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rigirse al tubo horizontal f, colocado debajo del tejido y abierto en su superficie de una fila de orificios por donde se escapa el gas, los cuales estan bastante inmediatos para que la llama forme una faja continuada, en sentido del ancho de la pieza. Cuando se necesita un aparato de gran dimension, se divide el tubo ff en muchas secciones, dejando entre ellas un espacio suficiente, para permitir la dilatacion del metal, cuando se ha calentado el tubo. A este efecto; los tubillos gg tienen unas llaves destinadas á impedir ó permitir el acceso del gas, en tal ó tal porcion del tubo ff, cuando se quieren tostar tejidos no muy anchos e es la chimenea colocada encima de la llama para favorecer la corriente de aire; FF (fig. 5) dos cilindros que reciben el tejido y le tienen estendido; estan montados en dos apoyos de madera amovibles H H, que se cargan de peso para asegurarlos, por cuyo medio, los dos cilindros FF pueden acercarse ó separarse de los rodillos AD, segun la longitud de la pieza de tela, que descansa en otro rodillo G, cuyos ejes giran sobre un apoyo B, provisto de un travesaño sujeto con una clavija, á diferentes alturas del bastidor, de manera que subiendo ó bajando este rodillo G, se puede tender la tela mas ó ménos, haciéndola pasar entonces por debajo. Se concibe, que esta disposicion, exije la supresion de los rodillos FF, que no estan destinados sino para piezas muy largas. Todos estos • rodillos se quitan facilmente de sus apoyos, cuando se monta la tela, cuyos dos estremos se reunen en seguida. El tubo conductor de gas E, está fijo al apoyo de la máquina por una espiga en una de sus estremidades; la otra, encaja en una pieza de hierro K, terminada por un anillo, y movible sobre un perno im

plantado en el travesaño superior. Cuando se quiere poner ó quitar la tela, se aparta esta pieza, como lo indican las líneas de puntos, y se desprende así el cabo del tubo E, que está provisto de una llave, para arreglar la cantidad de gas que debe dejar salir. Esta llave está cerrada mientras se monta el tejido sobre los rodillos, para disminuir el volúmen de la llama, sin apagarla enteramente. Luego que los rodillos están en movimiento, se abre y entonces la llama es bastante abundante para efectuar el tostado. Es menester cuidar de estender el tejido muy bien sobre el rodillo C, durante la operacion, á fin de que no se hagan pliegues, que pudieran ocasionar rasgaduras. Para esto se cosen en los lados de la pieza, unos orillos, que agarran y tiran dos personas colocadas entre los cilindros FF, y el cuerpo de la máquina, mientras giran los rodillos.

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M. Molard ha imaginado para el tostado de los tejidos tupidos y acanalados, un aparato pequeño, tan sencillo como ingenioso, análogo al que acabamos de describir, pero que nos parece mas perfecto, en cuanto á que el tejido, en lugar de pasar directamente sobre la llama en una posicion horizontal, se dirije contra esta de arriba abajo, lamiéndola, por decirlo así. La rapidez del movimiento que es necesario dar al tejido, establece una corriente de aire tal, que la llama se inclina, y produciría muy poco efecto, sin la precaucion de hacer que la tela vaya á su encuentro. El inventor ha adaptado ademas á la lámpara, cerca de los orificios muy pequeños que dejan salir el gas, una corriente de aire artificial, producida por un fuelle de viento continuo, que se arregla segun se quiere; por cuyo medio la llama se dirije sin cesar contra el teji

do, y el tostado se verifica con mucha regularidad y prontitud.

Quedando algo alterada la blancura del tejido durante esta operacion, es menester hacerla ántes del blanqueo, que se efectua por los procedimientos ordinarios (V. BLANQUEO). L.

Aderezo de los tejidos de algodon. (TECNÓLOGIA). Se moja el tejido en agua en que se haya empapado cierta cantidad de almidon bien purificado, ó solo con agua pura; en seguida se pasa este tejido por entre dos cilindros calientes. Estos cilindros son de cobre ú hoja de lata; en el primer caso se introducen en ellos para calentarlos, barras de hierro enrojecido ó cilindros de hierro colado, que ocupen exactamente la cavidad. El grueso del cobre, es por lo comun de 2 á 5 centímetros. Los cilindros de hoja de lata, que están en usó en Inglaterra, se calientan por el vapor, que se introduce continuamente en su interior, por medio de un tubo que termina en una caldera llena de agua hirviendo. Bajo muchos aspectos son preferibles estos cilindros á los otros, porque es ménos costosa su construccion, se calientan con menor gasto, el calor que adquieren es mas uniforme y los tejidos estan libres del riesgo de quemarse.

