Clase Pueblo. Subjetivación política y grupos subalternos. A partir del análisis de la noción de Pueblo de Ernesto Laclau, Jacques Rancière y Enrique DusselAnaléctica, 2019 M06 1 - 157 páginas La reivindicación del pueblo ante la hegemonía neoliberal Octavio Humberto Moreno Velador La segunda mitad del siglo XX estuvo marcada por la hegemonía del pensamiento asociado el neoliberalismo, un conjunto de ideas que se tradujeron en prácticas concretas tanto en lo público como en lo privado. Ese pensamiento considera nociones y premisas que privilegian el interés individual, y otorgan valor e importancia a las cosas de acuerdo a los principios del rendimiento económico y la acumulación de ganancia. Para esta perspectiva los fenómenos que vinculan intereses colectivos y que consideran la existencia de comunidades o de grupos con vínculos sociales fuertes, deben ser analizados bajo ópticas estrictamente individualistas y egoístas. La propia Margaret Tatcher en una entrevista sostuvo que no existían las sociedades, sino solamente los individuos y sus familias. Ese tipo de perspectivas asumieron que se debían dejar atrás lo que consideraban visiones “románticas”. Para esta nueva visión la democracia no es en sentido estricto un fenómeno colectivo, sino más bien un fenómeno en el que se expresan el conjunto de intereses individuales que hay una determinada sociedad; de esta manera, la toma de decisiones públicas busca “maximizar” para lograr beneficiar a la mayor cantidad de gente, sin reparar en los problemas que podría significar la decisión para aquellos no considerados en la mayoría beneficiada. En esta perspectiva la democracia se concibe como un mercado en el que los aspirantes a gobernar adaptan sus propuestas (oferta) a los gustos mayoritarios (demanda), sin que exista una consideración profunda acerca de lo que resulta conveniente, ético o prudente para una determinada comunidad en su conjunto. Por lo tanto, hablar de democracia desde estás ópticas, es hablar de un conjunto de reglas que norman la elección de élites dirigentes que una vez lograda la mayoría de votos, se ocupan de tomar decisiones sin tomar en cuenta la opinión de los gobernados o del pueblo. Decía Joseph Schumpeter que había que dejar atrás la fantasía de que en la democracia las decisiones eran tomadas por el demos, sino que las decisiones las toman las élites, y el pueblo después de votar debe volver a casa. La política en adelante debería ser vista como un asunto de expertos, de élites, quienes gracias a su posición preponderante y “sabiduría”, sabrían que hacer con el gobierno y las decisiones públicas Bajo la expansión y hegemonía de este tipo de ideas se denostó la idea de pueblo, sosteniendo su invalidez e inexistencia. En consecuencia, todos aquellos líderes, políticos o pensadores que hicieran llamados o apelaran al pueblo, en realidad estarían intentando manipular a la población. Incluso lanzándoles la acusación de ser “populistas”, entendido como este último como sinónimo de demagogia y corrupción. Visto más de cerca esta ha sido una estrategia intelectual para evitar la conformación de bloques que pudieran disputar el poder a aquellos grupos que se convirtieron en las élites dominantes. Contra la hegemonía neoliberal y su orden, resulta necesario volver a pensar en el nosotros colectivo, en los contenidos subjetivos y concretos que permitan pensar formas diferentes de hacer política y gobierno lejos del egoísmo individualista y más cercano a los intereses 3 populares. Repensar el pueblo apunta a una labor política fundamental, esto es la de volver a unir lo que el neoliberalismo desunió, la de dar el poder político a las mayorías en contra del poder de las minorías elitistas que se autocoronaron bajo el dominio del neoliberalismo y la globalización. El trabajo de Aldo Fabián Hernández Solís es un aporte en este sentido, al rescatar tres de las propuestas más recientes y creativas que existen en la filosofía política para repensar a ese ente llamado pueblo. Máxime proviniendo de un país como México en el que actualmente se vive un intento por transformar el régimen político, económico y social. Además de ello este trabajo deja clara la importancia que tiene la investigación y la reflexión académica como herramienta para poder cuestionar a los saberes dominantes y poder crear alternativas sustentables para transformar nuestra realidad. |
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... discurso”. Su trabajo intelectual sigue una línea de análisis única, aunque con saltos importantes. Podría tomarse el libro “Hegemonía y estrategia. 14. socialista” como la obra que marca un antes y un. 11 Corriente en la que Laclau es ...
... discurso”, desde una visión que se nutre del marxismo, así como, de la escuela lacaniana y del post- estructuralismo (Derrida, Foucault, Barthes, entre otros). En los últimos años ha vuelto al tema del populismo desde una lectura nueva ...
... discurso político marxista ... 22 Y en un apartado de este libro titulado “ Hacia una teoría del populismo " se encuentran ya el nudo de ideas que Laclau desarrollaría con mayor amplitud y con un enfoque distinto tanto en " Hegemonía y ...
... discurso institucionalista, de una. 32 Ernesto Laclau, La Razón populista, FCE, México, 2006. 33 La relación entre los dos tipos de lógicas, es compleja. Ninguna hace que desaparezca por completo la otra, una lógica equivalencial no ...
... discurso populista. Laclau señala que el discurso institucional busca hacer coincidir a la sociedad dentro de los límites de su discurso, siendo, en este caso, “el principio universal de diferencialidad” la equivalencia dominante de una ...