Paisaje de otoño

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Tusquets Editores, 1998 - 260 páginas
Cuando Justo Vila publicó en 1994 su primera novela, La agonía del Búho Chico (Los libros del Oeste), el crítico Ricardo Senabre, entre otros, la acogió con las siguientes palabras: «Pocas veces una primera novela constituye una sorpresa tan grata como en este caso. La obra tiene méritos suficientes para llegar a un amplio número de lectores. Confiemos en que el autor no se detenga aquí. Tiene facultades de sobra para hacernos concebir muchas esperanzas. Y esto no es algo que pueda decirse todos los días». Pues bien, Justo Vila no se ha detenido y nos entrega su segunda novela, Siempre algún día, que viene a confirmar sus ya sólidas dotes narrativas. A pesar de los profundos cambios que experimentará Artobas, un pequeño pueblo de Badajoz, durante gran parte del siglo XIX y principios del XX --las desamortizaciones y la mecanización del campo, la llegada del ferrocarril, el telégrafo y la luz eléctrica, el efímero paso de la República, el regreso de los Borbones...--, el tiempo parece haberse detenido para los que no tienen historia. En semejante situación, y con el fin de cambiar una realidad vulgar y cotidiana que a nadie hace feliz, José y su abuelo Juan María el Nublero se refugian en la imaginación y, «cuando éste recuerda la rama peruana de la familia, se le calienta la lengua y se le iluminan los ojos». José, apesadumbrado por la muerte de su padre y desesperado, abandona un día el pueblo en busca de nuevos horizontes. ¿Adónde le conducirán sus azarosas peripecias? ¿Podrá imponer a la dura realidad el fantasioso mundo de sus deseos y añoranzas?Leer menos. /

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