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igual su actividad asombrosa á todos los órdenes del servicio de su diócesis, conservó relaciones estrechísimas con sus antiguos compañeros de apostolado. La vida y trabajos del Ilmo. Espiñeira corren parejas, especialmente en

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la Araucanía con los de los misioneros de Chillán y siempre los tuvo á su lado: tan cierto es que en los grandes corazones se anidan los más distintos afectos en que todo está concentrado á cada uno de ellos, máxime cuando tienden á un mismo fin; y en el del señor Espiñeira palpita

ban por

modo admirable el de esposo de su iglesia, padre

de su grey y hermano de sus hermanos.

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El primer documento que conocemos del Ilmo. Espiñeira, referente á las conversiones, es un informe dado al presidente D. Antonio Guill, á petición de éste, fechado en Chillán el 8 de enero de 1766, al mismo tiempo en que los PP. del Colegio entendían en fundar la estación misional de Lolco, de que ya hemos hablado.

6. Llegan misioneros, aprende la lengua chilena, algunos pasan á Ocopa.-En ese mismo año el Colegio no escaseaba de operarios; la misión de 55 sacerdotes concedida por el Rey y traída por el P. Matud en 1764 se hallaba instalada en sus propios claustros, y de todos decía el Ilmo. Obispo en su citado informe: «Se hallan detualmente dedicados a minimo usque ad maximum al estudio del idioma índico con notable aplicacion y progresos y algunos ya capaces de poder hablarlo, como me lo asegura el propio maestro P. Fernando Villa Real, que a su cuenta trajeron de esta Provincia (1) y mantienen en su Colegio dichos Padres y yo mismo he experimentado haciéndoles de propósito las preguntas que sé en dicho idioma» (2). Bien, es verdad, que no todos estos misioneros quedaron en Chillán, porque quince de ellos fueron enviados á Ocopa á principios de 1766 por orden del Comisario General y con aprobación del virrey Amat (ya presidente de Chile) y tal vez algunos al Colegio de Tarija (3).

(1) Probablemente de la Santísima Trinidad en Chile. (2) Archivo del Colegio, Vol. I, fol. 170.

(3) El presidente Guill en carta al P. Alejandro García (15 de enero de 1766), después de felicitarle por haber sido electo prelado del Colegio, refiriéndose á los que han de pasar á Ocopa, le dice: «He librado» orden <al Maestre de Campo y Corregidor de la Concepción den el auxilio necesario y no embarazen su embarque, cuia noticia estimare a V. R. participe a los RR. PP. Raimundo Piqueras y demas religiosos destinados».

El P. García se quejó ante el Comisario General residente en Lima por haberle sacado misioneros de su Colegio, y éste le satisfizo, diciendo que no previó que hicieran falta, por no saber que el Colegio hubiera agregado nuevas conversiones y que hallándose sumamente escaso el de Ocopa, obró en fuerza de esos dos motivos; pero promete no llevar más y devolver los que fueron, en llegando nueva misión de España. No consta que los restituyera, aunque el Colegio de Chillán siguió considerándolos como suyos. Quienes fueran esos misioneros, la Historia del Colegio de Ocopa sólo menciona á los PP. Raimundo y Tomás Rigueras, Manuel Sola, Roque Aznar, José Jaime, Valentín Arrieta, José Méndez y Mariano Herrans.

7. Los indios de Toltén y Purén piden franciscanos (1).-Debemos advertir ahora que, aunque las leyes y reales órdenes marcaban determinado territorio á cada. corporación misionera, el linde entre unos y otros era susceptible de modificación, en imperando los araucanos, los cuales no reconocen otra ley que sus nativas inclinaciones y sus veleidosos antojos. Así, los de Toltén Bajo y Purén Viejo se mantuvieron firmes en su propósito de no admitir otros misioneros que los franciscanos; y no siendo posible negarse á sus exigencias, hubieron de darse los pasos necesarios para complacerlos, aunque con poca voluntad del presidente D. Antonio Guill, que no tenía ni la independencia de carácter, ni el talento gubernativo de su antecesor, el presidente Amat. Oigamos el juicio del señor Espiñeira sobre la materia de que tratamos: «M. I. Señor: Teniendo presente el encargo que V. S. se sirvió hacerme para que, confiriendo la materia con el Maestre de Campo General, Oficiales Reales y Comisario de Misiones Seráficas, le informe acerca del pedimento de los Indios Caciques de las Reducciones de Toltén el Bajo, Renhilgüe, Imperial y Purén el Viejo sobre que se concedan misioneros del Orden Seráfico, y si será conveniente el establecimiento de Indios Pegüenches en el paraje de Villucura en los términos que expresa el testimonio del Decreto de V. S. de 25 de Setiembre próximo pasado (1765), he tenido cuidado en mi Pastoral Visita, que acabo de actuar en los tercios de la frontera, de explotar la perseverancia de dichos Indios en su referido pedimento, la que me aseguró en Santa Juana el P. Juan Olsman, jesuita Misionero de las Quechereguas, y en el Nacimiento el Comisario. de Naciones Dn. Juan Rey; a ecepcion de Puren el Viejo,. donde en la ocacion de la junta que se hizo para la formacion de los pueblos y concurso a ella de jesuitas añadió, dicho comisario que habian pedido y se les concedió sin dilacion alguna, ni mas consulta al P. Diego Fonceca, jesuita, contra lo que en el Nacimiento inmediatamente des

