ménos; así, en igualdad de las demas circunstancias, los estorbos que nacerian de la rigidez en el ordinario uso de las maniobras serían mucho mayores, si las cuerdas de su servicio estuviesen muy torcidas. Por este inconveniente, y otros de que se hablará en adelante, no se deben torcer mucho los cabos de labor, ó de la maniobra corriente. Las cuerdas ya usadas se doblan con mas facilidad que las nuevas, y por las razones demostradas, el uso de las primeras debe facilitar mucho mas las faenas, que el de las segundas. En los fuertes frios las cuerdas se endurecen, y este accidente entorpece las maniobras que se executan en ocasion de las heladas. y crudas noches del hibierno. 148 Habiendo deducido de las observaciones acerca de la rigidez de las cuerdas, que es conveniente para el mejor servicio de las maniobras el que su diámetro no sea muy grande, es indispensable tener alguna idea acerca del aguante de las cuerdas ó cabos de diversas menas, á fin de que conociendo al poco mas ó ménos los esfuerzos que han de sufrir, y las resistencias de que son capaces, pueda el maniobrista aconsejar una discreta diminucion en sus diámetros, segun el uso á que cada cabo se destine. Con atencion á todos estos conocimientos procedió el Teniente General Don Joseph de Mazarredo, en las alteraciones que introduxo relativas á aparejo, en la campaña de pruebas del verano de 1785. En uno de los párrafos de su informe del navio San Ildefonso se lee lo siguiente, por lo que pertenece á nuestra reflexion. "Para la facilidad de las maniobras he hecho otra alteracion; y „es, quitar las enormes amuras y escotas de mayor y trinquete, po»niendo por escotas las vetas de las drizas de sus respectivas vergas, "y por amuras en el trinquete, las vetas de los viradores del vela"cho, y en la mayor una veta de aparejo real, y la veta de la driza » de la verga de mesana, dexando esta solo sobre boza. La práctica "general nuestra de amuras y escotas tan grandes, y aplicar unas "contramuras y contraescotas ménos gruesas en los vientos duros, "es manifiestamente contra lo natural; pues en los tiempos regulares "basta mucho ménos, y en los malos se puede y debe hacer uso de "aparejos, ó de qualquier cabo de todo el grueso que parezca nece"sario, sin que por tanto se siga perjuicio, ni el menor riesgo, de "emplear los delgados para el servicio ordinario, y sí el » de maniobrar con mucha mas celeridad." 149 gran bien Con motivo de haber hablado de las amuras y escotas, no debemos omitir nuestras reflexiones acerca de la práctica que se observa en forrar las dichas, los escotines de las gavias y otros cabos. En primer lugar se procura redondear los cabos que se quieren forrar, y para esto se rellenan los huecos entre sus cordones con un cabo de una mena proporcionada al vacio que forma el trenzado ó torcido de dichos cordones, el tal cabito relativamente al servicio que hace, se denomina con mucha propiedad embutidura; despues de esto se reviste con lona, y el todo se sujeta con el meollar exterior en vueltas circulares. El escotin, escota y otros qualesquiera cabos, en los parages en que se doblan pasando por un retorno, abren la distancia entre sus cordones, y dan lugar á que se interne mas el cabito que sirvió de embutidura; como la vela no tira siempre con uniformidad, sino ántes bien executa un continuado tira y afloxa en sus sensibles lascadas y sacudidas, resulta que la abertura entre los cordones, se abre y cierra alternativamente, y la embutidura sirve como de sierra, para cortar poco a poco sus filásticas interiores. Como la embutidura es un cabo muy delgado, respecto al escotin ó escota á quien se aplica, se puede considerar como un solo cordon rígido, en cuyo caso es natural que mediante su continuado roce, corte las filásticas una por una. Este efecto que fluye naturalmente de todo lo expuesto, se verifica constantemente en la práctica, y en los escotines de gavia, que suelen faltar por el parage en que se doblan para pasar por la roldana de los quadernales ó motones de la verga mayor, se notan palpablemente los efectos del roce de la embutidura ; y siendo