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as laterales, donde son embebidas por las tierras, cuando no hay declive para su derrame.

El lector que quiera adquirir nociones mas detalladas sobre el arte de construir carreteras modernas podrá consultar al tratado de la Construccion de los caminos, por Gautier; el Programa del curso de Puentes y Calzadas, por Sgansin, y el Arte de edificar, por Rondelet. Para obtener mayores conocimientos sobre los caminos antiguos, es preciso consultar las historias de las carreteras ó caminos reales del imperio romano, por Nicolás Bergier. E. M.

CAMINOS DE HIERRO. A los ingleses es á quienes se debe la invencion de esta clase de caminos, quienes por la economía y facilidad de transporte rivalizan con los canales navegables. No nos entretendrémos en dar una relacion sobre los ensayos que se han hecho con varios sistemas de máquinas, pues los límites de esta obra no lo permiten: solamente darémos una sucinta relacion de la historia y progresos de los caminos de hierro, la descripcion y construccion de ellos.

Seria muy difícil de investigar la data precisa en que los caminos de hierro fueron introducidos en Inglaterra, donde el tráfico era poco y consistia solamente de varios articulos que debian transportarse en direcciones numerosas; la dificultad de formar un camino conforme por todas partes, y el gasto de ramificarlo á los diferentes puntos á que se tenian que transportar los géneros operarian á impedir su introduccion como una especie de comunicacion general.

La suposicion mas probable es, que en los parajes que adoptaron primeramente estos caminos artificiales era donde los géneros eran de una cierta descripcion, y debian transportarse en un solo parage, y cuya cau

tidad era considerable. Continuamente pasando por el mismo camino donde los materiales para mantenerlos en buen estado serian costosos, los induciria á buscar algun remedio; y no es improbable que el de colocar maderos en los parages impracticables del camino, tendiese á la introduccion de carriles de madera á todo el largo de la distancia.

A las minas de carbon al rededor de Newcastle-uponTyne los gastos de exportacion del carbon desde las minas á los puntos donde debian embarcarse por mar, seria muy grande. En el año 1600 el único modo de transportar parece era con carros y algunas veces con cestos sobre caballos en los caminos ordinarios.

La data de la introduccion de los carriles como substitutos de los caminos ordinarios en Newcastle seria en tónces entre 1602 y 1649; si se usaban ántes ó despues en otras partes es lo que no hémos podido averiguar.

En 1676 los describian de este modo: la manera de transportar los géneros consistia fijando carriles de madera exactamente derechos y paralelos desde las minas á la playa; y se hicieron carros grandes con cuatro rodillos que se ajustaban en los carriles, por cuyo medio el transporte es tan fácil, que un caballo puede arrastrar hacia la playa cuatro ó cinco chaldrodes de carbon, lo que es un beneficio inmenso para los negociantes.

En aquel tiempo es probable que el camino seria de una construccion mas sencilla, consistiendo de simples carriles fijados sobre durmientes colocados al través del camino. La siguiente descripcion de ellos se encuentra en los viages mitalúrgicos de Joa (V. 1 p. 199): cuando el camino ha sido trazado á 6 pies de ancho y los declives fijados, se hace una escavacion del ancho de dicho

camino, mas ó ménos profunda, segun lo que necesita el nivel del terreno. Hay tambien colocados á lo largo de todo el ancho pedazos de roble del grueso de cuatro, cinco, seis y hasta ocho pulgadas en cuadro, puestos á la distancia de dos ó tres pies el uno del otro : estas piezas necesitan solamente cuadrarlas en sus extremos; sobre estas hay otras fijadas con clavijas tambien de madera, de unas seis ó siete pulgadas de ancho y cinco de grueso; estas piezas están colocadas al lado del camino en todo su largo á cuatro pies de distancia una de otra, quienes forman el ancho interior del camino.

