Imágenes de páginas
PDF
EPUB

metro de grueso, su superficie se mueve con 3 veces ménos celeridad que aquel.

La misma correa hace tambien girar el último cilindro trabajador que se llama volante, por su extremada velocidad. Su superficie se mueve en la misma direccion que la del tambor; pero casi con una vez y media mas celeridad, en razon á que su diámetro es de 25 centímetros y la polea que lo hace girar, de un decímetro de grueso. El volante no está colocado tan inmediato al tambor que pueda arrebatar de él la lana, pero si solo desprenderla de entre los dientes de las cardas y llevarla á la superficie del tambor, de modo que pueda ser arrebatada con facilidad por el cilindro siguiente ó ciJindro de descarga, y esta es la razon porque el voJante está cubierto de cardas con dientes enteramente rectos.

El cilindro de descarga gira con mucha lentitud, en razon á que la celeridad de su circunferencia no es mas que la treintésima parte de la del tambor; tiene 3 decímetros y medio de diámetro, y recibe su movimiento del mismo juego de ruedas que hace dar vueltas á los cilindros trabajadores. Está cubierto de cintas en las cardas de telas filamentosas y de planchas de un decímetro de ancho en las cardas de cintas. En la primera de estas máquinas, la tela filamentosa se arrolla al rededor de un cilindro de madera que tiene 7 decímetros de grueso, y cuya superficie debe girar con bastante rapidez á fin de atraer hácia sí la tela á medida que se va desarfollando; pero sin romperla, ni siquiera estirarla.

El peine F que desprende las telas filamentosas ó las cintas, está sostenido horizontalmente por dos palancas dy dos varillas verticales atravesadas en su parte inferior par un eje codado Ló por un manubrio. Este

eje recibe un movimiento de rotacion de la correa que pasa por los limpiadores, por medio de una polea de transmision colocada debajo del cilindro grande. El mecanismo está dispuesto de modo, que el peine describa una curva elíptica de 5 centímetros de elevacion y que solo cuando baja puede tocar y peinar los dientes del cilindro de descarga, para desprender de ellas la lana, conservándole la forma de tela filamentosa, lo que requiere que su movimiento alternativo sea muy rápido en razon al movimiento contínuo del cilindro de descarga. Los dientes del peine tienen de 3 à 4 milímetros de largo y están colocados á razon de 60 ó 70 dientes en cada decímetro. (V. PEINES de cardas).

Para obtener de las máquinas de cardar toda la exactitud que se pueda desear, es preciso emplear un inotor cuya accion sea siempre igual, y en general debe preferirse una corriente de agua ó una máquina de vapor, á los caballos ó bueyes; pues por mas arreglado que sea el paso de los animales, es imposible que tenga una constante igualdad, y por poco que retarden su marcha, las telas filamentosas ó las cintas están demasiado cargadas de filamentos, ó son poco espesas en el caso contrario,

Si se compara el antiguo método de cardar con el que resulta del uso de las máquinas, se vé que las ventajas de estas no se limitan solo á la economía y á la celeridad; sino que reunen ademas la inapreciable propiedad de preparar la lana ó el algodon para que dén un hilo mas perfecto. En efecto, cuando se emplean las cardas de mano, trabajando siempre el operario en la misma direccion, no mezcla bastante los hilos, y los lleva casi siempre en la misma direccion, resultando que su adherencia es ménos íntima, y que los hilos en razon á

ser ménos fuertes están expuestos á rom perse con mayor facilidad y frecuencia.

De la propiedad que la cardadura mecánica dá á los hilos de ser mas fuertes y de tener mayor resistencia, se siguen una infinidad de resultados ventajosos, pues prescindiendo de la buena calidad de los tejidos, se ha reconocido que la tejedura se hacia con mayor prontitud y facilidad, que la preparacion de las portadas exigia ménos adobo que antes, y que por consiguiente se hacia mejor y mas pronto el blanqueo de las piezas. Cardadura de los pelos para la fabricacion de sombreros. V. SOMBREROS DE fieltro.

L.

Cardadura del desecho d borra de seda. V. SEDA. Cardadura de los colchones. V. COLCHON. CARDADOR (Tecnológia). Se dá este nombre al operario que en las fábricas de hilados de lana dá el aceite necesario para cardarla bien, y tiene á su cargo esta cardadura.

