tacto casi imperceptible; se notará que al mas leve tacto el hilo cede, y que una fuerza infinitesima aplicada contra él en D, basta para darle cierta curvidad, y hacer que las tangentes tiradas por A y B no formen una sola línea recta. Luego si una fuerza infinitesima que obra horizontalmente, impide la absoluta tension del hilo en su direccion vertical, para que no suceda así, y el hilo ó vela queden absolutamente tesos, importa que la fuerza que obra verticalmente sea infinita. Semejante fuerza jamas podrá tener lugar en la práctica; pero á medida de lo mas tirante que se disponga una vela se vé, que crecerá su propension para rifarse, ó romper la verga. CAPÍTULO III. De las direcciones en que obra la fuerza empleada La vela D V (Lam. XI. fig. 85.) impelida por el viento que 333 suponemos perpendicular á la verga, tira á separarse del mastelero CR, en quanto lo permiten los cabos que la sujetan. La driza L CD que vá á la cruz D de la verga, formará con el mastelero ó línea vertical C R, el ángulo M C D; y si expresamos por C D el esfuerzo absoluto segun el qual trabaja para izar la vela, lo descompondremos en los dos DE, D M; el primero vertical, y el segundo horizontal. De donde resultará que del absoluto esfuerzo aplicado á la driza, solo la parte D E sirve para el fin propuesto; y la otra D M se emplea en atracar la vela al mastelero, y en luchar directamente contra el viento. La fuerza vertical D E tiene que vencer no solo la gravedad de la verga y vela, sino tambien los esfuerzos verticales de esta última representados por G M en la Lam. XI. fig. 83. Si la GM vela en vez de estar arriada en el punto M del mastelero (Lam. XI. fig. 85.) estuviese en P cerca del extremo C hasta donde puede izarse, la direccion C N de la driza resulta próximamente horizontal, y asi casi todo su esfuerzo se emplea en atracar la verga contra el palo; pero ademas la corta fuerza vertical restante N E, obra en esta situacion con mucha ménos ventaja que quando está arriada en M. La vela en efecto se halla mucho mas tesa en N que en M, y por lo que diximos en el capítulo anterior, el esfuerzo de arriba para abaxo G M, con que en la Lam. XI. fig. 83. resiste la subida, es extraordinariamente mayor que quando está muy arriada. De aquí se infiere que estando una vela en viento, costará mucho á mas el izarla una misma cantidad, segun lo mas alta ó ménos arriada que estuviese. La dificultad que ofrecen las velas en viento para izarse son evidentes, y en conseqüencia de ello se orientan al filo; però suele suceder que para hallarse con ellas preparadas segun se pretende, luego que estén izadas, se van braceando poco a poco por sotavento; de manera que muchas veces, dos ó tres codos ántes de llegar la verga al punto propuesto, se halla ya la vela perfectamente en viento. En semejante caso, por las razones que acabamos de ver, resulta que el izar la verga los tales dos ó tres codos, cuesta mas fatigas que toda la anterior faena. Vimos en el capítulo anterior que estando la vela muy tesa, su fuerza vertical para romper la verga es extraordinaria; por consiguiente, convendrá no izar las velas en términos que, por lo tirante de ellas, puedan estas rifarse, ó las primeras romperse. Esta advertencia es general; y particularmente quando el viento es fuerte, se dexan siempre ménos izadas de lo que se pudiera, forzándolas un poco. CAPÍTULO IV. Del modo de obrar de las brazas, y de los modos de disponerlas para mayor seguridad de las vergas en algunas posiciones. La 334 a direccion de las brazas, como qualquiera puede convencerse á vista de su laboreo, es inclinada al plano horizontal de las vergas. De suerte que parte de su esfuerzo absoluto obra verticalmente, y la otra en un plano horizontal. La direccion de este último esfuerzo forma un ángulo obliquo con las vergas, y así una parte de él