La lám. 55 fig. 1 y 2 representan el plan y elevacion de esta especie de camino; aa, aa, son los carriles colocados paralelamente uno á otro sobre durmientes ó soportes transversales bbbb; el modo de fijarlos era por medio de clavijas de madera, como se vé en cc, taladrando los carriles y durmientes, é introduciendo la clavija hasta la mitad del durmiente. Los carriles son de seis pies de largo y los durmientes están á dos pies el uno del otro. Las extremidades de los carriles se encuentran sobre el durmiente, como en c'e'; dos clavijas clavadas en el mismo durmiente las fijan é impiden su separacion.

Esta especie de camino era muy imperfecto y tenia muchos inconvenientes. Aunque probablemente se hacian al principio de una fuerza mayor que la necesaria para sostener el peso, no obstante por la frecuente accion de las ruedas sobre ellos, los carriles disminuian en espesor y se rompian mucho antes que se hubiesen gastado. Era pues necesario que los carriles se renovasen muy á menudo, y como el camino debia tener el mismo ancho, la seccion en que se apoya el carril quedaba inútil por el continuo ho radamiento para fijar

Jo. Aunque superior á los caminos ordinarios en economía y tránsito, el frecuente renuevo de carriles y durmientes era costoso, no solo en trabajo y tiempo sino tambien en coste de material.

El desperdicio de maderos ocasionado principalmente por los carriles que gastados parcialmente eran todavia suficientemente fuertes para sostener el peso de los carruages que habian de desechar, produciria sin duda varias pruebas para remediar á estos inconvenientes; es probable que la adicion de un carril sobre la superficie del que descansa inmediatamente sobre el durmiente fué la mejora inmediata, formando la que llaman camino doble. El carril superior ó el que está sujeto á la accion de las ruedas se gastará enteramente sin afectar en grado mayor la fuerza del que sostiene el peso,

La fig. 4 lám. 55 es una representacion de esta especie de carril: aa son los carriles fijados sobre los durmientes bbbb, semejantes á los del camino simple; a'a' carriles colocados encima de los otros fuertemente asegu rados con clavijas de madera de la misma manera que los otros carriles se fijaban sobre los durmientes. En el camino simple las ensambladuras de los carriles son necesariamente sobre el durmiente, como se vé en c'c'; en el doble no es lo mismo, porque debiéndose colocar sobre la superficie del carril inferior, la que presenta en todas sus partes un apoyo conveniente, se puede fijar en cualquiera de sus puntos; c'c" presenta las ensambladuras del carril superior, las que están entre los dos durmientes, pero que pueden variarse á discrecion. Esto hace que el carril inferior no se destruya por el continuo horadamiento y economiza el desperdicio de maderos que hay en el camino simple.

Los durmientes en esta especie de caminos se hacian

generalmente de renuevos ó fuertes brancas de roble de 6 pies de largo y 5 6 6 pulgadas de grueso, y lo mismo á poca diferencia de ancho. A su primera introduccion, el carril inferior era de roble, despues de pino, ordinariamente de 6 pies de largo, alcanzando al través de tres durmientes, estacados á 2 pies el uno del otro, de unas 5 pulgadas de ancho en su superficie, y 465 de grueso; el carril superior guardaba las mismas dimensiones y regularmente era de haya ó de plá

tano.

Habiendo unido la superficie del terreno por donde debe pasar el camino, se colocan los durmientes á dos pies de distancia, á los que se asegura con fuerza el carril inferior; entonces se apisonan fuertemente los materiales que deben formar la superficie del camino contra la superficie del carril, lo que le hace mas fuerte y ménos elástico. El carril superior se coloca sobre este, fijado con clavijas de madera.

Esta combinacion tenia ventajas señaladas sobre el camino simple, porque á mas del gasto de maderas ya descrito, la destruccion de los durmientes por los caballos de tiro era considerable. El doble carril aumentando la altura de la superficie por donde pasan los carruages permitian de llenar la parte interior de los caminos con piedras, etc. hasta la parte inferior del carril superior; por consiguiente mas alto que el nivel de los durmientes, los que quedaban de este modo libres de la accion de los pies de los caballos.

Esta especie de camino parece haber estado en uso por un tiempo considerable y empleado extensivamente en las minas de Northumberland y Durham y en otras varias partes de Inglaterra. La naturaleza cediente del material, especialmente mojado, creaba una resistencia

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