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Las cerdas que deben servir para formar el cepillo están peinadas con un instrumento, que tiene unos dientes de hierro montados sobre una caja de madera; por este medio se dividen y separan los cuerpos extraños y las hebras imperfectas; en seguida se reunen las que son de igual longitud. Se doblan las cerdas en dos y juntan una suficiente cantidad para hacerla entrar á la fuerza en cada uno de los agujeros, y se encajan alli por medio de un bramante que se ha hecho entrar en el agujero del cepillo por su dorso, el que en seguida se hace pasar en la doblez de la cerda, la cual pasa el otro extremo del mismo agujero del asiento y sale por el dorso del cepillo. Por este medio se conduce cada pizca hasta la superficie exterior del dorso del cepillo; el bramante está pasado en todos y las mantiene en su puesto. Despues de esto se cuela cola fuerte bien caliente y líquida en los agujeros, á fin de llenar exactamente todos los intersticios que podrian hallarse en la parte de las cerdas encajadas, y acabar de solidarlas. Del mismo modo se fabrican los pequeños cepillos de hueso ó de marfil, pero en lugar de bramante se pone un hilo de laton delgado.

Cuando los agujeros están profundizados se introduce en ellos la mas grande cantidad de cerda que se puede; en seguida se cuela en los mismos una cola muy caliente, muy líquida, la mas pura y la mas fuerte que puedan procurarse.

Cuando la cola está fria y que se está asegurado que todos los agujeros están llenos, que todo está seco y firme, se corta la cerda con toda fuerza y se reune perfectamente la superficie del cepillo, dando á la cerda la longitud conveniente á la naturaleza del cepillo que se fabrica.

Los cepillos de largas cerdas, las escobas, las esco

bas de acebo, etc. se fabrican de la misma manera, pero se sirven de clines de caballo en lugar de cerdas de puer co ó de jabalí, porque muchas veces serian demasiado cortos.

Los cepillos de tejedor están fabricados con brezo en lugar de clin. El grama reemplaza tambien el clin para ciertos cepillos, pero la manipulacion es la misma que para el clin.

En los cepillos de tocador que sirven para cepillar los vestidos, los muebles, los sombreros, etc., no se debe ver el doblez de las cerdas ni los bramantes; esta superficie está cubierta por una hoja de madera embutida que se encola encima y que se pule cuando la cola está , bien seca.

Los cepillos de los pintores son unos gruesos pinceles, de los cuales indicarémos la fabricacion en la palabra PINCEL.

L. CEPILLO (Tecnológia). Es un instrumento del cual se sirven los carpinteros para aplanar una pieza de madera y dejarla igual y como bruñida. Este instrumento sirve á todos cuantos trabajan la madera. (V. carpinTERO.)

L.

CERA. Esta denominacion en otros tiempos excesivamente consagrada para designar la materia crasa y dúctil producida por las abejas, es igualmente aplicada actualmente á diferentes otras substancias que disfrutan de unas propiedades análogas; tal es la materia que recubre las bayas del myrica cerifera, y la que se halla sobre otros diferentes frutos ú hojas; tal es la parte esencial que constituye barniz de la seda cruda; pero no tratarémos aqui, mas que de la cera de las abejas, como que es la que ofrece mas interés.

Por mucho tiempo se ha creido que la cera era so

lamente labrada por la abeja, que comia el poller de los vegetales y que la volvia bajo esta nueva forma; pero resulta de las observaciones de Hunter, y de las mas recientes de M. Huber, que la cera es una verdadera secrecion producida por un órgano particular, que hace parte de las bolsitas situadas sobre las partes laterales de la línea mediana del abdómen. Levantando los segmentos inferiores del abdómen, se vén estas bolsitas, y en ellas se descubren escamas ú hojas de cera ordenadas por pares bajo cada segmento. No se hallan bajo los anillos de los machos y de las reinas; cada individuo no tiene mas que ocho bolsitas de cera; el primero y el último anillo no dan ninguna. M. Huber, se ha asegurado por experiencias precisas, que las abejas mantenidas únicamente con miel y azúcar, producen una cantidad no ménos notable de cera: asi pues no hay la menor duda que esta substancia sea una verdadera secrecion, y no el resultado de una cosecha hecha sobre los vegetales por estos insectos. Sentímos no poder entrar en mayores detalles sobre un objeto tan interesante, porque la naturaleza de esta obra no nos lo permite, pero nosotros invitámos á nuestros lectores á consultar los diversos tratados de Historia natural, y aun mejor las memorias originales de Hunter y de Huber.

