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juntamente con los Alcaldes de la casa Real hiciesen justicia, y que el Rey en el Viernes de cada semana se sentase en el trono para oir pleitos: que se procediese en la administracion de justicia con arreglo á los fueros de cada pueblo que los Adelantados visitasen los de sus distritos acompañados de algunos Alcaldes que los asesorasen en puntos legales: que no entendiesen los Alcaldes en los negocios extrajudiciales de los pueblos en que estuviesen avecindados: que no se impusiesen nuevos tributos á mas de las rentas foreras y derechos que al presente percibia el Rey; y que en las marchas que hiciese no se exigiesen mas acémilas, yantares, ni otras cargas que las necesarias para el Rey y su decente aunque moderado acompañamiento: que no tuviesen la recaudacion de las rentas Reales los judios ni los interesados en ellas, sino los vecinos de los pueblos: que se examinasen los privilegios concedidos á las Iglesias, para que con respecto á ellos, se coartase la adquisicion de bienes de realengo, como tambien la estension de su jurisdiccion en perjuicio de la Real. Omitimos referir otras disposiciones de estas mismas Córtes por no creerlas del mayor interés.

Antes de partir Don Fernando de Valladolid en el año de 1309, confirmó á los habitantes de esta Villa el privilegio que les diera su padre Don Sancho, para que todos aquellos que hubiesen sido armados Caballeros por el Príncipe heredero, disfrutasen mientras permaneciesen solteros la renta anual de quinientos sueldos.

Las terribles acusaciones que por este tiempo se fulminaron en Francia contra los Templarios, movió á Felipe el Hermoso, Rey de aquella nacion, de acuerdo con el Papa Clemente V, á la total estincion de tan famosa Orden. A España se remitieron por S. S. á Don Fernando y á Don Dionis, Rey de Portugal, las bulas Regnans in Cælis,

y Faciens misericordiam, acompañadas de instrucciones para que procediesen inmediatamente á la averiguacion de los graves y atroces delitos que se imputaban á los Caballeros del Temple. Al mismo tiempo que Clemente V requirió á estos Reyes, dió comision especial para conocer en tan delicado asunto á los Arzobispos de Toledo y Santiago y al Inquisidor Apostólico Aimerico; estos Prelados en virtud de la comision pontificia mandaron citar en 15 de Abril de 1310 á Don Rodrigo Ibañez, Maestre de la Orden y Caballero de la misma, se aseguraron las personas de todos los Templarios y se secuestraron los inmensos bienes que poseían los Conventos del Reino. Formado el proceso se congregó el Concilio Provincial en la Ciudad de Salamanca, al que asistieron la mayor parte de los Obispos de Castilla, Leon y Portugal, y examinada la causa con toda la madurez y detenimiento que un asunto de tanta importancia exigia, se declaró por unanimidad la inocencia de los Templarios de Castilla. A pesar de esta declaracion Don Fernando IV se apropió los bienes de esta poderosa Orden, y extinguida ésta en 1311 en el famoso Concilio de Viena, parte de estos bienes se agregaron á la corona y lo restante se distribuyó entre las Ordenes de San Juan, Santiago y Alcántara.

Uno de los Conventos mas antiguos que de la Orden del Temple se fundaron en España, fué indudablemente el de San Juan de Valladolid. Se deduce su asombrosa antigüedad de una bula del Papa Alejandro III, en la cual enumerando cinco Conventos de los doce que en España tenian, nombra el segundo en órden al de San Juan de Valladolid. No han alcanzado nuestras investigaciones á puntualizar si esta Iglesia de San Juan fué erigida por estos Caballeros para el servicio de su Convento, ó si los Reyes les harian donacion de ella despues de edi

ficada; sin embargo, nos inclinamos á creer como mas probable esto último, porque segun consta de una antigua razon de préstamo que se conserva en el archivo de la Santa Iglesia Catedral de esta Ciudad, la Iglesia de San Juan Bautista era una pequeña ermita en el último tercio del siglo XII. Con la misma advocacion de San Juan Bautista ha subsistido esta Iglesia, que despues se erigió en parroquial, hasta el año de 1842 en que fué demolida por ruinosa y trasladada su pila bautismal al ex-Convento de las Monjas de Belén, donde hoy subsiste.

Despues de extinguida la Orden de los Templarios, la Reina Doña María de Molina hizo donacion de las casas ó Convento que aquellos Caballeros habitaron en Valladolid á su Canciller mayor Don Nuño Perez, Abad de Santander, quien movido de su filantropía y estremada caridad fundó en él un hospital donde eran asistidos con esmero los enfermos pobres de esta poblacion.

