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sugirieron. Evitado con su presencia el peligro y arreglada la marcha de los negocios en aquellos Estados, regresó á Valladolid, trayendo en su compañía á la viuda Doña María, su hija, y toda su familia. Ya dejamos indicado que de este matrimonio nació un bijo, que se llamó Don Armengol de Valladolid por haberse criado en esta Ciudad, y dos hijas Doña Estefanía y Doña Mayor. Aquella casó con Fernan García, uno de los caballeros mas principales de Castilla, y esta Doña Estefanía fue la fundadora del Monasterio de Valbuena, en el valle del Duero, no muy distante de el de Retuerta. Doña Mayor casó con Don Pedro Froilaz ó Fruelaz de Trava, Trastamara y Monterroz, ayo, segun dejamos enunciado, del lufante Don Alonso, hijo de Doña Urraca y del Conde Don Ramon.

Viudo Don Alonso VI de la Reina Berta, se dice por algunos, aunque con mucha oscuridad, que contrajo matrimonio en el año 1098 con Zaida, bija de Abenabeth, Rey Moro de Sevilla, y que convertida á la fé se llamó Isabel. Otros opinan que no fue esposa del Rey sino una de sus amigas, pero sea de esto lo que quiera, es lo cierto que de su union con Don Alonso nació Don Sancho, Infante de carácter amable y bondadoso, lo mismo que su padre, y que en su tierna edad daba pruebas inequívocas de un magnánimo y valeroso corazon. ¡La desgraciada jornada de Ucles de 1108 contra los moros Almoravides malogró tan brillantes esperanzas! En ella murió el Infante Don Sancho con la mayor parte de la nobleza de Castilla, la cual le defendió con denodado valor, hasta que destruido y derrotado completamente el ejército de los Condes les fué forzoso abandonar el campo á los infieles. Gravísimo fué el dolor que se apoderó del Don Alonso al saber la temprana y desgraciada muerte de su

hijo, (a) y tanto mas se aumentaba su acervo sentimiento cuanto que se consideraba ya de edad muy avanzada y sin esperanzas de futura sucesion, pues aun cuando vivian los hijos de la Infanta Doña Urraca y del Conde Don Ramon, la circunstancia de ser este extrangero, le inquietaba sobremanera. Los grandes de Leon y de Castilla recelosos igualmente que el Rey por este motivo, temiendo que el gobierno de estos reinos pasase á estrañas manos, procuraron inclinar el ánimo del Don Alonso para que casase á su bija Doña Urraca, entonces viuda, con el Conde de Candespina Don Gomez Salvadores, caballero de esclarecida nobleza y muy poderoso en aquella época en Castilla. El Rey, lejos de condescender con los deseos de la Córte, habido consejo de Don Bernardo, Arzobispo de Toledo, y de otros Prelados de su confianza, determinó casarla con su deudo y pariente el Rey Don Alonso de Aragon, apellidado el Batallador.

No ha podido averiguarse con certeza si este matrimonio se verificó en vida de Don Alonso VI ó si despues de su muerte. Zurita en sus Anales del Reino de Aragon pone una cláusula del testamento del Rey de Castilla, de la que se deduce que se celebró el matrimonio despues de la muerte de éste; sin embargo, tenemos por mas probable, y en ello convienen la mayor parte de nuestros historiadores, que tuvo lugar viviendo Don Alonso. Poco debió sobrevivir el Rey á este suceso, porque ya abrumado por la avanzada edad de 79 años y lleno de graves dolencias, murió en el dia 1.° de Junio de 1109 en la Ciudad de Toledo, que el habia conquistado de los Moros, quedando

(a) Son notables las palabras con que se dice expresó Don Alonso su sentimiento en esta ocasion: Ay meu fillo, alegría de mi corazon, é lume de los meos ollos, sollaz de miña vellez: Ay meu espello, en quien yo me soy ver, é con que tomaba moy gran pracer: Ay meu heredero mayor: Cavaileros hu me lo lexaste; dadme meu fillo Condes.

gratos recuerdos de su largo y feliz reinado en todos sus dominios, que gobernó como Príncipe magnánimo y verdadero padre de sus pueblos.

CAPITULO CUARTO.

De las armas de Valladolid y forma antigua de su municipalidad.

Una de las cosas que indudablemente han escitado la curiosidad de los eruditos y anticuarios, ha sido la significacion y verdadera inteligencia del escudo de armas. con que blasona la Ciudad de Valladolid. La oscuridad en que está envuelto este punto de la historia, ba producido entre los escritores la invencion de fabulosos bechos, dignos por cierto de figurar mas bien en antiguos romanceros que en las severas páginas de una verdadera historia. Antolinez de Búrgos, ocupándose de los celebrados amores de Doña Ximena con el famoso Conde de Saldaña, refiere la antigüedad de estas armas á los reinados de Don Alonso II y Don Fernando III. El Dr. Gudiel, historiador de la casa de Giron, al de Don Alonso VI, y finalmente el erudito Don Rafael Floranes, sin fijar época cierta, deriva el origen de este escudo de la situacion topográfica que ocupa Valladolid. Tan encontradas opiniones en un asunto que no carece de interés, bien merece que le examinemos con todo detenimiento, haciéndonos cargo de cuanto estos escritores han aducido para justificar sus respectivas opiniones.

Don Juan Antolinez, al investigar en su historia el origen de las armas de Valladolid, manifiesta francamente que no halló noticia alguna en los antiguos escritores sobre cste particular, y sí únicamente en unos papeles manus

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