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cia tanta cera de Rusia como ántes, y una porcion de la gran cantidad que era espedida, venia ya blanqueada, miéntras que la que viene actualmente de aquel pais está todavía en bruto. Generalmente esta cera es verde; pero se blanquea muy fácilmente: sin embargo suele conservar siempre un tinte ligero verde.

Parece que la mayor parte de la cera de Rusia, la dirigen actualmente al norte de Alemania, en donde hay diferentes manufacturas para este género de labor; en seguida la vuelven á remitir á Rusia, bajo la forma de cirios, de bugías, ó en planchas redondas. Antes del establecimiento de estas manufacturas, las de las inmediaciones de Paris y las de Orleans estaban en posesion de este comercio con la Rusia.

La cera de levante ó la de Berbería, es muy buscada para el blanqueo, en razon de que pierde su color natural con mucha facilidad; naturalmente tiene poco, pero contiene una muy grande cantidad de impurezas, sobre todo arena y tierra, porque es costumbre en aquel pais colar la cera en unos agujeros que hacen en el suelo. Esta cera se conduce á varios puntos en buques mercantes; pero se observa que de algunos años á esta parte se recibe mucha ménos. Parece que los ingleses ́ van á provecharse de ella en el mismo pais para su propio consumo.

El mediodia de Francia produce tambien bastante cantidad; poco colorada y bastante fàcil de blanquear; la de las antiguas provincias de Saintonge, d' Augoumois, de Bretaña, de Gatinais, y de la Beauce, es igualmente buscada por esta especie de trabajo, y la cera de Borgoña es la que ofrece mas dificultades en esta parte.

La cera de los departamentos de la Gironda llamada cera de las Landas de Burdeos y de Maransin, es muy

colorada y no se blanquea sino con mucha dificultad en otro tiempo esta cera era reservada únicamente para la fabricacion de cirios destinados á España.

No es pues raro hallar en los mercados de Burdeos cera de Landes casi blanca; y no se puede atribuir mucho esta calidad, á que la cera tenga mucho tiempo, porque la gente del campo la venden luego que la recojen, y que tampoco la pueden conservar mucho tiempo sin exponerse á perder una gran parte de ella por las ratas. Es pues probable que este menor color que tiene la cera, consiste en la juventud de los enjambres, ó que las abejas están alimentadas solamente con miel, como suele suceder en los años lluviosos ó de grandes sequedades.

Con una poca de costumbre se llega á conocer fácilmente, como anteriormente he dicho, las ceras que han sido alteradas por la adicion de algunas materias crasas. Ya he indicado los principales señales con los cuales se pueden regir; hay todavía algunos otros que será bueno consultar en caso de incertidumbre; tal es el olor desagradable y el humo mas espeso que extiende la cera mezclada cuando se hecha sobre las brasas encendidas; tal es tambien la dificultad que se experimenta para sacar con el espíritu de vino las gotas que hayan caido en una ropa de seda ó lana. Cuando la cera es pura, el espíritu de vino la desgrana inmediatamente, al paso que en el caso contrario es muy pegajosa y hace mancha. De este modo si no poseen otros medios muy precisos para probar este género de fraude, es á lo menos un conjunto de caractéres que bien apreciados, son bastante para descubrirlo, y por consiguiente es fácil precaverse. No sucede lo mismo con respeto à la materia colorante; nada indica de antemano su gé30

TOMO VII

nero de su destructibilidad; se sabe sin duda, como ya he dicho, que las ceras de tal canton, se descoloran con mas facilidad que las de otro; pero admitiendo que fuesen constantes para un mismo pais, lo que no es siempre verdad, no hay ningun medio de conocer su orígen cuando están pasadas ya ó vendidas en el comercio seria preciso poderlas comprar en los lugares ó parajes mismos. Los que se ocupan del blanqueo y de la purificacion de la cera, las compran mezcladas y las someten al ensayo ántes de resolver ó determinarse á escogerla, para los diferentes usos á que la destinan. Esta es la manera de proceder.

