llanura central se viaja en coches de cuatro ruedas, en todas direcciones, desde la capital á Guanajuato, Durango, Chihuahua, Valladolid, Guadalajara y Perote; pero á causa del mal estado actual de los caminos, no se ha establecido carreteo para el trasporte de los géneros;

* Análisis del Allas en el tom. v; cap. III, tom. 1, pág. 61; y cap. vi, tom. 11, pág. 35, 84, 98 et 105.

y se prefiere el uso de acémilas, de modo que millares de caballos y mulos en largas recuas cubren los caminos de Méjico. Un número considerable de mestizos

y

de indios se emplean en conducir estas caravanas; y prefiriendo esta vida vagabunda á cualquier otra ocupacion sedentaria, pasan la noche al raso ó en tambos ó casas de comunidad que estan construidas en medio de los pueblos para la comodidad de los viageros: las caballerías pacen libremente en las sábanas, pero cuando las grandes sequías hacen desaparecer las gramíneas, se les da maiz en yerba (zacate) ó en grano.

Los caminos que desde la mesa interior van á las costas, y que yo' llamo trasversales, son los mas penosos, y merecen principalmente la atencion del gobierno. De esta clase son los de Méjico á Veracruz y Acapulco, de Zacatecas al Nuevo Santander, de Guadalajara á San Blas, de Valladolid al puerto de Colima, y de Durango á Mazatlan pasando por el brazo occidental de la Sierra Madre. Los caminos que van de la capital á los puertos de Veracruz y Acapulco, son consiguientemente los mas frecuentados. Los metales preciosos, los productos de la agricultura y los géneros de Europa y Asia, que anualmente se cruzan por estos dos conductos, son de un valor total de 64 millones de pesos fuertes. Estos tesoros pasan por un camino que se parece al que conduce desde Airolo al hospicio del San Gotardo. Desde el pueblo de las Vigas

* Véase cap. vi, tom. 1, pág. 267; cap. x, tom. 11, pág. 401.

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