En el artículo ABEJA se ha descrito todo lo que es relativo al trabajo de estos laboriosos insectos, y no nos queda mas que tratar que de la simple extraccion de la cera, y las maneras de apropiarla á los multiplicados usos de los cuales está destinada.

Cualquiera que sea el método puesto en uso para echar el enjambre de la colmena, inmediatamente que está libre, se apoderan de los panales, que, como todo el

mundo sabe, están compuestos de dos substancias particulares: la cera que constituye la parte sólida dispuesta en alveolos; y la miel contenida dentro de los mismos alveolos, que está destinada á la manutencion y alimento de las abejas. Para separar estas dos substancias la una de la otra, se cortan los panales en tajadas y se ponen á escurrir sobre unas zarzas; se tiene cuidado de volverlos de cuando en cuando para facilitar la escurricion de la miel que está entónces bajo la forma de un jarabe; una porcion de este líquido viscoso que forma lo que se llama la miel virgen queda pegada á las paredes de los alveolos, y no se puede extraer del todo, sino rompiéndolos á pedazos mas pequeños, y sometiendo el todo á la accion de una prensa dentro unos sacos de tela un poco clara: de este modo se obtiene la miel de segunda clase; en fin se derrite la cera exponiéndola á la accion del calor, en unos vasos de cobre que contengan un poco de agua. Se deja tranquila y sosegada en fusion durante algunos instantes, á fin de dar el tiempo necesario á las impurezas que ella pueda tener, á que se depongan. Se deja en seguida euajar, se levanta el pan de cera, y por medio de un instrumento cortante se extrae la base, en donde se hallan reunidas todas las substancias extrañas; esto es lo que se llama pié de cera. Despues de esta sencilla purificacion la cera se entrega al comercio, ya sea para emplearla en este estado, ó para purificarla de nuevo y someterla al blanqueo segun su naturaleza y su grado de pureza.

La cera en este estado primitivo es mas ó ménos amarilla, seca y quebradiza; su rotura está llena de granos; si se masca, no se pega á los dientes; su sabor debe ser agradable y no tener nada que sienta al de las

resinas ó al sebo. Desgraciadamente es bien raro el que se encuentre en un estado semejante de pureza; casi siempre está alterada por la adicion del galipodio ó de sebo de carnero; y como con poca costumbre que se tenga es fácil el conocer estos fraudes, sobre todo teniendo cuidado á la modificacion que aquella trae en su rotura, que ha perdido de su granado, y en la consistencia que es mucho mas blanda, la codicia siempre industriosa cuando se trata de descubrir nuevas supercherias, ha llegado á encontrar una substancia que no tiene ninguno de los inconvenientes que hémos descrito. Asi nos lo ha demostrado M. Delpech, hábil boticario establecido en Bourg-la-Reine, cerca de Paris, que añadiendo ademas fécula de patatas, se le vuelve á dar la misma consistencia y granado: por esto tampoco se economiza la dósis. M. Delpech haciéndonos conocer este género de fraude, nos ha proporcionado felizmente el medio de garantirnos de él, que consiste tratar en caliente un peso determinado de la cera que se quière examinar por la esencia de trementina que tiene la propiedad de disolver la cera y las otras materias crasas que ella pueda contener, y de dejar intacta la fécula que se precipita al fondo de la disolucion.

Entre los numerosos usos de la cera, los hay en que es necesario el purificarla y blanquearla, y otros que no exigen semejante operacion; pero todas las especies de cera no se blanquean con la misma facilidad las unas como las otras; tambien se hace en esta parte un primer escojimiento, y no reservan para este género de trabajo mas que las ménos refractarias. Aqui es pues el lugar de decir lo que se sabe sobre las prin- cipales especies de cera que se hallan en el comercio.

De algunos años á esta parte no se recibe en Fran

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