Hubo asimismo orden de Amat de enviar algunos á Tarija; bien que no hay constancia de que se llevara á efecto. (Vid. el cit. Vol. pag. 170). (1) Errores del P. Enrich (véase la Nota, pág. 155).

pues del Parlamento manifestaron ante mi en solicitud de los Misioneros de dicho Orden Seráfico (1)... No pudiendo. por otra parte juntarme con el Maestre de Campo y Ofi. ciales Reales de la Concepcion antes de que empiezen a indisponerse (como lo acostumbran) para estos asumptos con la chicha de manzana los Indios, he juzgado conveniente no diferir a V. S. mas este informe, para que en su vista y en los demas de la Junta que separadamente podran despachar provea V. S. lo que fuere servido, advirtiendo que por lo que mira á Toltén, reduccion mas inme

diata a la Gobernacion de Valdivia, se debe estar al informe de aquel Gobernador, de quien mantengo carta con fecha 26 de marzo de 1765, en que me dice hallarse aquellos Indios esperando los Religiosos de dicho Orden Seráfico que tienen pedidos al Excelentísimo Señor Amat, siendo Presidente Gobernador y Capitan General de este Reino, lo que han confirmado despues varios pasajeros que transitaron de Valdivia acá por aquel paraje.

>> Por lo que mira al establecimiento de Pegüenches en Villucura, soy de sentir, por la experiencia que me asiste,

(1) Compárese este informe con lo de la pág. 303, t., II, de la Historia de la Compañía de Jesús en Chile del P. Francisco Enrich, donde dice: «Eran tales el amor y adhesión que los indios les tenían á los Jesuítasque el señor Guill Gonzaga, en carta a su real Majestad del 7 de Febrero de 1766, decía: Tengo ya treinta y nueve pueblos (quería decir misiones), fundados bajo diversos títulos y advocaciones, y los naturales van levantando casas y capillas para los misioneros; que ellos prefieren sean los PP. de la Compañía de Jesús. Con la misma fecha participaba al Rey que los PP. franciscanos del Colegio de Chillán, misioneros de los pehuenches, pretendían serlo de los llanistas; pero que siendo una cuestion ardua, pensaba someterla al obispo, al maestre de campo y á personas inteligentes; que serían encargados de sondear el ánimo de los llanistas, los cuales amaban mucho á los Jesuítas. Estos testimonios, tan concordes con los hechos, prueban cuán dispuestos tenían los de la Compañía el terreno, diré mejor los corazones de los naturales á reducirse completamente». De la comparación se ve claro que es inexacto que los indios llaneros prefirieran á los jesuítas y que los franciscanos pretendieran suplantarlos: eran los indios, los que desde el parlamento del Laja habían principiado á pedir á sus patiru cari. Es falso igualmente que los naturales estuvieran dispuestos á reducirse completamente. Si Guill hubiera escrito al Rey lo que dice el P. Enrich, habría sido un farsante. ¿Dónde están los 39 pueblos, ó misiones, á que alude el P. Enrich? ¡Y los araucanos trabajando capillas, cuando rehusan hacer un rancho para guarecerse de las inclemencias del tiempo! Si D. Antonio Guill soñó con los 39 pueblos, la desilusión debió ser cruel al despertar con las llamaradas producidas por los indios, como lo veremos luego. ¡Era muy crédulo el P. Enrich!

que debe desconfiarse mucho, por ser gente no hecha al cultivo de la tierra, para cobrarle por sus productos aquel amor que mueve a sus habitantes a residir en ella, y estar estos Indios hechos a vivir quasi prófugamente, aunque ahora ofrezcan lo contrario, acosados muchos de ellos de los Huilliches, que cesando, es verosimil no permanezca este establecimiento a que les violenta en mucha parte el mismo temor. Podrá si ser que, colocados allí sus Misioneros, les vayan entregando los Párvulos capaces de doctrina para ir formando de ellos verdaderos cristianos en aquel lugar reservado, y a la verdad el mas apto para la reduccion en la manera misma que en Rucalgüe, de donde me presentaron para la confirmacion, y hallé tan hábiles, que pude ponerlos por exemplo y confusion a mis feligreses Españoles, con no pequeño consuelo mio y admiracion comun, a seis Niños Indios, quedándose hasta otros tantos, o mas, de su condicion, de igual mérito, en la Reduccion por falta de cabalgadura y aviamento.

>>Este, Señor, en dictamen de Varones prudentes y mio, aprobado por ese Superior Gobierno en el tiempo en que, como misionero, representé sobre el asumpto, es el único medio acreditado por la experiencia en que estriba la cierta Reduccion de los Indios a vida cristiana y política, criándolos en ella desde la infancia para poder lograrlos en edad adulta, y así así se debe promover y amparar cuanto sea posible; que es lo que he encargado mucho á estos mis Hermanos Religiosos y aun a los jesuítas que he encontrado en las misiones de el tránsito de mi Visita, por lo interesado que me juzgo en el particular de propagar la fe por mi jurisdicción por los intrumentos y medios mas seguros y eficaces que alcance en Dios Ntro. Señor.

>>Su Magestad Altísima güe. a V. S. los muchos años que el Gobierno necesita y esta mi Iglesia. Chillan y enero 8 de 1766... Su rendido siervo y capellan Fr. Pedro Angel, obispo de la Concepcion.-M. I. S. Presidente Gobernador y Capitan Gral. Dn. Antonio Guill y Gonzaga» (1).

(1) Archivo del Colegio Vol. 1.o, fol. 170.

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