solo el fin de dicha embutidura el de rellenar los vacios de los cordones, se puede conseguir muy bien empleando simple estopa en vez del cabito mencionado. Con esta substitucion, aun quando la estopa se internase igualmente, la blandura y suavidad de esta no ocasionaria el menor daño á las filásticas. CAPÍTULO VI. Del tambor, ó cabrestante. Por tambor se entiende un cilindro movible sobre su exe, 150 ό sobre dos puntos de apoyo donde descansan los extremos del dicho. Se adapta á este cilindro ordinariamente una cuerda, de cuyo otro extremo pende el peso que se intenta mover, lo que se consigue envolviendo varias veces la cuerda en la circunferencia del cilindro G pa que se hace girar, ó por medio de una rueda, ó de una ó muchas lancas, que se introducen en los agujeros hechos á este fin en el cuerpo del tambor, como se puede ver en la Lam. IV. fig. 35. 36. &c. Quando el cilindro en vez de estar colocado paralelo al horizonte, tiene una situacion vertical como en la Lam. V. fig. 40. y 41., se llama cabrestante. 151 En el caso del equilibrio en el tambor, la potencia es al peso ú obstáculo, como el radio del tambor, al radio de la rueda ó de la palanca donde aplicamos la potencia. Sea para esto A G L (Lamin. IV. fig. 35.) un tambor colocado horizontalmente, J K su exe, D el centro de la rueda, D H su radio. Si imaginamos que el peso Q insiste sobre el punto A de la superficie del cilindro, y la potencia H en el punto H de la circunferencia de la rueda, de suerte que la recta A H corte el cuerpo del cilindro en un punto qualquiera F, es evidente que á causa de la solidez del cilindro, la potencia aplicada en H contra el perimetro del cilindro, y el peso Q aplicado en A, pueden considerarse como dos pesos que actuan en los extremos de una palanca A H, cuyo punto de apoyo está en F; y en este caso, segun las leyes prescriptas para el equilibrio en las palancas, tendremos que la potencia H será al peso Q, como A F: F H. Pero los triángulos rectángulos A F B, D F H * son semejantes por sus ángulos opuestos al vertice F. Luego A F: F H:: A B: DH; y así será H: Q:: A B: D H. Esto es, la potencia al peso, como el radio del tambor al radio de la rueda donde se aplica la potencia. 152 En virtud de lo que acabamos de decir respecto al equilibrio, parece que se puede disminuir arbitrariamente la relacion de la potencia al peso, y hacer de modo que un esfuerzo, por corto que sea, esté en disposicion de vencer qualquiera obstáculo, valiéndonos del tambor. Para esto bastaria aumentar tambien arbitrariamente la palanca, ó radio de la rueda donde aplicamos la potencia, respecto al radio del cilindro. Sin embargo es menester considerar aquí, que la extremada longitud de las barras ó palanças, ocasionaria un considerable consumo de tiempo en la execucion de las faenas. Para cada caso, hay una relacion determinada entre el radio del tambor y la longitud de las * Dichos triángulos son rectángulos en B y en D, porque el exe K J pasando por el centro del tambor ó cilindro, pasa por los centros de todas las secciones circulares, y es perpendicular en el centro á las correspon dientes en los puntos A y H. Por consiguien te los radios HD y A B formarán ángulos rectos en B y en D con la línea ó exe K J, que es perpendicular á los planos sobre quienes están tirados los radios dichos. palancas, que es la mas propia para darnos el mayor efecto posible. Con la suposicion de algunos otros principios, y con el uso del cálculo diferencial, se deduce fácilmente la fórmula que expresa la relacion que debe haber, para varias circunstancias, entre el radio del tambor y la longitud de sus barras ó palancas. Signifiquemos por r el radio del tambor, por R la longitud de las barras, por M la potencia, y por el peso que se pretende elevar; entre el radio del tambor, y la la fórmula que expresa la relacion, M longitud de las barras es r = RV. Si, por exemplo, el peso pesa 100000 libras, y la potencia aplicada en H, esto es, M equivale RV 10 100000 = Rx I Es 100 á un peso 10 libras, tendremos r to es, que en dicho caso, el radio del cilindro debe ser la centesima parte del D H de la rueda, para que el efecto sea el mayor que puede obtenerse. Qualquiera otra relacion que en iguales circunstancias establezcamos entre el radio del tambor y el de la rueda, nos hará perder ventaja. 