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evaporacion que hay siempre en las grandes mesas. Por otra parte, el pais no está bastante elevado para que un gran número de sus cumbres pueda entrar en el límite de las nieves perpetuas. Bajo el ecuador se halla este límite á la altura de 4800 metros (2460 toesas) y bajo los 45° de latitud á 2700 metros (1400 toesas), sobre la superficie del Océano. En Méjico, que está bajo los 19° y 20° de latitud, las nieves perpetuas comienzan, segun mis medidas, á 4600 metros (2350 toesas) de elevacion. Y asi de las seis montañas colosales la naturaleza ha colocado en una misma línea entre los paralelos de 19° y 19° solo cuatro, á saber el pico de Orizaba, el Popocatepetl, el Iztaccihuatl y el Nevado de Toluca estan cubiertos perpetuamente de nieve, cuando los otros dos, esto es, el Cofre de Perote y el volcán de Colima no tienen ninguna la mayor parte del año. Al norte y al sur de este paralelo de las grandes alturas mas allá de esta zona singular en que se ha colocado tambien últimamente el volcan de Jorullo, no hay ya montaña alguna que presente el fenómeno de las nieves perpetuas.

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Bajo el paralelo de Méjico no hay nieves en la época de su minimum, que es el mes de setiembre, á menos altura de 4,500 metros. Pero en el mes de enero, que es la época de su maximum, se halla su límite á 3,700 metros. Por consiguiente la oscilacion del límite de las nieves perpetuas, es bajo los 19° de latitud, de 800 metros de una estacion á otra, mientras que, bajo el ecuador no es sino de 60 á 70 metros.

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No se deben confundir estos hielos eternos con las nieves que en invierno suelen caer en regiones mucho mas bajas y aun este último fenómeno, como todas las cosas de la naturaleza, está sujeto á leyes inmutables y dignas de la indagacion de los físicos. Bajo el ecuador, en la provincia de Quito no se ve esta nieve eventual sino en alturas de 3,800 á 3,900 metros. En Méjico al contrario, bajo los 18° y 22° de latitud, se la ve comunmente á 3,000 metros de elevacion : y aun se ha visto nevar en las calles de la capital á 2,277 metros y tambien á 400 metros menos en el valle de Valladolid.

En general, en las regiones equinocciales de Nueva España el suelo, el clima, la fisonomía de los vegetales, todo lleva el carácter de las zonas templadas. La altura de los llanos, la fuerza de la radiacion del calor hacia un cielo sumamente puro, la proximidad del Canadá, la grande anchura que adquiere el NuevoContinente mas allá de los 28° de latitud, la masa de nieves de que está allí cubierto, causa en la atmósfera mejicana unos frios bien inesperados en regiones tan próximas al ecuador.

Si el llano ó mesa de la Nueva-España es bastante frio en invierno, su temperatura en verano es tambien mucho mas alta de la que anuncian las observaciones termométricas hechas por Bouguer y la Condamina en los Andes del Perú. La grande masa de la Cordillera de Méjico, y la inmensa extension de sus Hanuras producen una reverberacion de los rayos

solares que no se observa á igual altura en los paises montañosos mas desiguales: y este calor y otras causas locales influyen en la aridez que aflige estas bellas regiones.

Al norte de los 20°, especialmente desde los 22° hasta los 30° de latitud, las lluvias no duran sino los meses de junio, julio, agosto y setiembre, y son poco frecuentes en el interior del pais. Ya dejamos observado que la grande altura de este llano y la menor presion barométrica consiguiente á lo poco denso del aire, aceleran la evaporacion. La corriente ascendiente ó sea la columna de aire caliente que se levanta de las llanuras, impide que las nubes se deshagan en lluvia y empapen una tierra que por sí es seca y salada, y está desnuda de arbustos. Los manantiales son raros en unas montañas que en su mayor parte se componen de amygdaloida porosa y de pórfidos desquebrajados. El agua que se filtra, en vez de reunirse en pequeños estanques subterráneos, se pierde en las hendiduras. que han abierto las antiguas revoluciones volcánicas. Esta agua no sale sino al pie de la Cordillera, y es en las costas donde forma un gran número de rios, cuyo curso es muy corto á causa de la configuracion misma del pais.

La aridez del llano central, y la falta de árboles á que acaso ha contribuido tambien una larga mansion de las aguas en los grandes valles, son muy perjudiciales para el beneficio de las minas. Estos males se han aumentado despues de la llegada de los euro

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peos á Méjico, porque estos colonos, no solo han destruido sin plantar, sino que desecando artificialmente grandes extensiones de terreno han causado otro daño de mayor consecuencia; porque el muriato de sosa y de cal, el nitrato de potasa, y de otras sustancias salinas, cubren la superficie del suelo y se han esparcido con una rapidez que difícilmente puede explicar el químico. Por esta abundancia de sales, por estas eflorescencias opuestas al cultivo, el lano de Méjico se semeja en algunas partes al de Thibet y á los arenales salados del Asia central. En el valle de Tenochtitlan es principalmente donde se ha aumentado visiblemente la esterilidad y la falta de una vegetacion vigorosa desde la época de la conquista española; pues este valle estaba adornado de un hermoso verdor cuando los lagos ocupaban mas terreno, y cuando inundaciones mas frecuentes humedecian aquel suelo arcilloso.

Por fortuna esta aridez del suelo, cuyas principales causas físicas acabamos de indicar, no se encuentra sino en los llanos ó mesas mas elevadas. La mayor parte del extenso reino de Nueva-España es de los paises mas fértiles de la tierra. La falda de la Cordillera experimenta algunos vientos húmedos, y frecuentes nieblas; y la vegetacion alimentada con estos vapores acuosos, adquiere una lozanía y una fuerza muy singulares. La humedad de las costas, que favorece la putrefaccion de una gran masa de' sustancias orgánicas, ocasiona las enfermedades á que estan expues

tos solo los europeos y otros individuos nò connaturalizados, porque bajo el cielo abrasador de los trópicos, la insalubridad del aire indica casi siempre una fertilidad extraordinaria del suelo. Asi en Vera-Cruz la cantidad de agua caida en un año, es de 162, mientras que en Francia apenas es de o8o. Sin embargo, á excepcion de algunos puertos de mar y de algunos valles profundos en donde la gente pobre padece fiebres intermitentes, la Nueva-España debe considerarse como un pais sano por excelencia.

El descanso de los habitantes de Méjico es menos turbado por® temblores de tierra y explosiones volcánicas, que el de los habitantes del reino de Quito y de las provincias de Goatemala y de Cumaná. En toda la Nueva-España no hay sino cinco volcanes encendidos, esto es, el Orizaba, el Popocatpetl, y las montañas de Tustla, de Jorullo y de Colima. Los temblores de tierra, que son bastante frecuentes en las costas del Océano Pacífico, y en los contornos de la capital, no causan en aquellos parages desastres semejantes á los que han afligido las ciudades de Lima, de Riobamba, de Goatemala y de Cumaná. Una horrible catástrofe hizo salir de tierra el dia 14 de setiembre de 1759 el volcan de Jorullo rodeado de innumerable multitud de pequeños conos humeantes. En el mes de enero de 1784 se oyeron en Guanajuato truenos subterráneos que eran casi mas espantosos, por lo mismo que no venian acompañados de ningun otro fenómeno. Todo esto parece probar que el pais

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