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en forma de bóvedas, y cegándolos con tierra hasta el nivel de los campos.

Se da tambien á la mampostería de un acueducto visible, bastante espesor para permitir á los carruages el correr su longitud por una calzada pública construida sobre el edificio á la altura conveniente: tal es el acueducto edificado en la llanura de Buc, para conducir las aguas á Versalles. En estos casos el acueducto proporciona la ventaja, no solo de hacer pasar el agua por encima de los valles que separan las montañas, sino tambien de facilitar la comunicacion de una á otra. Cuando un acueducto subterráneo debe pasar por debajo de un camino público, es menester resguardar el conducto con una mampostería muy fuerte. La misma precaucion se debe tomar en caso de que el agua corra por tubos de CANERIA que pasen por bajo de los caminos reales. La esperiencia prueba, que los mejores tubos de hierro colado no resisten al sacudimiento que causan los carruages, sino están colocados en un acueducto construido con solidez debajo del camino.

Es muy difícil el determinar con precision el declive que deba darse á las cañerías, segun la cantidad de agua que ha de pasar por ellas. Vitruvio quiere que conste de seis pulgadas sobre 100 pies de longitud; pere este declive es muy excesivo, acreditando una constante esperiencia, que un metro sobre 3600 (ó 1 pie sobre 600 toesas) basta, cuando la cañería no forma recodo, ó cuando las revueltas son tan suaves que no pueden retardar visiblemente la velocidad del agua.

El canal del estanque de Trappes, cuya agua se condujo á Versalles bajo la direccion de Picard, no tenia mas que 9 pulgadas de declive sobre 1000 toesas; el

agua arrojada por una carga de 3 pies, empleaba una hora en correr estas mil toesas. Cuando el fondo no es escabroso basta, segun Belidor, 1 pulgada de declive por 50 toesas (ó 1 centímetro por 36 metros).

Por lo demas, si no lo impide alguna circunstancia particular, es conveniente el dejar mayor declive, á fin de que el agua corra con rapidez; pero muchas veces no es posible hacer demasiado fácil la corriente, en perjuicio de la altura. Si se quieren por ejemplo, establecer fuentes públicas en una ciudad, es esencial que el depósito de agua de donde se surtan, esté lo mas alto que sea posible, á fin de que puedan distribuirse despues estas aguas en los cuarteles mas elevados, ó bien en receptáculos superiores que suministren cascadas para los jardines, detengan el progreso de los incendios, etc.; por lo que interesa el no perder inutilmente una parte de la altura.

Conviene tambien no confundir la teoría de la corriente del agua en la reguera de un acueducto, con la de la velocidad de este flúido por entre los tubos de CANERIA. Espondrémos en esta última palabra, como se retarda el movimiento del agua por los rozamientos, y resistencias debidas al aire, y á las sinuosidades de la travesia, de modo, que es menester tomar en consideracion los declives, y contra-declives que siguen los tubos desde la presa del agua, hasta su destino, á fin de proporcionarle la carga competente. FR.

ACUÑADOR (Tecnológia). Es ordinariamente un pedazo de madera de 5 á 6 pulgadas de largo, cortado como una cuña de hierro para partir leña. Sirve de agente inmediato al martillo para apretar ó aflojar las formas en el arte de la imprenta. Por medio de este instrumento, desaparece el riesgo de deterio

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rar ó de hacer saltar el mármol en que se ponen las formas, y se aprovecha sin embargo la fuerza y auxilio del martillo, por cuyo golpe el acuñador obliga á la cuña á apretar ó aflojar la forma, dándole mas ó ménos fuerte sobre la cabeza del mismo acuñador, que se tiene en una mano, apoyando la otra estremidad contra la cuña que se trata de quitar de arriba ó abajo. L.

ACÚSTICA. (V. TROMPETILLA, GUITARRERO).

ADARAJAS (Albañilería). Piedras salientes que se dejan alternativamente en el grueso de la pared, para unirla con la que se construya despues, en la prolongacion de la primera. Llámanse tambien adarajas, las piedras que se dejan mas anchas en un empedrado, para que hagan trabazon con el resto de la albañilería de una pared. FR.

