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venir desde fines del siglo xiv; y es muy propia de la particular situacion de un pueblo que, pueblo que, hallándose rodeado de enemigos, y precisado á vivir enmedio de un lago que cria pocos peces, estudiaba los medios de proveer á su subsistencia. Es probable que la naturaleza haya sugerido también á los aztecas la primera idea de los jardines flotantes. A las orillas pantanosas de los lagos de Jochimilco y de Chalco, el agua agitada en la estacion de las crecidas fuertes, arranca algunas motas de tierra cubiertas de yerba y entrelazadas con las raices. Estas motas despues de flotar largo tiempo de un lado para otro llevadas por el viento, se reunen á veces y forman islotillos. Alguna tribu de hombres demasiado débiles para mantenerse sobre el continente creyó deber aprovecharse de estas porciones de terreno que la casualidad les ofrecia, y cuya propiedad no les disputaba ningun enemigo. Los mas antiguos chinampas, no eran sino motas de cesped, reunidas artificialmente, cavadas y sembradas por los aztecas. Estas islas flotantes se forman bajo todas las zonas: yo las he visto en el reino de Quito, y en el rio de Guayaquil, de 8 á 6 metros de largo sobrenadando en medio de la corriente, y llevando ya consigo muchos tallos crecidos de mambú, pistia stratiotes, pontederia y una multitud de otros vegetales cuyas raices se enlazan unas con otras fácilmente. Tambien he encontrado en Italia en el pequeño lago di acqua solfata de Tívoli, cerca de los baños calientes de Agripa, islas pequeñas formadas de azufre, de carbonato de cal y de hojas de

ulva thermalis que cambian de posicion al menor soplo de viento.

Se ve pues que unas simples motas de tierra arrancadas de la orilla dieron ocasion á la invencion de los chinampas; pero la industria de la nacion azteca ha perfeccionado poco a poco este género de cultivo. Los jardines flotantes, de que los españoles encontraron ya un gran número, y de los cuales hoy existen todavía algunos en el lago de Chalco, eran balsas formadas de cañas (totora), de juncos, raices, y de ramas de arbustos silvestres. Los indios cubren estas materias ligeras y enlazadas las unas con las otras, con mantillo negro, que está naturalmente impregnado de muriato de sosa. Regando este suelo con el agua del lago, se le va quitando poco a poco aquella sal, y el terreno á es tanto mas fértil, cuanto mas á menudo se repite esta especie de legía. Esta manipulacion da buenos resultados, aun con el agua salada del lago de Tezcuco; porque aunque ya muy distante del punto de su saturacion, sin embargo aun es capaz de disolver la sal al paso que se filtra por el mantillo que se le ha echado encima. Los chinampas contienen algunas veces hasta la choza del indio que sirve de guarda para varios de ellos unidos; y ya halándolos, ya empujándolos con largas perchas, los trasladan cuando quieren de una á otra orilla.

Al paso que se ha ido apartando el lago de agua dulce del salado, los chinampas hasta entonces movibles se han fijado en un sitio. Asi se encuentran varios

de esta clase en todo lo largo del canal de la Viga, en el terreno pantanoso comprendido entre el lago de Chalco y el de Tezcuco. Cada chinampa forma un paralelogramo de 100 metros de largo, y 5 á 9 de ancho. Estan divididos unos de otros por acequias angostas, y que se comunican simétricamente entre sí. El mantillo útil para el cultivo, desalado por los frecuentes riegos, tiene cerca de un metro de alto sobre la superficie del agua que le rodea. Las habas, guisantes, pimientos (chile capiscum), patatas, alcachofas, coliflores, y una infinidad de otras varias legumbres se cultivan en estos chinampas; cuyas orillas estan por lo comun adornadas de flores, y á veces hasta de un vallado de rosales. El paseo en lanchas alrededor de los chinampas de Istacalco, es uno de los mas agradables que se pueden gozar en las inmediaciónes de Méjico. La vegetacion es muy vigorosa, cuando el terreno está regado constantemente.