obra en el sentido de la longitud de dichas, y la otra perpendicularmente á dicha longitud. De donde resulta, que el absoluto esfuerzo aplicado á la braza, procura dar tres distintos movimientos á la verga; uno de abaxo para arriba, ó al contrario: esto es, vertical; otro de penol á penol, ó en el sentido de la longitud de la verga; y otro de proa á popa. Represente para esto A (Lam. XI. fig. 86.) la verga de gávia ; A G E el laboreo de su braza; G C la elevacion del plano de la verga sobre el brazalote G del cuello de mesana. Si A G expresa el esfuerzo absoluto aplicado á la braza, C G manifestará el esfuerzo vertical, , y A C el que se hace en el plano horizontal de la verga. Representenos la línea F S en la Lam. XI. fig. 87. la fuerza A C que se efectua en dicho plano horizontal; como la direccion de esta fuerza representada por F S forma con la verga F Q el ángulo S F Q, SL será la fuerza de penol á penol, ó en el sentido longitudinal de la verga, y F L la de proa á popa perpendicular á su longitud. Si la verga estuviese mas alta respecto al punto G, la fuerza vertical C G en la Lam. XI. fig. 86. aumentaria ; y si el ángulo S F Q, que en la Lam. XI. fig. 87. forma el plano horizontal de la braza con el de la verga, fuese mas agudo, la fuerza de penol á penol creceria; y por el contrario la fuerza F L, que es la única que sirve para orientar la vela, disminuiria. Esto basta para colegir la mayor ó menor facilidad que ofrece para el braceo de las vergas la distinta situacion de las dichas, y el diverso laboreo de sus brazas. lo 335 En algunas embarcaciones, en vez de pasar el chicote de la braza por un moton cosido en la misma verga, pasan por un moton que cuelga á lo largo de un cabo llamado brazalote. Para demostrar la inutilidad y perjuicio de los brazalotes, basta recurrir á una sencilla experiencia que es notoria á todos. Representen A y B (Lam. XI. fig. 88.) dos puntos horizontales, á cada uno de los quales suponemos atados los extremos A y B de la cuerda A Q B. En esta circunstancia todo el mundo advierte que la cuerda, á causa de su flexîbiforma lidad y propio peso, léjos de formar la línea horizontal A B, el arco ó seno A Q B. Si en el punto Q le añadimos otro peso P, aumentará á proporcion la dificultad de hacerle formar la línea recta y horizontal A B. Aplicando esto mismo á los brazalotes veremos que, aun quando la braza tuviese su laboreo en el plano horizontal de la verga, deberia formar algun seno á causa de su flexîbilidad y peso; pero como en el uso de los brazalotes se añade al peso natural de la braza el del moton que lleva el brazalote, se sigue que este seno debe aumentar, con perjuicio de la fuerza que se exerce en el plano horizontal de la verga. La inspeccion de la Lain. XI. fig. 89. basta para convencernos de todo lo que acabamos de insinuar. La braza C B pasa por el moton B cosido al extremo del brazalote B A, el qual por el peso de dicho moton forma el seno ó arco A B que indica la figura, y obliga á que la braza comunique sus esfuerzos á la verga á lo largo de dicha linea curva ó catenaria ; cuya tangente en el extremo A, segun la qual obra contra la verga, es la A D; tan diferente como se dexa ver de la línea A C, que es la direccion que puede dársele á la braza renunciando al uso de los brazalotes. CAPÍTULO V. De la reunion de las fuerzas que contribuyen á romper las vergas, segun la tension de los cabos que las sujetan. 