Fray Alonso Fernandez, en su historia y anales de la Ciudad de Plasencia, hablando del origen de la familia de los Carbajales de aquella poblacion, refiere, aun que sin designar año, mes ni dia, que hallándose Fernando IV en Valladolid se presentaron á él Don Pedro de Carbajal, hijo de Don Sancho de Carbajal, y un Caballero de la familia de los Benavides, demandándole campo para concluir sus diferencias por medio de un desafio, que habiéndoles señalado el Rey la antigua puerta de la poblacion (hoy arco de Santiago) se verificó el combate en aquel sitio resultando la muerte del Caballero Benavides, y que desde entónces se dió á esta puerta la denominacion de puerta del Campo. Este suceso no le hallamos comprobado mas que por el simple dicho del autor; sin embargo, no tenemos reparo de creerle bajo de su palabra, teniendo

en cuenta que solo un suceso de esta naturaleza, pudo originar las sospechas contra los Carbajales y ser causa de la desastrosa muerte que se les mandó dar por el Rey Don Fernando IV.

En el año de 1311 enfermó gravemente el Rey en Palencia, pero advirtiendo algunos secretos manejos entre su esposa Doña Constanza y Don Juan Nuñez de Lara, pidió á Doña María le trasladase á su palacio de Valladolid. Restablecido el Rey de su dolencia, salió de esta Villa en direccion á la Ciudad de Toro, donde hallándose arreglando algunas discordias entre los Señores del Reino, recibió la grata noticia de que la Reina Doña Constanza, su esposa, que á la sazon estaba en Salamanca, habia dado á luz un niño en 13 de Agosto del mismo año, á quien llamaron Don Alonso, que fué el que sucedió á Don Fernando en la corona y el XI de su nombre.

Desde Toro pasó toda la familia Real á Calatayud, donde se habian de celebrar las bodas del Infante Don Pedro, bermano de Don Fernando, con Doña María, hija del Rey de Aragon, y Doña Leonor, bija primogénita de Don Fernando, de edad á la sazon de tres años, con Don Jaime, hijo y heredero del mismo Rey de Aragon. Concluidas las fiestas vino el Rey á Valladolid, y convocadas las Córtes en 24 de Abril de 1312, hizo presente á los Concejos que de acuerdo con el Rey de Aragon tenia proyectado invadir la Andalucía; pero que hallándose con escasos recursos acudia á ellos á fin de que le anticipasen algunas cantidades. Los Concejos desde luego otorgaron al Rey cinco servicios y una moneda forera, y arreglado este asunto hicieron éstos al Rey algunas peticiones, de lo que resultó un cuaderno ú ordenamiento de leyes interesantísimas muy favorables al pueblo; se dió por medio de ellas nueva forma al Consejo Real y Mi

nistros de Justicia, y segun refiere el erudito Sarmiento, se instituyeron en ellas los primeros Alcaldes de Córte, creándose cuatro para el reino de Leon, cuatro para el de Castilla, é igual número para Andalucía y Extremadura. (a)

Despues de la celebracion de estas Córtes partió el Rey para Andalucía acompañado de muchos Caballeros y hombres de armas que se ofrecieron entusiasmados á ayudarle en esta guerra. Llegó á Martos Don Fernando con sus huestes, y queriendo hacer un egemplar castigo en los asesinos de Don Juan Alonso de Benavides, muerto poco antes en Palencia, creyó que contra nadie podia dirigirse con mas fundados motivos que contra los dos hermanos Don Alonso y Don Pedro de Carbajal, cuya enemistad con la familia de los Benavides era notoria. Mandó fuesen arrojados de la peña de Martos, mas estos Caballeros protestaron públicamente su inocencia, y viendo que aún insistia el Rey en la egecucion de la sentencia, le emplazaron ante el Divino Tribunal dentro del término de treinta dias para que se presentáse á dar cuenta á Dios de su injusta muerte. Asi sucedió cabalmente, ballándose Don Fernando en el sitio de Alcaudete fué atacado de una grave enfermedad y mandado trasladar á Jaen murió en aquella poblacion en 7 de Setiembre de 1312 á los treinta dias de haber sido emplazado por los Carbajales, lo que dió motivo á denominarle entre los Reyes de su nombre, Don Fernando el Emplazado.

(a) Las disposiciones de estas Córtes pueden verse extractadas en el tomo V de la historia de España por el P. Juan de Mariana, edicion de Valencia, página 292.

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