ADEREZO (Tecnológia). Las preparaciones que sufren las telas al salir del telar son muy numerosas, y varían segun la naturaleza y destino de los tecierjidos. Su objeto es dar á las telas cierto aspecto, ta consistencia, en una palabra, cualidades nuevas que las hagan mas agradables, mas útiles ó de mayor duracion. A este fin, unas se DESENGRASAN, se BATANEAN, se BLANQUEAN; otras se lavan, se hierven, se TINEN Ó se CHAMUSCAN, se estienIMPRIMEN; otras se TUNDEN, den ó estiran, se enlustran, se estampan, se ONDEAN, se RATINAN, se aplanan ó prensan; algunas se CARDUZAN se enraman, se engoman o almidonan, y por último otras reciben aderezos que las hacen IMPERMEABLES á los líquidos, INCOMBUSTIBLES Ó INFLAMABLES, tacables por los insectos, etc. Muchos de estos aderezos, que forman artes separadas, se describen en artículos particulares; y la enumeracion de los que de

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entre ellos puede ó debe recibir cada especie de tejido, se hallará en los artículos relativos á la fabricacion de cada una de las telas. Por tanto no tratarémos aquí sino de los aderezos particulares de las fábricas de paños, telas y géneros de algodon.

Aderezo de los paños. Los últimos aderezos que se dan á los paños tienen por objeto enlustrarlos y reducirlos á menor volúmen, lo que se efectua por medio de una presion mas ó ménos fuerte, combinada ó no, con la accion del calor.

Para prensar los paños, se usa una prensa de dos jumelas de madera con su rosca, bastante conocida para que no sea inutil describir la forma y el manejo de ella. Muchos fabricantes han sustituido á ella con ventaja una prensa de rosca de hierro forjado, limado y pulimentado, de pasos muy estrechos y con su matriz de cobre. Pero hace algunos años que los fabricantes mas hábiles han adoptado el uso de la prensa hidráulica y de las falsas prensas, por cuyo medio han obtenido á un tiempo economía, celeridad y perfeccion.

Los paños se prensan con cartones y planchas calientes; solo con cartones, ó tambien sin unos y sin otras, cuyos procedimientos reciben el nombre de enlustrar en caliente, enlustrar en frio, y prensado. Este último conviene con preferencia á los paños negros. 1° Del lustre en caliente. Plegado el paño en dos, sobre su longitud, se dobla por lo ancho en hojas iguales y cuadradas que coinciden unas sobre otras, cuidando de introducir los cartones al mismo tiempo que se hacen los pliegues; lo que se llama encartonar el paño. Entre cada pliegue, y en la parte inversa de los cartones comunes, se ponen otros finos: de diez en diez pliegues, mas ó ménos, se ponen dos

hojas de madera de aliso, guarnecidas por afuera de muchas hojas de carton grueso, destinadas á recibir, entre dos de ellas, unas planchas de hierro col ado, calientes hasta el grado que conviene. Se coloca sobre la tabla de la prensa una pila de 25 ó 30 piezas, plegadas y encartonadas como se ha dicho, y se introducen sucesivamente planchas calientes en los entredoses ó intermedios de las tablas. Por último, se cubre la pila con otra tabla y una plancha caliente.

Todo así dispuesto, se aprieta la prensa, y se dejan las telas comprimidas en ella, ó en una falsa prensa, durante doce ó quince horas.

Al cabo de este tiempo se cambian, esto es, se vuelven á doblar y encartonar de nuevo, pero colocando en medio de los cartones, los pliegues y partes del paño que habian caido en el corte de los cartones y de las tablas. Vuélvense á la prensa, se guarnecen como ántes de planchas calientes, se prensan otra vez, y se les deja en este estado mas ó ménos tiempo, segun se trate de darles un lustre mas ó ménos perfecto.

20 Del lustre en frio. Este procedimiento difiere del precedente, en que no se usan tablas ni planchas, sino solo cartones entre los pliegues del paño. Se introduce sucesivamente una tabla entre cada pieza para mantenerlas en pila, y se dan á las telas dos prensados continuados, de mucha mayor duracion que en el primer caso.

3o Del prensado. Un hermoso negro debe ser oscuro y mate; un lustre demasiado vivo le haria parduzCO , y por esto ninguna especie de lustre puede convenir á los paños de este color. Basta colocarlos en la prensa, y poniendo una tabla entre cada pieza, comprimirlos en ella por espacio de veinte y cuatro horas, mas ó ménos.

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