Se numeran desde luego todos los panes de cera, de cada uno de ellos se levantan algunas raspaduras por medio de un instrumento cortante, en seguida se distribuyen estas raspaduras en un mueble con divisiones colocado sobre unos caballetes, teniendo cuidado que cada muestra esté colocada en una cajita de número semejante al que tiene el pan de cera, de donde proviene. Estando todo bien preparado se expone este mueble á la accion sucesiva del rocío y del sol. De tiempo en tiempo se remueven las superficies y se continua asi hasta tanto que el blanqueo esté concluido, y se toma nota del tiempo que cada muestra necesita.

Habiendo ensayado todos los panes de cera por este método, se reunen en un solo monton, los que sus muestras correspondientes han tomado el primer blanco; lo mismo los de segundo y tercer blanco. En fin se ponen á parte los panes de cera que no han dado sino un blanco amarillo ó ceniciento, ó que han resistido del todo á la accion de la luz. Estos panes de cera refrecta→ rios, se reunen ordinariamente con los que contienen una grande proporcion de sebo ó de resina, y se hace de

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ellos una calidad comun que reservan para vender á los que limpian los suelos de las casas. Tal es á lo ménos el uso establecido en una de las mas bellas manufacturas de Francia, como es la de Antony, cerca de Paris. Cada una de las tres especies de cera conocida propia para el blanqueo, se trabaja á parte para formar otras tantas especies diferentes, las cuales se aplican en seguida á usos especiales. Este trabajo se divide en dos operaciones, la purificacion y el blanqueo. La primera se efectua haciendo liquidar la cera en una caldera de cobre estañada, la cual debe tener un conducto situado á alguna distancia por encima del fondo, que debe ser de forma elíptica. Se hecha agua en la caldera, de una manera que no llegue al conducto que se halla colocado á una tercera parte poco mas ó ménos de su altura total. Se hace calentar el agua y se hecha la cera cortada á pedazos: se continua calentándola gradualmente, teniendo cuidado de menearla continuamente con una grande espátula de madera, á fin de que el calor sea distribuido igualmente, y siempre temperado por la presencia del agua. Cuando la licuacion está completa, se añade una corta cantidad de cremo tártara en polvo, unas 4 onzas por quintal, y se revuelve fuertemente durante algunos minutos, y despues se deja reposar. Cuando se juzgue que la cera está suficientemente clarificada, se abre la espita para trasegarla en un cubo de madera colocado cerca del horno, y guarnecido por su exterior para oponerse á un pronto enfriamiento. Alli se deja descansar la cera algun tiempo, para que se acabe de separar del resto de las impurezas. En fin por medio de una espita situada á la parte inserior de este cubo se hace correr en una especie de besuguera ó riclera que tenga en su fondo unos agujeri

tos hechos sobre una misma línea. La cera cae en hilillos sueltos sobre un cilindro de madera que está en parte metido en el agua, al que se imprime un movimiento de rotacion regular. Cayendo la cera de esta suerte se aplasta por su propio peso, y el movimiento del cilindro haciéndola caer sobre un diferente sitio, no puede acumularse en monton; pero si se convierte en tiras ó cintas que presentan mucha superficie y poco grueso, es decir, que se halla en un estado conveniente para el blanqueo, que es lo que se llama granizar la cera. La tina larga y aplanada, especie de baño dentro del cual está el cilindro, está forrado de plomo; el agua que contiene es continuamente refrescada por medio de una corriente. Se saca la cera asi hecha tiras, y se pone sobre unas grandes cajas de madera guarnecidas de tela, que están colocadas en un lugar muy oreado. Cada dia se menea diferentes veces á fin de renovar las superficies; y cuando el blanqueo no hace mas progresos se vuelve á derretir y á formarla otra vez en cintas para ponerla de nuevo á la accion sucesiva del rocío y de la luz. No se dejan de repetir estas manipulaciones sino cuando se conoce que el blanquco está completo.

Concluida esta operacion, se vuelve á derretir la cera por última vez, y cuando está líquida, se pasa por un tamiz de seda ó de clin bien espeso, para pasarla en seguida en un vaso llamado escudillon, en agujeros circulares ahondados de algunas líneas de profundidad sobre unas tablas de madera bien mojadas: se obtiene asi unos panes de unas 2 onzas poco mas ó ménos, bajo cuya forma se despacha en el comercio, y entonces toma el nombre de cera virgen.

Se ha observado que si se quita la cera blanqueada de encima las cajas por causa de un tiempo lluvioso ó

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