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ma de la almendra y no al aceite fijo contenido en ella. Se puede, con todo, como ha probado Planche, obtener de las almendras un aceite muy odorífero, para lo cual basta poner estas almendras en agua hirviendo para despellejarlas, y secarlas despues en la estufa ántes de someterlas al molino y á la prensadura. Los dos principios, oloroso y amargo que contienen las almendras amargas parece que consisten, el primero en el ácido hidrociánico, ó por lo menos en los elementos de este ácido, y el segundo en un aceite acre y amargo; pueden obtenerse ambos destilando las almendras amargas con agua. El aceite de almendras dulces sirve principalmente en la Farmacia para la preparacion del jabon medicinal, y de un alimento amoniacal. Estas preparaciones se detallan en el artículo JABONES.

TERCERA ESPECIE. Aceite de ayuco, sacado por espresion de la simiente triangular del fruto de fagus silvatica, ó haya de nuestras selvas. Este árbol es abundante en el bosque de Compiegne y en los que le avecinan, asi como en los departamentos del Este. El aceite de ayuco es inodoro, de color amarillento, y de un sabor algo acre cuando es reciente, pero lo pierde envejeciéndose; entónces es muy agradable y puede usarse como alimento. Su acrimonia se destruye facilmenmente haciéndole hervir en el fuego; mas como seria de temer que se alterase y adquiriese un gusto desagradable, es preferible, como aconseja M. Guibourt, hacerle hervir con el agua, como se practica con el aceite de palma-christi ó higuera infernal. El aceite de ayuco forma con la sosa un jabon bastante firme para poderse manejar, aunque es no obstante, craso, pastoso y viscoso; bueno con preferencia para formar un jabon blando que se vuelve amarillo al aire.

CUARTA ESPECIE. Aceite de colsa. Se cultiva con abundancia en los departamentos franceses del Norte, el brasica arvensis, ó campestris, que suministra este aceite, de que se hace grande uso para el alumbrado ó la fabricacion de un jabon blando con potasa. Sin embargo, no puede servir para alumbrar sino en cuanto se ha sometido á una operacion que le despoja de la mayor parte de su mucílago, ó de su parte colorante, que se opondria á su combustion. A M. Thenard debemos el descubrimiento del mejor modo de proceder en esto, que consiste en mezclar primeramente 2 partes de ácido sulfúrico concentrado, con 100 partes de aceite que se remueve mucho tiempo para favorecer el contacto de las dos sustancias. El ácido se combina con el mucilago ó la parte colorante, y le precipita en copos de un verde oscuro; luego se añade á la mezcla un volúmen de agua doble del de aceite, y se agita mucho á fin de quitar todo el ácido en esceso. Se deja reposar por diez dias en un lugar cuya temperatura sea de 25 á 30 grados; al cabo de este tiempo, se decanta el aceite reunido á la superficie y se echa en cubas agujeradas y guarnecidas de torcidas de algodon: el aceite que mana por ellas está perfectamente depurado y es muy apto para el alumbrado. Este procedimiento de depuracion es aplicable á todos los aceites de simientes, que preparados de este modo tienen en el comercio el nombre de aceites blancos. El aceite de colsa tiene poco olor, un sabor dulce y un color ama-, rillento; es poco soluble en el alcohol y disuelve el azufre y el fósforo: se congela á algunos grados bajo cero en pequeñas agujas dispuestas en forma de estrellas, que segun Chevreul están compuestas de una estearina que conserva mucha oleina.

El cultivo del colsa se sigue con esmero en los Paises Bajos y alrededores de Lila, á causa de las importantes y variadas ventajas que de él se sacan. Esta planta exije una buena tierra vegetal, y el método preferible es el sembrar la simiente en un semillero por el mes de julio y transplantarla despues en el de setiembre, escogiendo un tiempo cubierto y lluvioso. Para acelerar la plantacion, un hombre hace los agujeros en el terreno, á distancia de 12 á 15 pulgadas unos de otros en todos sentidos, un muchacho que le sigue pone en cada uno una sola planta, y otro con un almocafre reune la tierra al rededor de las raices y el tronco. En el mes de julio siguiente, cuando la simiente está ya madura, lo que se conoce por la abertura de las silicuas, se corta la planta con una hoz y se lleva en hacecillos bajo unos cobertizos para dejarla secar. Cuando lo está, se hacina como el trigo hasta el momento conveniente de golpearla y de echar la simiente que se conserva en suelos ó pisos guarnecidos de tela hasta la época de la molienda.