L.

CARDENCHA (Tecnológia). Esta especie que se llama cardo bonetero, y á la que Linneo dá el nombre de dipsacus fultonum, es una planta bisanua. A su flor sucede una especie de piña que forma la cabeza del tallo, y que está enteramente cubierta de pequeños garabatillos. Se corta al tallo que sostiene la piña á la largaria de un pié, y se entrega al comercio por paquetes de cincuenta tallos. Esta especie de cardencha se emplea en las fábricas de paños para cardar su superficie antes de tundirlos.

Las piñas de cardencha mas apreciadas, son las que tienen una forma perfectamente cilíndrica, dilatada, y cuyos garabatillos son finos y tiesos.

La cardencha vegetal, presentaba graves inconve→ nientes, que ya desde mucho tiempo hacian desear que

algun artista ingenioso consiguiese reemplazarla por una operacion mecánica. La cardencha opera solo sobre el paño mojado, de modo que pronto está empapada; entonces se ablanda y queda fuera de uso es preciso tener de ellas una gran cantidad á fin de mudar las cardas cuando se ha ablandado en desmasía y para darle tiempo de secarse. Cuando hay necesidad de apresurar el desecamiento, es preciso valerse de estufas y de combustible. Ademas de esto no es siempre segura la cosecha de la cardencha; esta planta está dos años en la tierra, y perece muchas veces por la intemperie de las estaciones. Entónces su precio aumenta en una proporcion relativa á su escasez y á las necesidades de las artes. Todas estas consideraciones hacian aumentar el precio de los paños, y disminuian los beneficios del fabricante.

Cuando se hubo inventado el modo de fabricar cardas por medio de procedimientos mecánicos, parecia fácil el construir carde nchas metálicas, bajo el mismo principio; pero era muy grande la dificultad: era preciso darles mucha solidez, imprimir á los dientes una forma que imitase la naturaleza y preservarlas del moho, inconveniente que se tocaba muy á menudo, tratánduse de un metal como el hierro, que se oxida con tanta facilidad. Se ha conseguido por fin lo que se desea ba, y parece que ya en el dia se sustituye con buen

resultado esta nueva invencion á las cardenchas naturales.

Solo conocémos á un fabricante que se dedique á este ramo de industria; es M. Henraux menor, en Paris, calle de san Mederico, núm. 46, palacio Jabach. Esta importante invencion le ha valido una patente: vámos á dar un extracto del contenido de esta, que ha tenido

la bondad de comunicarnos, y que nos ha autorizado á publicar.

>La cardencha metálica está destinada á reemplazar la cardencha vegetal en la cardadura de los paños y otros tejidos de lana. Está compuesta de planchitas de acero cortadas, presentando en cada pulgada de diez y seis á diez y ocho dientes, y que están perfectamente estañados. Estos dientes están unidos por medio de puntas igualmente estañadas en número de nueve á diez órdenes, sobre planchas ó cardas de 5 á 6 pulgadas de ancho, sobre 6, pies de largo. Esta dimension de las cardas es la que se requiere para los cilindros de las máquinas que se usan actualmente en las fábricas de paños, y en las que están colocadas estas nuevas cardenchas.

» Tienen la ventaja de ser de un uso mucho mas duradero que la cardencha vegetal; no exigen gastos de colocacion, ni de desecamiento. Su accion sobre los paños es continua, aun cuando se les haga trabajar por medio del agua, y los numerosos experimentos que se han hecho, demuestran, que dan á la lana un lustre que jamás obtiene con la cardencha vegetal, y que limpia perfectamente la trama, y activa mucho el trabajo.”

Hémos consultado á varios fabricantes que las usan, y nos han confirmado en la buena opinion que habiamos concebido de ellas. Las máquinas que emplea M. Henraux son cilindros y cortes. Estas máquinas son movidas por animales. Lo que hace mas apreciable esta invencion, es la baratura del precio que el autor ha dado á sus cardenchas ó cardas. Vende á cinco francos cada carda de las dimensiones que hémos indicado mas arriba, y como la materia primera no está sujeta á las intemperies de las estaciones, los consumidores tienen

« AnteriorContinuar »