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abierto por debajo y cerrado por todas las demas partes, dentro del cual pueden bajar los hombres al fondo del agua y dejarlos horas enteras sin el menor cuidado, tanto por su vida como por su salud.

Esta campana está en uso ya sea para sacar del fondo del mar cuerpos que están sumergidos, ó sea para hacer construcciones debajo del agua. La que está actualmente en actividad en Plymouth y en Londres ha recibido por la experiencia perfecciones que permiten considerarla como preferible á cuantas se hayan imaginado para la ejecucion de trabajos debajo del agua. Esta contiene en su interior dos ban cos, sobre los cuales un maestro albañil y dos peones pueden estar sentados, bajar y subir á voluntad. Tiene la forma de un tronco de pirámide cuadrangular de cerca de dos metros de altura, sobre una base de dos metros de largo y uno y medio de ancho. (V. la fig. 6, lám. 52.) Doce vidrios lusticulares de un decímetro de diámetro, incrustados en la base superior, distribuyen la claridad. Esta lámpara está suspendida de una cabria ó truella colocada sobre un carro; la cabria puede avanzarse en una direccion perpendicular á la del carro, lo que permite bajar la campana sobre el punto que se quiera. El aparato está establecido en la popa de un buque; una espita ó llave R que puede abrirse por dentro la campana, sirve para evacuar el aire viciado; en fin, una máquina de compresion comunica con la campana por una manga de cuero reforzado de argollas sólidas, y se puede hacer entrar incesantemente el aire dentro del apa

rato.

Se sube la lámpara al cabo de cinco horas de trabajo, y los trabajadores están tan sanos y tan poco cansados, como si hubiesen trabajado en medio del aire; se

les dá únicamente unas botas largas de un cuero impermeable, á fin de que el agua no penetre á las pier

nas.

Se atribuye la invencion de la campana de buzo á un americano llamado Will Phillips, que se sirvió de ella para sacar del fondo del mar cañones y otros objetos de un buque de la famosa flota armada, que naufragó sobre nuestras costas. El Doctor Halley y los SS. Triewald y Spalding han añadido á esta invencion tales mejoras, que han dado á esta campana el grado de utilidad que actualmente tiene.

La campana del Doctor Halley era de madera (V. fig. 5); tenia 8 pies de alto, en forma de cono truncado de 3 pies de diámetro arriba y 5 abajo: su techo era de plomo, y los pesos P suspendidos á su base le hacian bajar vacía al fondo del agua: un vidrio D colocado arriba servia de ventana para dar luz; una llave R fijada al techo dejaba salir el aire caliente ó inficionado. Los trabajadores estaban colocados sobre un asiento circular AA; por fuera estaba un banco suspendido á unas cuerdas y fijo por unos pesos; se podia amarrar la campana á este banco para mantenerla en su lugar. Toda la máquina estaba suspendida del bauprés de un buque que dirigia la campana en el lugar donde se juzgaba necesario.

Para renovar el aire en esta campana cuando estaba sumergida, se tenian unos barriles cuya capacidad fuese de 160 litros, y que lo hacian hundir á fuerza de peso. Cada uno de estos barriles tenia á la parte de arriba un agujero que comunicaba con una manga de cuero bien zurrada por una mezcla de cera y aceite; esta manga era bastante larga para venir á parar debajo de la abertura inferior de la campana; un agujero practi

cado en el fondo del barril estaba destinado para dejar entrar el agua. Se deja entender que este líquido no podia penetrar en el vaso, sin luchar el aire que venia á renovar el de la campana. Estos barriles despues se subian á una señal que se daba, y los llenaban de aire para servir al mismo objeto; eran unos depósitos de aire que subian y bajaban alternativamente como unos cubos. Unas cuerdas fijadas al borde inferior de la campana dirigian estos diversos movimientos. El Dr. Halley se hizo bajar dentro de su campana con 4 hombres á 9 ó 10 brazas de profundidad, y estubo sumergido durante mas de hora y media, sin experimentar accidente alguno.

Con todo eso no debia omitir la precaucion, despues de haber bajado cerca de 12 pies, de detenerse para tomar aire de uno de los barriles, en razon á que el aire estaba comprimido dentro la campana por la presion del agua exterior, lo que hacia levantan el nivel del agua dentro del vaso.