Si se cultiva como forrage se siembra mas pronto, en junio por ejemplo, y no se cortan las hojas sino cuando los forrages verdes hacen ya falta á los animales; los troncos cortados despues del invierno dan una segunda cosecha de hojas en la primavera; ademas del uso del aceite de colsa para el bataneo de los paños, y la preparacion de los cueros y del jabon blando, sirve la pasta ya esprimida y prensada para alimento de los animales; tambien forma esta uno de los mejores abonos, especialmente en las tierras destinadas para reci bir la simiente del colsa.

QUINTA ESPECIE. Aceite de mostaza. Se estrae de la simiente del sinapis alba vel nigra. Este aceite tiene un

color amarillo y un sabor tan dulce como el de colsa, no participa en nada del gusto acre y de la propiedad epispástica que se advierte en la simiente entera reducida á harina: así es que se emplea en la Medicina contra los vivos dolores nefríticos y en general para disminuir la acrimonía de los humores. Tambien sirve en las fábricas de lanas y preparacion de cueros, etc. SEXTA ESPECIE. Aceite de nabina. El brasica napus, especie muy inmediata al brasica arvensis ó campes– tris, suministra un aceite bastante semejante por sus propiedades al de colsa, con el que se le equivoca muchas veces en el comercio. En general la planta es ménos cultivada.

SÉPTIMA ESPECIE. Aceite de camelina, que se saca del myagrum sativum; puede muy bien remplazar á los aceites de colsa, de la nabina, etc. en la mayor parte de los usos á que se les destina, aunque su precio, algo inferior en el comercio, parece probar que no es tan estimado. No obstante, se asegura que es preferible á estos aceites para el alumbrado, en razon á que no da tanto humo cuando arde. A lo ménos es bien cierto que tiene sobre aquellos aceites la ventaja de que la planta que le suministra crece muy pronto en los terrenos mediocres, y que pueden recogerse dos cosechas en cada año.

OCTAVA ESPECIE. Aceite de malpica. La planta que le suministra se cultiva en los jardines; es el nasturtium sativum de Ventenat. Se saca de la simiente un aceite muy dulce, poco conocido en Francia y no muy usado, pero que segun los ensayos que se han hecho parece merecer la atencion de los cultivadores por su abundancia y bondad.

Los aceites de colsa, de nabina, de mostaza, de ca

melina y de malpica, conocidos con la denominacion de aceites de simientes, provienen todos de plantas pertenecientes á la familia de las crucíferas. Su cultivo y el comercio que de ellos se hace en Francia, están casi esclusivamente circunscritos á los departamentos del Norte, esceptuando la nabina que se cultiva en los del Interior. La estraccion de su aceite es fácil, y no exige tanto cuidado como el de olivas y almendras dulces, porque no se prepara para que sirva en las mesas. Recogidas sus simientes en el estado de perfecta madurez, y estendidas en lugares secos y oreados por espacio de algunas semanas, se llevan despues al molino. Un retardo de algunos meses las espondria á enranciarse luego que están reducidas á harina ó pasta, se meten en sacos de tela, que se esponen al vapor del agua, ó se sumergen por cierto tiempo en el agua hirviendo, y despues se someten á una fuerte presion entre planchas de hierro. Una segunda presion hace con frecuencia que casi se enrojezcan las planchas, por cuyo medio se esprime el orujo ó hez; y esta maniobra viciosa, aconsejada por la avaricia, no deja de comunicar á estos aceites una acrimonia que no les es natural. El último orujo de las simientes esprimidas fuermente, sirve con ventaja para el abono de las tierras, cuando ha sido cuidadosamente repartido. En los alrededores de Lila, por ejemplo, donde se prefiere al estiercol, cuesta hasta 12 fr. el quintal.

La tabla siguiente debida á M. Mateo de Dombasle, corresponsal del consejo de agricultura de Nancy, presenta los resultados preciosos é indicaciones útiles relativamente al cultivo de muchas plantas, cuyos aceites nos han ocupado ya.

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