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diferente el modo con que el Cuerpo de la Marina reciba este tratado, bastando para satisfaccion interior la idea que se ha tenido de serle útil; sin embargo esta austera conformidad debe. ofender su gratitud; y desde luego se debe contar con el aprecio de un Cuerpo que sabe infundir tales sentimientos en sus Individuos.

ANALISIS SUCINTO DE ESTA OBRA.

Principios preliminares.

Para la inteligencia de las breves reflexîones acerca de las máquinas del uso de á bordo, se emplean las diez y ocho primeras páginas con las definiciones, axîomas y principios mas sencillos de Mecánica comunes á todos los autores: y los que se insertan en esta obra son casi todos copia de los que preceden á los Elementos de Mecánica del Abate la Caille.

LIBRO I. DE LAS MÁQUINAS.

CAPITULO I. De la palanca.

Aunque no hay á bordo máquina alguna á quien se dé este determinado nombre de palanca, sin embargo las barras de cabrestante, caña del timon, radios de su rueda, figura de los palos y vergas, y un sin número de utensilios del servicio de los buques deben su uso y explicacion á la teórica de las palancas. Estas consideraciones, y la dependencia que todas las máquinas tienen de la palanca, obligan á que no se omita reflexîonar sobre ella.

Se extractan sus principios teóricos, se dan sus subdivisiones, y considerándola fisicamente se hacen, en virtud de su peso, todas las advertencias mas principales relativas á su exercicio. Se nota que las dichas no deben tener lugar en todo mo

vimiento horizontal, como en las barras del cabrestante y caña del timon; pero se advierte que tienen toda su fuerza en el movimiento vertical, como en los cigüeñales de las bombas y hasta en el modo de servirse de los espeques y pies de cabra para sayar la artillería. A su tiempo se hace uso de esta teórica para valuar los esfuerzos de qualquiera número de hombres distribuidos á lo largo de las barras del cabrestante, y para otras aplicaciones adaptables á la práctica. Extendiendo la misma teórica á las palancas curvas se aplica á la mayor seguridad de las ánclas ; y se concluye con reducir á esta máquina el servicio de los palos y vergas deduciendo su figura.

CAP. II. De la garrucha ó moton.

La garrucha ó moton es la máquina de que suele hacerse mas uso á bordo. Establecida su teórica y division en fixo y movible, se manifiestan los aumentos de fuerzas que sugiere este último, y se advierte la diferencia que cabe en esta sola parte en cazar las velas segun que el escotin ó escota se afirman sencillamente á sus puños, ó pasan cercando las roldanas de los motones cosidos en aquellos. Estas mismas reflexiones se extienden para la formacion de los aparejos: y se advierte la circunstancia en que el uso del moton movible disminuiria los efectos de nuestras fuerzas.

CAP. III. De los aparejos.

A la descripcion de los motones sigue la de los aparejos que se forman con el agregado de los primeros. Al paso que se demuestran sus principios teóricos se aplican á los casos prácticos, y se advierte la diferencia de fuerzas que resulta de terminar los extremos ó chicotes de los cabos en los motones fixos ó movibles que los forman. Explicado el aumento de fuerzas que procuran los aparejos, se advierte el mas tiempo que se

necesita emplear con su uso para producir los efectos que se pretenden ; aquí se acuerdan las advertencias que se hicieron anteriormente respecto á la terminacion del cabo que los envuelve. Por último se concluye la cautela con que se debe proceder en adaptar los aparejos, para no conseguir imprudentemente un inútil aumento de fuerzas, con sacrificio del tiempo y retardo de las faenas.

CAP. IV. Del roce ó friccion.

