Imágenes de páginas
PDF
EPUB

después de sus primeras gestiones en demanda de colegio, no obstante la urgencia que manifestaron de volver al Pe rú. No perdamos de vista tampoco que en aquellos tiem pos, fecundos en chismes y procesos, había más severidad y rectitud que ahora en lo administrativo civil y religioso. Peticionarios y concesionarios no fijaron la mente en las leyes, y el Comisario General de Indias probablemente mató la obra, por creerla contrahecha, para hacerla resurgir perfecta.

y

3. El colegio de Herbón en España.-A los dos proyectos de fundar colegio en Chile, había precedido la fundación efectiva de muchos eu la Península ibérica, fruto del interés que en ello tomaron las autoridades pontificia y real el incansable P. Linaz. A los mencionados colegios de Varatojo, Querétaro y Sahagún siguieron en España el de San Miguel de Cataluña (1686), el de Nuestra Señora de la Victoria en Castilla (1689), los de San Ro que en Aragón, San Estéban de Cehegín en Murcia y del Espíritu Santo en Valencia (1690), el de San Juan de Capistrano en Villaviciosa (1692), el de San Antonio de Arcos en Andalucía (1698) y el de San Antonio de Herbón (1702) en Galicia (1).

Detengámonos ante este último, puesto que de él han de salir los fundadores del Colegio de Chillán.

El viajero que en Vigo toma el tren en dirección á Santiago de Compostela pronto se halla sin advertirlo embelesado con la amenidad que ofrece la hermosa cuanto segura ría, que se dilata hasta el puente de San Payo. Desde ese punto, la vía férrea empieza á volver hacia el oriente y entra en un estrecho y fértil valle sembrado de interminables maizales, viñedos y árboles frutales, de villas que se suceden á corta distancia unas de otras. Apenas hay puntas de cerros que no estén cubiertas de pinos, robles, ó castaños. Término del que se encamina á Herbón puede ser Cesures á orillas del río Ulla, desde donde, girando al sur en ascensión constante, y ya sobre la cima del cordón cervil que separa á Cesures de la aldea que

(1)

Memorial de Herbón.» Parrondo, «Origen de los Colegios.>

7 Historia de las Misiones del Colegio de Chillán.

busca, se la divisa por el lado opuesto sita en un pequeño y recóndito valle. Pero el colegio de San Antonio no está dentro del recinto de la aldea, sino más al poniente y en el punto mismo en que el valle baja al mencionado río que le da remate por ese extremo. Lo primero que se halla en aquel sitio son dos imágenes, una á cada lado de la vereda que en rápido descenso lleva á la portería del convento: á la derecha álzase un crucifijo labrado en piedra, antiquísimo; á la izquierda, la imagen de Nuestra Señora de los Dolores en su nicho, cavado en la esquina de los muros que

[graphic][merged small]

cierran el huerto por el oriente. Objetos son estos de profunda veneración para los sencillos y religiosos comarcanos, como para cualquier creyente, máxime en aquel sitio donde todo convida á concentrar las potencias del alma en la piedad y á recordar lo que fué España en tiempos más venturosos y lo que es ahora.

La primera impresión ante ese antiguo y silencioso eremitorio de San Antonio no es para halagar los sentidos, porque el arte y la belleza jamás tendieron sus alas sobre aquella mansión destinada sólo á resonar con fervientes plegarias y á ser testigo de la santidad y apostolado de

sus moradores. En cambio, el paisaje que ofrece la naturaleza es verdaderamente delicioso, en tal manera que la mente, sin artificio alguno, establece comparación entre él y tantos bellísimos sitios que tenemos en Chile, aunque superado á no dudarlo por éstos. Estrechado el valle por los montes Lapido, Medas, Grobas y Confurco, abundan en el sitio de Herbón los naranjos, durazneros, vides, avellanos, palmeras y nogales; y los hay tan próximos á los edificios, que con sus ramas baten las habitaciones, y crecen espontáneos el pino y el alcornoque, mientras el hermoso Ulla, rico en salmones y lampreas, robustecido por las altas mareas del Atlántico que lo rebalsan hasta ese punto, lame los muros del solitario eremitorio.

El colegio de San Antonio de Herbón fué en sus principios convento de retiro de la Provincia franciscana de Santiago de Galicia. A ser verdad lo que refieren algunos escritores, el mencionado convento tuvo su principio en 1396, y fué obra del P. Gonzalo Mariño, deudo próximo del primer conde de Altamira, «quien dejó sus ricos estados y las comodidades de su nobilísima casa por el sayal franciscano, que, como sabemos, tomó en el convento de San Lorenzo de Compostela, del cual puede considerarse como segundo fundador» (1); ejemplo comunísimo en aquellos siglos de profundas creencias religiosas y de íntima piedad, seguido más tarde por el gran poeta del siglo XV Rodríguez de Cámara, el cual, desilusionado de los placeres mundanos, se despidió de ellos en tan sentidas cuanto melancólicas estrofas (2), y religioso de verdad, acabó sus días en el convento de Herbón.

Fama de grandes misioneros alcanzaron los PP. del apartado sitio en toda la comarca, ministerio que los llevó (1) Santiago, Jerusalén, Roma», obra de los doctores catedráticos de la universidad de Santiago de Compostela, señores Fernández Sánchez y Freire Barreiro, t. I, pág. 309.