El valle de Tenochtitlan ofrece al exámen de los físicos dos fuentes de aguas termales, la de Nuestra Señora de Guadalupe, y la del Peñon de los Baños. Estas fuentes contienen ácido carbónico, sulfato de cal y de sosa, y muriato de sosa. En la del Peñon, cuya temperatura es bastante elevada, se han establecido baños muy saludables y bastante cómodos. Cerca de esta fuente es donde los indios fabrican la sal. Hacen colar el agua por tierras arcillosas cargadas de muriato de sosa, y resulta una agua que solo tiene de 12 á 13 por 100 de sal. Las calderas, que estan

muy mal construidas, no tienen mas que seis pies cuadrados de superficie, y dos á tres pulgadas de profundidad. No se gasta otro combustible que estiercol de mulos y vacas. El fuego está tan mal dirigido, que para sacar 12 libras de sal que se venden por siete reales de vellon, se gastan 2 reales de vellon de combustible. Esta salina existia ya en tiempo de Motezuma, y no ha habido otra variacion en su manipulacion técnica que la substitucion de calderas de cobre batido á vasijas de barro.

El virey Galvez habia escogido el montecillo de Chapoltepec para hacer en él una casa de recreo para sí y sus sucesores en el empleo. La casa se concluyó en su parte exterior; pero no llegó el caso de adornar lo interior de las habitaciones. Este edificio costó al rey cerca de 300,000 pesos. La corte de Madrid desaprobó este gasto; pero fue, como sucede ordinariamente, despues que estaba hecho. La disposicion de este edificio es muy particular. Está fortificado por el lado de la ciudad de Méjico por cuya parte se ven muros salientes, y parapetos para colocar cañones, aunque á todo esto se ha dado la apariencia de simples ornatos de arquitectura. Del lado del norte hay fosos y vastos subterráneos capaces de contener provisiones para muchos meses. En Méjico es comun opinion el mirar esta casa de los vireyes en Chapoltecomo una fortaleza disfrazada. Se acusó al conde de Galvez de haber tenido el proyecto de hacer la Nueva España independiente de la península ; y se su

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pone que destinaba el peñasco de Chapoltepec para servirle de asilo y de defensa en caso de un ataque por tropas europeas. He visto hombres respetables y que ocupaban los principales empleos, dar crédito á esta sospecha contra aquel jóven-virey. Pero un historiador no debe adoptar con ligereza àcusaciones de tal gravedad. El conde de Galvez pertenecia á una familia, que el rey Carlos III habia elevado rápidamente á un grado extraordinario de riquezas y de poder. Jóven, amable, dado á los pláceres y al fausto, habia obtenido de la munificencia de su soberano uno de los

mas altos puestos á que puede llegar un simple particular por consiguiente no parece podia convenirle romper los lazos que tres siglos hacia unian las colonias con la metrópoli. El conde de Galvez, á pesar de su conducta propia para atraerse el favor del populacho de Méjico, y á pesar del influjo de una vireina tan hermosa como amada de todos, hubiera tenido la misma suerte que tendrá cualquier virey europeo * que aspirase á la independencia. En una gran

* Entre los cincuenta vireyes que han gobernado el reino de Méjico, desde al año de 1535 hasta 1803, ha habido uno solo nacido en América, el peruano Don Juan de Acuña, marques de Casa Fuerte (1722-1734), hombre desinteresado, y buen administrador. Algunos de mis lectores tendran sin duda algun interes en saber que un descendiente de Cristobal Colon y un descendiente del rey Motezuma han sido vireyes de la Nueva-España. Don Pedro Nuño Colon, duque de Veraguas, hizo su entrada en Méjico en 1673, y murió 6 dias despues. El virey Don Josef Sarmiento Valladares, conde de Motezuma, gobernó desde 1697 hasta 1791.

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