153 Si el peso hubiera sido diverso, se ve por lo que acabamos de decir, que la relacion entre el radio del tambor y la palanca que se le aplica hubiera variado. Por consiguiente, como esto debe entenderse igualmente en el cabrestante, se sigue, que si este por el determinado diámetro de su cilindro, y la prefixada longitud de sus barras, está en disposicion de suspender una áncla, por exemplo, con toda la ventaja posible, no lo estará para suspender un anclote con la misma ; porque acabamos de ver, que segun varíen los obstáculos y potencias, deben varíar tambien las relaciones del radio del cilindro, á la longitud de las barras. 154 Dados estos breves conocimientos teóricos de la máquina del tambor, insinuaremos algunas de las prácticas que se observan en el modo de aplicarle una ó mas potencias para vencer el obstáculo. En el tambor A B de la Lam. IV. fig. 36., ó bien se afirman en el cuerpo del cilindro para hacerlo girar las barras a b, a b &c., ó bien se adapta á la terminacion de su exe una palanca curba Acde ya en el un extremo del exe, ya en los dos, como en la Lam. IV. fig. 36. Las potencias se aplican en la superior parte horizontal de la palanca e d, y por su medio gira dicho cilindro. De esta manera se dispone el tambor en varias especies de bombas, y en ellas, la palanca curva A c d e, se llama comunmente cigüeñal de la bomba. 155 Un hombre que hace girar el cigüeñal de una bomba, obra con mayor ventaja quando describe el semicírculo de arriba para abaxo, que no quando describe el opuesto. En efecto ademas de la gravedad del cigüeñal, como advertimos (art. 88.) puede resultarle tambien favorable dicho descenso, para el obrar de sus músculos. De resultas de esta observacion puede concluirse, que quando se adaptan dos cigüeñales á un tambor, como en las bombas de rosario ó cadena, conviene disponer estos cigüeñales encontrados como en la Lam. IV. fig. 36.; pues por este medio se consigue, que quando dos ó mas hombres aplicados al un cigüeñal obran con ventaja, la pierden los aplicados en el otro, y esta alternativa puede aliviar su trabajo. 156 La conseqüencia deducida de la anterior observacion, para disponer encontrados los cigüeñales que trabajan en el tambor, no parece del todo concluyente. En efecto no hay duda que colocados dichos cigüeñales opuestamente, las potencias aplicadas en el uno obran con mayor ventaja, quando las aplicadas en el otro con menor; pero tambien es igualmente cierto, que si se disponen ambos con uniformidad, lo que perderán las potencias á la vez describiendo el semicírculo de abaxo para arriba, lo ganarán al descender por el otro. Lo único que favorece la práctica anterior en el caso de que hablamos, es la mayor comodidad que puede encontrar todo agente animado en continuar sus esfuerzos, mas bien trabajando uniformemente, que no obrando con interpolacion, y como á saltos violentos. Quando tratemos de los efectos del roce en el tambor, veremos razones mas concluyentes para colocar encontrados los cigüeñales ó palancas que se le aplican. 157 Quando para aumentar nuestros esfuerzos alargásemos mucho las palancas a b, a b &c. que aplicamos al cilindro, resultaria que sus extremos a, a, se desviarian extraordinariamente. Entónces para efectuar nuestros esfuerzos sin interrupcion, seria menester multiplicar el número de palancas, las quales á mas de aumentar el peso vertical del tambor, debilitarian su cilindro A B, debiendo afirmarse en él por medio de otros tantos agujeros. Para obviar este inconveniente á que nos reduciria la longitud de las palancas, se hace pasar por sus extremos a, a, una rueda en cuyo perimetro se fixan varias clavijas para afirmar nuestros esfuerzos. Estas clavijas son por el estilo de las que llamamos cabillas en la rueda del timon. 158 Quando la cuerda que suspende el peso ha tomado una vuelta en el tambor, entonces el peso ya no obra al extremo del radio del |