(2) <Fuego del divino rayo,

Dulce flama sin ardor,
Esfuerso contra desmayo,
Consuelo contra dolor,
Alumbra a tu servidor.
La falsa gloria de mundo

E vana prosperidat

Contemplé:

Con sentimiento profundo
El centro de su maldat
Penetré.

.

Adios los que bien amé;
Adios mundo enganador;
Adios donas que enzalce;

Famosas dignas de loor,
Orad por mí pecador.»

Las obras de Cámara contenidas en grueso Vol., se pub. en Madrid, 1884.

á extender su obra apostólica más allá de los mares; perocomo para lograr á satisfacción su designio conviniera erigir el convento en Colegio de propaganda fide, lo consiguieron en 1702 los PP. Juara, Sabugo y Olivera, no sin superar serias dificultades.

4. De Herbón salen los fundadores del Colegio de Chillán. En los progresos y vicisitudes del nuevo colegio de San Antonio de Herbón no tenemos para qué ocuparnos; lo que toca á nuestra Historia es saber que, hallándose en España en 1751 el P. Juan de San Antonio. con encargo de llevar misioneros franciscanos á las con versiones del Perú, se ofrecieron espontáneamente á coadyuvar á la magna espiritual conquista, entre otros, tres del dicho colegio. Eran ellos: el P. José de Seguín, natural de Sandías, aventajadísimo alumno y opositor al «Co legio Mayor de Pasantes de Alva,» secretario general del mismo en 1733, cuyas firmas autógrafas se hallan en el «Libro de las Juras y demas» del sobredicho Colegio Mayor en el archivo de los PP. de Compostela, y apenas había terminado un período de prelacía en Herbón; el P. José Gondar, originario de San Cristóbal de Briallos y el padre Alonso de la Iglesia, natural de San Clemente de Céssar. Todos tres, misioneros del citado Colegio, partieron á Cádiz, en donde se les reunió el P. Pedro Angel de Espiñeira, de quien daremos amplias noticias más adelante; y á principios de 1752 se embarcaron con rumbo al Colegio de Santa Rosa de Ocopa.

Larguísima y fatigosa fué la travesía, como era de suponer en aquellos tiempos en que la navegación no contaba con más elementos de fuerza que el viento en la lona de los mástiles; pero los valientes misioneros la soportaron resignados y contentos, y todavía más cuando, do blado el cabo de Hornos, remontaron el Pacífico, sin sospechar tal vez el conflicto que les aguardaba. Cerca de las costas del Perú les sorprendió una horrible tempestad, en fuerza de lo cual, abierto el navío, se fué á pique. Los pasajeros casi enteramente desnudos se lanzaron al mar. Cuantos perecieran no lo dice el Memorial de Hebrón; pero asegura que los cuatro misioneros, luchando á brazo partido

con las enfurecidas olas, consiguieron ganar la costa, y que con indecibles trabajos llegaron á Ocopa (1).

5. Primeras gestiones de los fundadores en demanda de sitio; erección del Colegio de Chillán.-Una tercera tentativa de fundación en Chile no debía quedar frustada. En 1754 terminaba su período de comisario de misio nes el P. Fernando Larrea, del Colegio de Quito, y tocaba al de Ocopa elegir nuevo comisario. Todas las miradas se fijaron en el P. predicador apostólico Fr. José de Seguín, el cual salió electo por unanimidad de sufragios en el mes de noviembre del mismo año.

El P. Seguín, en virtud de su oficio, eligió dos compañeros muy de su confianza, desde que juntos habían practicado el ministerio en Herbón, cuales fueron los PP. Gondar é Igesia, y partieron de Santa Rosa el día 6 de octubre de 1755. Desembarcaron en Valparaíso el 6 de diciembre del dicho año, y cinco días después, ó sea el 11, se hallaban en Santiago hospedados en el convento máximo de la Provincia de la Santísima Trinidad (2).

Era portador el P. Seguín de unas letras patentes del comisario general apostólico Rdo. P. Soto y Marme, fechadas en el convento de Jesús de Lima á 6 de mayo de 1755, en las que, concediendo amplias facultades al mismo, como encargado de la proyectada fundación, impartía órdenes terminantes al Provincial y Definidores de Santiago para que cedieran al arbitrio del P. Seguín uno de sus conventos en el lugar más á propósito, á fin de erigirlo en Colegio de Propaganda Fide (3). Presentó el P. Seguín una solicitud acompañada de las letras patentes, acerca de las cuales confirió el Definitorio; «y en su vista, dijeron sus PP. RR. que cedian y asignaban el convento formado de Nuestra Señora de los Angeles de Chiloé y en su defecto y a su arbitrio (del P. Seguín) el hospicio de San José de la villa de los Angeles de la Laja, por ser estos los que únicamente prometen el ameno logro de su destino» (4),

(1) Vid. pág. 271 del cit. Memorial.

(2) Archivo del Colegio de Chillán, documentos, Vol. I, fol. 1.o

(3) Véase el apéndice N.o 1.

(4) Acta del 17 de diciembre de 1755, archivo del convento máximo de Santiago.

« AnteriorContinuar »