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del vino estando seco; pero actualmente se dá tambien esta misma denominacion al producto de la incineracion del orujo, de las rascaduras de toneles, etc. Falta todavía mucho para que se contenten de emplear estas materias tales como las obtienen; y se añaden casi siempre diferentes substancias para darles peso y engañar el consumidor. Se sirven ordinariamente para este objeto de arena ó de ladrillo machacado; y este fraude es tan general hoy en dia, que no hay cosa mas rara que encontrar ceniza gravelada de buena calidad. Es tanto mas de sentir que esto suceda, cuanto la mayor parte de los que hacen uso de este producto no conociendo su naturaleza, ó especie, á veces sus operaciones no tienen buen éxito, sin que puedan sospechar el motivo que lo causa. Para evitar este mal es necesario acudir á su orígen; pues no son habitualmente los fabricantes de cenizas graveladas los verdaderos culpables; pero si los que les venden las materias primeras, y particularmente las rascaduras ó tártaro en pedacitos. No obstante, á decir verdad, todo esto depende de lo que todo el mundo quiere absolutamente barato, y bajo este punto de vista el consumidor es el primer equivocado; y por consiguiente es tambien el primer castigado. Sea lo que quiera M. Poutet de Marsella acaba de proponer un medio para conocer no la calidad de las cenizas graveladas, pues este medio nos ha sido dado desde mucho tiempo por Descroizilles, pero si la calidad del tártaro, cualquiera que sea desde luego su aspecto. Este procedimiento está fundado sobre la misma naturaleza de esta sal, que, como se sabe, contiene un exceso de ácido. M. Poutel ha principiado para determinar lo que una cantidad de tártaro puro puede saturar en una legia de sosa pura á un 69; despues toma el mismo pe

TOMO VII

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so de la muestra que quiere probar, si satura por igual y compara las proporciones de solucion alcalina empleada; lo que establece una relacion entre las calidades de las dos muestras. Se vé que este medio es una imitacion del de Descroizilles, y puede ser seria aun mas sencillo de incinerar la muestra de tártaro que se quiere probar ó ensayar, y de tratar el resíduo como las potasas, es decir de medir la cantidad de álcali contenido por medio del alcalímetro. Por lo demas cualquiera que sea de los dos métodos que se adopte, hay una certeza que han de conducir tanto el uno como el otro á prevenir el fraude, por lo mismo que se sabia conocer. (V. TARTRÍMETRO ALCALÍMETRO.)

La mayor parte de los productos vegetales sometidos á la combustion, dejan un resíduo, que se llaman cenizas que está compuesto ordinariamente de diferentes substancias, y principalmente de álcali en parte saturado por el ácido carbónico, de diferentes sales y de algunos óxidos. Estas cenizas son extremamente variables; unas veces es el álcali que domina, otras veces son las sales; esto depende únicamente de la naturaleza del producto vegetal sobre el cual se ha operado. Entre las substancias cuyas cenizas son mas abundantes en álcali, la solera del vino es una de las de primer rango, pues está casi enteramente compuesta de tártaro que se depone en el vino, á medida que el alcohol se desenvuelve; pues el tártaro asi como las otras sales cuyo ácido es de naturaleza vegetal, se descompone por el calor; su base, es decir, la potasa que está fija, queda combinado solamente con el ácido carbónico el uno de los productos de la descomposicion del ácido, de tal suerte que las cenizas del tártaro puro no contienen mas que sub-carbonato de potasa; se exceptua una muy

pequeña proporcion de sub-carbonato de cal. Este es en efecto el medio que emplean en las farmacias y en los laboratorios, para obtener esta sal en su estado de pureza; esto es el producto á que se le dá el nombre de álcali de tártaro. Si se limitasen á tomar las soleras del vino para fabricar las cenizas graveladas, tambien serian de muy buena calidad, en razon de que las materias que con el tártaro hacen parte de la solera, la mayor parte se destruyen por el calor; pero no sucede asi cuando se añade á estas soleras, como generalmente se hace, gajos, pepinos, y pedacitos de tártaro, y con mucha mas razon cuando le mezclan arena y ladrillo. Se vé cuanto se apartan del fin fabricando asi las cenizas graveladas, pues en otros tiempos se recomendaba su empleo con la intencion de servirse de un álcali muy puro y mas constante en sus efectos, al paso que actualmente es el mas malo de todos; pero continuan á servirse de él por lo mismo que está indicado por las antiguas recetas, y tambien porque la mayor parte de los que se sirven de él ignoran que puedan reemplazarlos por buena potasa. Con todo, he aqui como se procede á la fabricacion de estas cenizas graveladas.

