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elásticos es el mas maléfico. M. Thenard afirma que las aves llamadas verderones se privan inmediatamente en un aire que contenga solamente soo, y que basta

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para que perezca un caballo en muy poco tiempo. La naturaleza nos ofrece esta combinacion enteramente formada en ciertas aguas minerales medicinales, y particularmente en las de Bareges, Aix-la-Chapelle, y Plombieres, y constituye lo que se llaman aguas hepáthicas ó sulfurosas, bien conocidas en la fetidez de su olor, y en la propiedad de ennegrecer los cuerpos impregnados de disoluciones de plomo ó de plata. Como hay un número bastante grande de sustancias animales y vegetales que contienen azufre, se obtiene frecuentemente el hidrógeno sulfurado, entre los productos de sus alteraciones ó descomposiciones; por esto se forma casi constantemente despues de las malas digestiones; por esto los huevos que se pudren exhalan cierta cantidad de él, y el aire de los comunes contiene siempre una proporcion bastante considerable del mismo, para que no se pueda permanecer en ellos sin correr riesgos inminentes: este gas mortal, es por tan justos motivos temido de los que se ocupan en la limpieza de las letrinas. Felizmente la Química nos ofrece medios prontos para contener y destruir este ser perjudicial y maléfico, en cualquier parte en que se halle. Cuando está estendido en una atmósfera cualquiera, basta desprender de ella un poco de cloro, que gaseoso como él, se propaga rapidamente en el espacio, se apodera del hidrógeno, forma ácido hidro-clórico y separa el azufre. El mismo medio puede igualmente bastar para descomponerle cuando está disuelto en el agua; una corriente de cloro altera inmediatamente esta disolucion, y precipita su azufre.

Las sales de plomo, de bismuto, de mercurio y de plata se emplean con la misma ventaja para igual objeto; en todos estos casos se forma un precipitado negro, mas ó ménos abundante, debido á la union del azufre con el metal; el hidrógeno y el oxígeno se unen tambien para formar el agua que queda en el licor. Los charlatanes y agoreros han sabido aprovecharse de esta propiedad para engañar á la multitud. Escriben sus profecias en un papel comun con una de las disoluciones metálicas, que hemos indicado; esta disolucion debe ser bastante estensa, para que los caractéres, una vez secos, no puedan ser visibles; cuando quieren publicar sus oráculos meten este papel en una redoma, en que por algun tiempo haya habido un poco de corazon de azufre húmedo; y por pequeña que sea la cantidad de hidrógeno sulfurado que el vaso contiene, basta sin embargo para reproducir inmediatamente los caractéres aparentes. A esta misma propiedad deben tambien atribuirse los accidentes que atacan algunas veces á las damas que se sirven del blanco de afeite, cuya base constituye el óxido de bismuto; las menores emanaciones sulfurosas empañan subitamente el brillo de su color facticio.

En la Química se ha sacado grande ventaja de la accion del hidrógeno sulfurado en las disoluciones metálicas, y los analistas le ponen en el número de sus mejores reactivos. Para dar una idea exacta de su útilidad real bajo este aspecto, es esencial observar que obra diferentemente sobre las combinaciones metálicas, segun su naturaleza particular. Cuando se trate, como anteriormente, de disoluciones que contengan metales débilmente combinados con el oxígeno, y cuyos óxidos tienen poca afinidad con los ácidos, entónces los

resultados de la reaccion son tales como los que hemos enunciado; formacion de agua, precipitacion de súlfuro y ácido puesto en libertad. De aqui resulta que si se quisiese estraer un ácido de su combinacion con uno de los óxidos de plomo, de mercurio ó de plata, etc., se conseguiría esponiendo esta sal metálica, desleida en el agua, en una corriente de gas hidrógeno sulfurado. En los laboratorios se verifica con mucha frecuencia esta operacion. No todos los metales están en el mismo caso; hay un cierto número, á quienes el hidrógeno sulfurado no es capaz de quitar de su disolucion; tales son el hierro, el nikel, el zinc, el cobalto, y el manganeso. Aqui se presenta la aplicacion por sí misma, y es claro que si una disolucion metálica contiene á la vez hierro y plomo, por ejemplo, el hidrógeno sulfurado podrá servir para hacer la separacion, y este es en efecto uno de los medios que mas comunmente se emplean. En fin, el ácido hidro-sulfúrico, como reactivo, es aun de un uso mas general, cuando está combinado con una base alcalina. No hay ninguna disolucion metálica que no pueda descomponerse por estos hidro-sulfatos, de tal modo, que siempre hay seguridad de reconocer la presencia de un metal en una disolucion, echando en ella algunas gotas de hidro-sulfato de potasa, de sosa ó de amoniaco; pero en este caso no son siempre sulfúreos los que se obtienen, y si algunas veces, verdaderos hidro-sulfatos metálicos.

