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la fragata Orue en el mes de marzo de 1803, treinta dias despues de nuestra salida de Guayaquil.

Al examinar el estrecho istmo que separa el puerto de Acapulco de la bahía de la Langosta del abra de San Nicolas, parece que la naturaleza ha querido formar allí un tercer canalizo semejante á los otros dos. Este istmo que tiene cuando mas 400 metros de ancho, es muy notable bajo el punto de vista' geológico. En él hemos trepado por peñascos desnudos y de una figura extraña: apenas tienen 60 metros de elevacion y parecen despedazados por la accion prolongada de los terremotos, que son frecuentes en aquella costa. En Acapulco se observa que los estremecimientos se propagan en tres diferentes direcciones: á veces vienen del O. por el istmo de que acabamos de hablar; á veces del NO. como si salieran del volcan de Colima; y otras veces del S. De algunos años á esta parte, estos últimos son los mas fuertes, y vienen precedidos de un ruido sordo, tanto mas espantoso, cuanto es extremadamente prolongado. Los terremotos que se experimentan en la direccion del S. se atribuyen á volcanes submarinos; pues allí se ve lo que yo he observado muchas veces de noche en el Callao de Lima, que el mar se agita repentinamente de una manera espantosa, en tiempo sereno y de calma, y sin el menor soplo de viento.

La bahía de Acapulco, en su vasta extension, no presenta mas que un solo bajío que no tiene sino 40 metros de ancho, y se llama Santa Ana, porque se co

noció en 1781, por la pérdida inesperada del navío la Santa Ana perteneciente al comercio de Lima. Las Bajas, que son unas piedras que hemos rasado á nuestra entrada por la Boca Grande; el Farallon del Obispo y la islita de San Lorenzo, cerca de la punta de Icacos, no presenta ningun riesgo, porque son escollos visibles; son masas de peñas á las cuales se acerca uno sin temor de tocar, y pueden considerarse como destrozos de la antigua costa. Al SE. de la punta de Bruja está el puertecillo del Marques, el cual forma una bahía de una milia de ancho, que á su entrada tiene 18 á 20 brazas, y en el interior de 8 á 10 de fondo. Esta bahía no es frecuentada á causa de su inmediacion al puerto de Acapulco: es un lugar solitario y salvage, pero en breve se formaria en él una ciudad populosa si estuviese situada en las costas orientales de la Nueva-España.

El surgidero de los puertos de Realejo, Sonzonate, Acapulco y San Blas, es muy peligroso en invierno; es decir, durante la estacion de las lluvias, que en todas las costas occidentales de América *, entre la

* A excepcion de Guayaquil, en donde las lluvias duran desde el mes de diciembre hasta abril y mayo. En Guayaquil llueve á chaparrones, al paso que reina una gran sequedad, no solo en Panamá, sino ya en el cabo de San Francisco, en Atacamez. En otro lugar hablaré de esta contraposicion de estaciones que ofrecen las cordilleras y las costas, y muchas veces los diferentes puntos de una misma costa. Basta adelantar aqui, en general, que es un error el suponer que bajo los trópicos la sequía y las lluvias alternan en todas partes segun las leyes que se han observado en las islas Antillas.