Cuando se emplea la solera ó resíduo del vino, es preciso de antemano hacerla secar, lo que se obtiene fácilmente, sea haciéndole sufrir una fuerte compresion, despues de haberla metido en sacos, ó ya sea exponiéndola simplemente á los rayos del sol. En el primer caso, sale una especie de vinaza que sirve para hacer vinagre, ó bien que se someta á la destilacion para sacar un poco de aguardiente. Se conoce que la solera está perfectamente seca, cuando se rompe lisa, y que hace una especie de ruido. Cuando llega á este estado es cuando se

opera la incineracion sea en hornillos redondos que se levantan á medida que la combustion se efectua, ó ya sea en un horno fijo cuya corriente se efectua por una puerta practicada en el fondo; en fin en algunas fábricas se hace esta operacion en los hornos ordinarios; y en todos los casos se principia por calentar el horno con fogotes de sarmiento encendidos ó con cualquiera otro combustible suceptible de despedir mucha llama. Cuando el calor se ha llevado á un punto suficiente, se añaden algunos panes de solera que esté bien desecada, y se dejan quemar sin menearlos; de cuando en cuando se hechan algunos nuevos panes, y asi se continua hasta tanto que el horno ú hornillo esté suficientemente lleno por el resíduo de la combustion. Este resíduo forma una masa porosa, ligera, que se rompe con facilidad, y toma por el enfriamiento que se opera en el hornillo, un color verdoso mezclado de azul, debido á la presencia de una poca de manganesa.

La ceniza gravelada, bien preparada, debe ser casi enteramente soluble, y no dar segun Chaptal mas que cerca de un décimo sexto de resíduo, compuesto de tres cuartos de carbonato terroso, y de un cuarto poco más ó ménos de sulfato de potasa. Probado con el alcalímetro de Descroizilles dá de 70 á 75. Cuando se satura la disolucion por un ácido, no debe formarse ningun precipitado. En fin, los nitratos de plata y de barita no producen mas que un ambiguo apénas sensible.

Para que la ceniza gravelada sea propia para la mayor parte de los principales usos á que está destinada, y sobre todo para el tinte, es necesario tambien que su solucion en el agua sea sin color, pues de lo contrario su propia materia colorante se juntaria á la que se quiere obtener y necesariamente alteraria su matiz.

Este inconveniente sucede sobre todo cuando la ceniza gravelada no ha sido suficientemente quemada, es decir cuando contiene todavia algunas materias vegetales que no han sido completamente destruidas por el calor; entónces presenta algunos puntos negros en su

rotura.

Asi como hé dicho mas arriba, que le falta mucho para que la ceniza gravelada sea de buena calidad. Lo mas ordinariamente, cuando se disuelve con agua, deja un resíduo considerable; si se satura la solucion por un ácido, se le vé formar un magma muy espeso, debido á la sílice procedente de la arena añadida antes de la calcinacion. En una palabra, se aparta totalmente de los caractéres que le son propios, y muy á menudo produce unos resultados del todo opuestos á los

esperan.

que se

R.

CENIZAS DE PLATERO (Tecnológia). El arte de sacar el oro y plata que se halla siempre en mayor ó menor cantidad en las barreduras y cenizas de los plateros propiamente dicho, constituye un arte particular que será descrito á la palabra LAVADOR DE CENIZAS,

CENTENO ( Agricultura). Este precioso cereal se siembra en el otoño; crece al mismo tiempo que el trigo, y es fácil de distinguir el centeno por su espiga plana, por sus hojas glaucas y no tan anchas como las del trigo, por su precocidad, y en fin por su defecto de ligulas; se llaman asi las apéndices que rodean el tronco y nacen bajo la hoja de los ramages, y forma vueltas en el trigo y en la cebada.

El cultivo del centeno presenta diferentes ventajas sobre el del trigo: se cria en tierras delgadas en donde este no prospera; sazona y se recoge mas pronto, y an tes de la época en que la sequedad perjudica las gra

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