Describamos la disposicion de la máquina para aderezar los percales, los bombacies y los calicots. Se envuelve el tejido al rededor de un rodillo, cuya superficie está revestida de tela ordinaria. Sobre este rodiHo, y á 3 decímetros de altura, está colocado un cilindro metálico caliente, inmovil y tan pulimentado cuanto sea posible. Otro cilindro semejante á este, se halla á nivel con el rodillo, separado de él unos 3 decímetros. En el nivel del primer cilindro metálico, se

halla un rodillo de descarga, que se hace girar con un manubrio, y debe tambien estar cubierto con una tela ordinaria, fija en él, por uno de sus estremos; esta tela pasa por debajo del segundo cilindro metálico, y despues por encima del primero, y recibe el estremo del tejido que se ha de aderezar, al cual está prendido con unos alfileres.

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Cuando los cilindros han llegado al grado de calor conveniente, un trabajador hace girar el manubrio del rodillo de descarga, que atrae á si el tejido, y otros dos, cada uno á uno de los lados del primer rodillo, dirigen este tejido sobre el primer cilindro, cogiéndole por sus orillos y desarrollándole en todo su ancho, de modo que no forme ningun pliegue. El tejido puesto en movimiento, sube al primer cilindro metálico, baja por debajo del segundo, y vuelvé á subir en seguida por encima del rodillo de descarga.

El uso de dos cilindros metálicos calientes en esta máquina, tiene por objeto aderezar el tejido simultáneamente al derecho y al reves.

Los percales, despues de haber esperimentado la accion de esta máquina, pasan ademas entre dos gruesos cilindros que hace mover un cabrestante por medio de un sistema de ruedas dentadas. Esta última operacion, da á los percales pulimento y lustre. Al salir de estos cilindros, se doblan para ponerlos en la prensa, luego se mandan para que los impriman, ó se entregan al comercio en aquel estado.

El aderezo de las muselinas se hace impregnándolas de agua de almidon; en seguida se prensan sin torcerlas, y se golpean con las manos, sobre mesas de mármol, estendiéndolas luego entre dos rodillos, de los cuales cada uno tiene asida una de sus estremidades: entre

estos rodillos está sujeta la muselina á unos prende orillos.

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La descripcion de estos prende-orillos, tal como la hace M. Corry en la Guia de los fabricantes, y que segun él, está muy en uso en Inglaterra, es la siguiente. Este aparato se compone de dos líneas de pinzas, á la altura del nivel del tejido y paralelas á los lados de los orillos. Una de estas líneas, tiene fijas las pinzas sujetas fuertemente á un travesaño que las pueda mantener inmoviles, y la otra las tiene de modo, que sean susceptibles de adelantarse ó retirarse.

Una pinza, es una especie de caja de abeto, de 6 decímetros de largo y 8 centímetros de altura, hueca de un cabo á otro, y abierta por sus dos estremos. Dos charnelitas sugetan las partes traseras; sus bordes anteriores ó cachas, con las que prende los orillos, se abren en toda su longitud, y se cierran por medio de un tornillo de hierro, colocado en su centro, con una manecilla para manejarle segun se quiera.

Estas pinzas, están en la misma línea de cada lado del tejido; asi es, que cada línea tiene tantas cuantas dos veces 6 decímetros hay en su longitud. En cuanto sea posible, deben estar muy juntas, á fin de agarrar todas las partes de los orillos.

Cuando uno de estos se ha cogido de las pinzas fijas, y se ha sujetado, apretando el tornillo de hierro, se acercan al orillo opuesto las pinzas moviles, las cuales se entreabren para colocar el orillo, cerrándolas despues por medio de sus tornillos; luego se retiran estas, hasta que se haya estendido el tejido en todo su ancho, y que los hilos de la urdimbre y de la trama, hayan vuelto á adquirir su direccion natural y su primitiva estension.

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