Como en virtud de los principios teóricos el moton fixo resultaba hasta aquí inútil para el aumento de fuerzas, y solo conducia para variar arbitrariamente su direccion, ha parecido propio, tanto para extender la utilidad de este moton, como para concluir infinitas otras reflexîones útiles en la práctica, el hablar de los estorbos que ocasiona el roce en el uso de esta máquina.

y

Se dá una breve idea del roce: se divide en dos especies, de esta division se concluye inmediatamente la utilidad del moton ó roldana fixa, en quanto disminuye sus estorbos. Extendiendo las consideraciones acerca del roce se concluye que, para disminuir sus obstáculos, importa que las roldanas sean del mayor diámetro posible, y los exes sobre que giran los menores que permitan las circunstancias. La falta de homogeneidad en los principios componentes de los cuerpos conduce á reflexîonar que, el agujero de una roldana que gira sobre su exe, se agranda desigualmente con el tiempo, y en conseqüencia variando los radios de la roldana, varian las relaciones establecidas entre los pesos y potencias. Este inconveniente no tiene lugar girando el exe; y se dá esta última disposicion por mas conveniente para el uso del moton en el movimiento de los pesos de abaxo para arriba. Despues de dar idea del mayor estorbo que encuentran para deslizarse unas sobre otras las plan

rol

chas de un mismo metal y todos los cuerpos de igual especie, se infiere la necesidad de hacer en los motones, los exes danas y caxeras, de maderas distintas. Como las materias duras admiten mayor pulimento que las blandas, y esta circunstancia disminuye el roce, se prefieren las roldanas de metal á las de madera en los sitios donde su peso no sirva de inconveniente.

CAP. V. De la rigidez de las cuerdas.

Considerando despues los efectos que produce la rigidez de las cuerdas que envuelven dichas máquinas, se demuestra que las cuerdas dificultan sus efectos en virtud de los mayores pesos que suspenden, de su mayor mena, de su mayor rigidez, y á medida que es menor el diámetro de las roldanas: sentando en virtud de estas reflexîones, fuera de toda arbitrariedad, si las roldanas han de ser grandes ó chicas, y de maderas diversas de las de sus caxeras y exes: si deben girar sobre estos últimos: si es conveniente hacerlas de metal; y si las cuerdas han de ser gordas ó delgadas, torcidas ó sueltas, rígidas ó flexîbles.

CAP. VI. Del tambor ó cabrestante.

Establecidos los principios que tienen lugar en el equilibrio de esta máquina, se advierte la determinada relacion que debe haber entre la longitud de los radios del tambor y de sus barras segun los pesos que se suspenden. Reduciendo al tambor la rueda del timon y el molinete de las bombas de cadena, se hacen varias advertencias relativas á la colocacion y número de sus barras ó palancas. Lo mismo se practica respecto á la oblicuidad de las fuerzas aplicadas, y de la rigidez de las cuerdas. CAP. VII. Del roce en el tambor.

En quanto al roce, se consideran extensamente sus particulares efectos en esta máquina, y se concluye la mejor colo

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cacion de una ó muchas barras, y la causa de disponer inversamente los cigüeñales de las bombas. Se subdividen los esfuerzos de los hombres aplicados á las barras del cabrestante, y se concluyen, en esta parte, las ventajas y desventajas del uso del tambor horizontal en las embarcaciones pequeñas. Considerando despues mas particularmente el cabrestante, relativo á su servicio en la suspension de las ánclas, se apuntan los inconvenientes principales que se ofrecen en esta faena, y se concluyen los medios de disminuirlos en conseqüencia de los principios establecidos.

CAP. VIII. De la cábria.

Verdaderamente todo lo dicho acerca de los motones, aparejos y cabrestante incluye la substancia de quanto pueda decirse de la cábria: la qual solo se arma con el objeto de disponer las máquinas anteriores en la disposicion conveniente á nuestros fines. Se hacen las reflexîones correspondientes á su firmeza á la colocacion de los cabos ó vientos necesarios para y sujetarla segun las inclinaciones que es preciso dar á la cábria.

CAP. IX. Del timon.

En el Cap. XII. del Lib. III. de los Movimientos se habla extensamente acerca de las mejores disposiciones de la pala del timon, para dar á los buques los movimientos que se pretenden, aconsejando entre otras cosas la diminucion de la parte de su pala que, al paso que no contribuye á los movimientos giratorios, inutiliza los esfuerzos de los timoneles y expone el todo de la máquina en las circunstancias de los golpes de mar. En el presente capítulo solamente se describe el todo del timon, manifestando la mejor disposicion de sus guardines, y dando razon del prodigioso aumento de nuestras fuerzas en el uso de esta máquina, y de las ventajas con que contribuye á los movimientos de las embarcaciones.

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