El buzo podia sin cuidado librarse dentro de la campana á su trabajo, podia pasearse en ella sin tener agua mas arriba de su calzado; alli veia muy claro, sobre todo cuando el mar estaba tranquilo y el sol brillaba, hasta podia escribir á las personas que estaban arriba, recibir la respuesta y leerla: las letras se escribian sobre una planchita de plomo con una pluma de hierro. Se encendia una vela, cuando el cielo y el agua no transmitian bastante claridad.

El aire condensado de la campana hacia desde luego sentir algo de dolor en los oidos, como si se les hubicse metido en ellos un cuerpo duro; poco despues sentian un pequeño soplo, oian luego un ligero ruido y quedaban enteramente aliviados.

TOMO VII

6

El Doctor Halley habia puesto el buzo en estado de separarse de la campana; el aire se le daba por un conducto ó cañon flexible que se mantenia abierto el todo de su largo, por circulaciones de un hilo de hierro ó alambre colocado en su interior. Este cañon ó conducto que le servia para dirigirse al rededor de la campana, correspondia por una parte á esta para sacar el aire, y por la otra á un casquete de plomo que cubria la cabeza del buzo, y servia de una pequeña campana Hena de aire. Mientras que estaba á la misma altura de la campana grande, y teniendo el aire la misma densidad que tenia debajo del casquete, la comunicacion se hacia libremente; pero si el buzo bajaba mas de este nivel, cerraba una llave que tapaba el cañon; y cuando el aire contenido debajo su casquete de plomo llegaba á hacerse irrespirable, entónces volvia á subir la Have, para renovar este aire inficionado á expensas del de la campana.

El aparejo del doctor Halley era muy útil, pero al mismo tiempo presentaba graves inconvenientes: 10 la ascencion y la depresion dependian absolutamente de las personas encargadas de la maniobra á la superficie del

agua; 20 la campana siendo muy pesada, era menester

mucha fuerza para subir sobre del líquido; 30 si hubiese llegado el caso que la cuerda se hubiera quebrado, los buzos envueltos en el fondo habrian perecido infaliblemente; 49 si una roca situada en el fondo no podia ser vista de arriba y la campana encontrando este obstáculo, hubiera zozobrado bajando, sin que los buzos hubiesen tenido tiempo de advertirlo. Los SS. Triewald y Spalding dieron á la campana algunas modificaciones, con el objeto de reparar á muchos de los inconvenientes de los cuales hémos hablado. No darémos aqui

la narrativa de estas perfecciones pretendidas, en razon á que la experiencia se las ha hecho abandonar para volver á la campana de Halley, con algunos ligeros cambios. Se ha reconocido que habia mas seguridad para los buzos, confiando la maniobra del aparejo á hombres encargados únicamente de este cuidado, mas bien que á los mismos bazos á quienes la ocupacion á otros objetos en una situacion mas ó ménos mortificada, hacia ménos capaces de dirigirse ellos mismos. En un gran número de máquinas, la vida de los trabajadores está confiada á los hombres que hacen las maniobrás, sin que se haya marcado que esta práctica tenga nada de peligroso. Es como un puesto militar por el cual vigilan las centinelas.

La fig. 6 representa la campana que hoy dia está en uso en Plymouth y en Londres. La caja es cuadrangular y construida en hierro, lo que ahorra los pesos que se tenian que añadir para hacerla bajar, y la hace ménos sujeta á las averias y á los accidentes impensados; la campana conserva por su gravedad, fijeza y estabilidad que solo puede procurar á los buzos la comodidad que necesitan para ocuparse á sus trabajos. Como su volúmen total es de cerca de 6 metros cúbicos, desocupa metiéndose en el agua 6000 litros, lo que lo aligera de 6000 kilogramos. Basta pues que su peso total, mas el de tres hombres que bajan (poco mas ó ménos 225 kilógramos) y las herramientas necesarias para su uso, sea un poco superior á 6000 kilógramos; y como el peso específico del hierro es 7,7 del del agua. Concluyen que es necesario emplear en la construccion de las paredes cerca de 750 decímetros cúbicos de hierro. Es pues bien fácil de calcular el grueso despues de la extension superficial de las paredes.

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