Los procedimientos que se pueden poner en uso para procurarse el hidrógeno sulfurado son muy multiplicados: solo citaré los mas ventajosos. Los súlfuros alcalinos, disolviéndose en el agua, se descomponen y transforman en hidro-sulfatos sulfurados; un ácido

que se eche en su disolucion separa el hidrógeno sulfurado, que se desprende en forma de gas, se apodera de la base y precipita el azufre. Pero la emision. del ácido hidro-sulfúrico se hace entónces mucho mas rapidamente, y es tal la efervescencia, que no puede mantenerse el líquido en los vasos; no se sirven pues de este medio sino cuando no tienen otro á su disposicion. M. Gay-Lussac ha propuesto para el mismo objeto el uso del hidro-sulfato de hierro, que se forma haciendo una mezcla de agua, de azufre y limaduras de hierro, como para el volcan de Lemery. Por este medio se obtienen en efecto cantidades considerables de ácido hidro-sulfúrico; no obstante las moléculas de este hidro-sulfato son de una flojedad tan grande, que su descomposicion es, por decirlo así, instantánea, y falta mucho para que el hidrógeno sulfurado pueda combinarse con la misma rapidez que se desprende; la mayor parte se difunde en el aire, le infecta y le hace pernicioso. M. Thenard aconseja el servirse de súlfuro de antimonio y de ácido hidro-clórico; con lo cual se obtiene mucho, hidrógeno sulfurado, y cloruro de antimonio, del cual puede sacarse partido. Este procedimiento tiene muchos inconvenientes: si se hace uso del ácido hidro-clórico demasiado concentrado, el desprendimiento es súbito, y entonces estamos en el mismo caso que anteriormente, si se le emplea estendido, la reaccion no se sostiene bastante; el desprendimiento cesa muy pronto y se está en el caso de calentar y añadir nuevo ácido y en tan grande cantidad, que hay precision de desmontar el aparato para vaciar el matras, ántes de haber obtenido todo el hidrógeno sulfurado que era necesario esta operacion exige una vigilancia casi

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continua; si el calor llega á bajar, el desprendimiento no se verifica ya, y el licor contenido en el tubo en S, entra de nuevo en el globo; cuando se calienta de nuevo, el gas se desprende por este mismo tubo, y se esparce en la atmósfera si no está allí todo dispuesto para reverter el ácido. En mi concepto es muy muy preferible el emplear el súlfuro de hierro y el ácido sulfúrico dilatado ó estendido, como el mejor medio de obtener un desprendimiento regular, y que marcha dia y noche sin que nadie se ocupe de él. En general, el hidrógeno sulfurado se combina con bastante dificultad con los diferentes cuerpos, para que sea mas ventajoso el presentarle esfera por esfera ; cuando atraviesa así lentamente el líquido, cada esferilla se disuelve capa por capa, hasta la completa desaparicion; si al contrario, el paso es rápido, y las esferas ó gorgoritas voluminosas, apénas son tocadas, y pasan como están. Si se tratase de obtener y recoger el hidrógeno sulfurado en estado de gas, el medio mas breve sería indudablemente el mejor; pero nunca es esto lo que uno se propone, pues ordinariamente el objeto es disolverle y combinarle. Hé aquí pues, el modo que contemplo mas conveniente; se dispone un aparato de Wolf, ordinario y compuesto de otros tantos vasos como disoluciones diferentes quieren hacerse; el primero debe ser una redoma de cuello recto, provista de un tubo en S, y de otro de comunicacion; los demas deben llevar los tres tubos ordinarios. En el primer frasco, se pone una cantidad mas ó ménos considerable de súlfuro de hierro, segun el gas que se quiera obtener, se tapa con mezcla todo su aparato; se encolan niveles á los diferentes líquidos, y sobre el súlfuro se echa ácido sulfúrico dilatado sola

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