336 Supongamos la verga A B (Lam. XI. fig. 90.) puesta en cruz, y que se navegue viento en popa. Manifiesten A M, B N las fuerzas de las brazas en el plano horizontal perpendicular á la longitud de la verga. Esta última, á causa de su qualquiera flexibilidad, tira á arquearse en virtud de estas dos fuerzas tomando la situacion A D B. El punto E en el qual se reunen las fuerzas horizontales de ambas brazas, será donde peligrará la verga. Para hallarlo supónganse las siguientes Fuerza A M=. Su igual B N= Denominaciones. Longitud A B=. Distancia del punto E al penol A = La de E al penol B será = Usando de lo dicho (art. 77.), tendremos to es, x = b. Por consiguiente la cruz de la verga será el punto donde peligrará su ruptura en tal caso: y convendrá aplicar en dicha cruz una fuerza opuesta que, formando equilibrio con la resultante de las dos brazas, contribuya á su seguridad. Esto mismo lo previene la práctica; pues por medio de las trozas ó racamentos que sujetan la cruz de la verga al palo, la reunion de las dos fuerzas que procuran romperla segun la E D, puede quedar destruida por la sujecion de las trozas que obran en el sentido opuesto E Q. Figurémonos que, á causa de estar las brazas muy tesas, la cruz de la verga no quede sujeta por las trozas, ó como se suele decir, no haga en el punto E por ellas. Es claro que no residiendo entónces en este punto fuerza alguna que contraste la que actua para romper la verga, la dicha peligrará en su cruz. La experiencia ha hecho ver esta verdad, y así es práctica general en los vientos en popa frescos el dexar las brazas algo arriadas. Tal vez esta práctica ha debido tambien su orígen al riesgo de que se partan las vergas por la cruz, con motivo del choque del palo contra ellas. Si ahora, en el mismo caso del viento en popa, suponemos que la verga quede perfectamente sujeta en los tres puntos A, E, B, cada brazo de ella como E B, tirará á arquearse en virtud de la fuerza residente en E, y la del penol B; y el punto F, equidistante del penol B y de la cruz E, será en donde peligrará la ruptura de la verga en ambos brazos, en las circunstancias de trabajar igualmente por sus dos brazas y por el racamento. CAPÍTULO VI. Del modo con que trabajan los obenques y brandales. Siguiendo 337 nuestras reflexiones acerca de la composicion y descomposicion de las fuerzas, pasemos á aplicarlas á las que hacen los obenques y brandales. Para esto represente G B (Lam. XII. fig. 91.) la altura del palo mayor; B A la distancia que hay desde la fogonadura de la cubierta del alcazar, hasta los puntos de la mesa de guarnicion donde se sujetan los obenques por medio de los acolladores que unen sus vigotas. Siendo G A la direccion segun la qual trabajan los obenques, como á obliqua al palo, se descompondrá en las dos G By BA; la primera vertical, y que en nada contribuye para la sujeción de dicho palo; y la segunda B A horizontal y perpendicular al palo á quien sujeta en los balances. Si en vez de ser B A la distancia del punto B del palo al acollador A fuese la B F, representaria dicha línea la fuerza horizontal del obenque, mucho menor que la anterior B A; como claramente se ve. Á medida pues de lo mas agudo que sea el ángulo B G A, ó B G F, que la direccion vertical del palo B G forme con sus obenques, disminuirá la fuerza con que los dichos contribuyen á sujetarlo en los balances: de suerte que quando dicho ángulo fuese cero, ó los obenques se afirmasen en los acolladores puestos al mismo pie B del palo, resultaria cero la fuerza de que hablamos. Segun esto mismo, representando G C el mastelero de gávia, y G D la distancia de la coz del mastelero al acollador D, el ángulo G C D que forma el mastelero con su obenque, es mucho mas agudo que el B G A que el palo mayor forma con el suyo G A. En atencion á esto se añaden al mastelero para su mayor sujecion unos cabos como C A llamados brandales, los quales desde el extremo C vienen á fenecer en las vigotas correspondientes á unos puntos como el punto A en las mesas de guarnicion. Si la altura C B del extremo del mastelero fuese infinita, resultaria cero la distancia ó fuerza B A con que contribuiria el brandal á su sujecion. Sin contar con este caso imposible debemos advertir que la distancia ó fuer |