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isla Chiloé y la California, duran desde el mes de mayo hasta diciembre; el principio y fin del invierno son los mas temibles. En los meses de junio y de setiembre se experimentan* violentos huracanes, y entonces en las costas de Acapulco y de San Blas se encuentra mar de leva tan embravecido, como lo está en invierno cerca de la isla de Chiloé y en las costas de Galicia y Asturias. El grande océano no merece el nombre de océano pacífico sino desde el paralelo → de Coquimbo hasta el del cabo Corrientes, entre los 38° de latitud austral y los 50 de latitud boreal; pues en aquella region es donde reina serenidad constante; allí es en donde los vientos suaves de SSO. y de SE. soplan todo el año; y sin que se perciba el influjo de las estaciones. Entre los 5o de latitud boreal y el estrecho de Baring, en la parte oriental del grande océano, en el invierno, esto es desde el mes de mayo hasta octubre, reina el viento SSO. **, y aun SSE., que se designan todos con el nombre general de bendavales; en verano, esto es desde el mes de noviembre hasta fin de abril, soplan las brisas ó vientos de N. y NE. Los bendavales son tempestuosos, duros, acompañados de espesas nubes que, cerca de tierra, particularmente en agosto, setiembre y octubre, se descargan con aguaceros que duran de veinte á veinte y cinco dias. Estas lluvias abundantes destruyen las cosechas, al paso que el viento SO. arranca

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* Véase cap. II, tom. 1, pág. 101.

** Vientos del tercer cuadrante.

de raiz los árboles mas grandes. Yo he visto cerca de Acapulco un ceiba (bombax ceiba) cuyo tronco tenia mas de siete metros de circunferencia, que habia sido arrancado por los bendavales. Las brisas son flojas, y muchas veces interrumpidas por calmas muertas; soplan estando el cielo hermoso y sereno, como sucede en general con todos los vientos que tienen la misma denominacion que el hemisferio en donde

reinan.

Cerca de Acapulco (y el saber este hecho es muy importante para los pilotos que frecuentar aquellas aguas) los monzones del norte inclinan constantemente al NO.: el viento NE. , que se encuentra mas adentro, y á latitudes mas australes, es muy raro, y el verdadero O. se hace temer allí por su extrema * violencia. Es probable que lo ancho del continente y la corriente ascendiente que se forma en la superficie de una tierra tan fuertemente calentada, causan estos movimientos de la atmósfera hácia el E., y que este efecto se deja de percibir alejándose del continente. Dependiendo la regularidad de los monzones, y las variaciones en la direccion del viento, de la influencia de las estaciones, no se perciben sino á una distancia de cuatro ó cinco grados de las costas. Mas al O. presenta el grande océano los mismos fenómenos

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hasta

Sin embargo el viento terral que sopla por la noche, y las 8 ó las 9 de la mañana, en Sonzonate, Realejo y Acapulco, es E. y NE.; y en verano, si se tiene la desgracia de aterrar al E. de Acapulco, es con este vientecillo con el que se remonta.

que el océano atlántico; pues entre los límites de los trópicos se encuentra todo el año el viento alisío, que podria llamarse el viento de la rotacion de la tierra, y que declina ya al N., ya al S. segun la denominacion del hemisferio en donde sopla. Algunas veces sucede que los buques que vienen de Chile ó de Lima, se colocan entre longitudes demasiado occidentales, de miedo de aterrar al E. de Acapulco: pero en vano aguardan allí el viento NO. que no sopla sino cerca de las costas; el NE. los fuerza á subir hasta el paralelo de 20°, para acercarse al continente, que se extiende en la direccion del SE. al NO., y solo allí á 40 leguas de tierra encuentran el viento NO. que les lleva al puerto. Estos mismos vientos del O. precisan al galeon de Acapulco, cuando vuelve á Manila, á tomar la derrota al S. hasta los 12° ó 14° de latitud. En aquellos paralelos, hácia los 103a de longitud, y por consiguiente á mas de 200 leguas al O. de las costas de Guatemala, encuentra el galeon los vientos alísios (E. y ENE.), que no le dejan ya hasta las islas Ma

rianas.

El comercio de Acapulco con los puertos de Guayaquil y de Lima, es muy poco activo. Los principales objetos son el cobre, aceite y un poco de vino de Chile, pequeña cantidad de azúcar y quina del Perú, y finalmente el cacao de Guayaquil, que se destina. sea para el consumo interior de la Nueva-España, sea para proveer la Habana y las islas Filipinas, sea en fin para enviar á Europa en tiempo de guerra. El car

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