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industria viene á menos por las causas mismas que en la América meridional han hecho subir de precio las pieles de vicuña, el cautchuc, ó árbol de goma elástica, y aun la corteza febrífuga de la quina.

Aunque en sus expediciones de California hubiera gastado de su patrimonio Hernan Cortés mas de 200,000 ducados, y que Sebastian Vizcaino, que merece estar en primera línea de los navegantes de su siglo, hubiese tomado formalmente posesion de la península, solo hacia el año 1642 fue cuando los jesuitas lograron formar allí establecimientos permanentes; y zelosos de su poderío, lucharon con buen éxito contra los esfuerzos de los frailes franciscanos que de cuando en cuando trataban de introducirse en tierras de los indios. Pero los enemigos mas peligrosos que tuvieron que combatir, fueron los soldados de los puestos militares; porque en aquellos confines de las posesiones españolas del nuevo continente en los límites de la civilizacion europea, la potestad legislativa y ejecutiva estan distribuidas de un modo harto estraño; y el desventurado indio no conoce otro amo mas que un cabo ó un misionero.

Los jesuitas consiguieron en California una victoria completa sobre los militares apostados en los presidios; y por real cédula se mandó que estuviesen á las órdenes del P. presidente de las misiones todos los militares, incluso el capitan del destacamento de Loreto. Los viages importantes de tres jesuitas Eusebio Kühn, Maria Salvatierra y Juan Ugarte dieron á conocer la

situacion física del pais. El pueblo de Loreto se habia fundado ya en 1697 con el nombre de Presidio de San Dionisio. En el reinado de Felipe v, y señaladamente despues de 1744 aumentaron mucho en su importancia los establecimientos españoles en California. Entonces hicieron lucir los PP. jesuitas su industria comercial, y aquella actividad á que han debido tantos triunfos y que los han hecho el blanco de tantas calumnias en las dos Indias. En lo interior de la península construyeron en pocos años 16 pueblos. Desde 1767, época de su expulsion, se encargó la California al cuidado de los frailes dominicos de Méjico, quienes han sido menos afortunados en los establecimientos de California la Vieja que los franciscanos en las costas de la Nueva.

Los naturales de la península que viven fuera del territorio de las misiones, son quizá de todos los salvages los que estan mas cerca del estado que se llamá de naturaleza. Se pasan los dias enteros tendidos boca abajo en la arena, disfrutando del calor que le ha comunicado la reverberacion de los rayos del sol. Aborrecen toda clase de vestido, bien asi como varias tribus que he visto en el Orenoco. Un mono vestido, dice el P. Venegas, parece menos ridículo á la gente del pueblo, en Europa, que un hombre vestido á los indios de la California. Y no obstante aquella estupidez aparente, encontraron los primeros misioneros entre aquellos naturales diferentes sectas religiosas. En tres colonias de las Californias habia tres divinidades

que se hacian una guerra de exterminio, y eran objetos de terror para sus moradores. Los Pericues temblaban y estaban aterrados por el poder de Niparaya, los Menquis y los Vehities por el de Wactupuran y de Sumongo. He dicho que aquellos aduares temblaban, y no que adoraban á unos entes invisibles, porque el culto del hombre salvage no es mas que un sobrecogimiento de miedo, es un afecto de horror secreto y religioso.

Segun las noticias que me han comunicado los frailes que hoy dia gobiernan entrambas Californias, la poblacion de la Vieja ha disminuido de 30 años acá, en términos que en los pueblos de las misiones, que se han reducido á 16, no hay ya sino cuatro ó cinco mil naturales cultivadores ó indios reducidos. En Santiago y la Guadalupe todo está yermo. Esta despoblacion de la California se atribuye principalmente á las viruelas, y á otra enfermedad que los europeos han querido persuadirse haber recibido de aquel continente, sin embargo de que ellos fueron los primeros que la introdujeron, y que causa estragos horribles en las islas del mar del Sur. Sin duda que hay otras causas procedentes de los establecimientos políticos; y ya era tiempo de que el gobierno mejicano tratase con seriedad de remover los obstáculos que impiden la prosperidad de los moradores de la península. El número de los salvages apenas será de unos cuatro mil, y se observa que los que habitan el norte de la California, estan un poco mas civilizados y son de

condicion mas suave que los naturales de la parte austral.

Los principales pueblos de esta provincia son :

LORETO, presidio y capital de todas las misiones de la Vieja California, fundado á fin del siglo xvii por el astrónomo de Ingolstadt, el P. Kühn.

SANTA ANA, mision y real de minas, famosa por las observaciones astronómicas de Velazquez.

SAN JOSÉ, mision en la que pereció el abate Chappe, víctima de su zelo y pasion á las ciencias. *

XV. PROVINCIA DE LA NUEVA-CALIFORNIA. POBLACION EN 1803 15,600.

EXTENSION DE LA SUPERFICIE, 2125 LEGUAS CUADRADAS. HABITANTES por legua CUADRADA: 7.

En las cartas españolas se llama Nueva-California toda la costa del grande océano, que corre desde el istmo de la Vieja California, ó desde la bahía de To

* Varios sugetos que han permanecido largo tiempo en California, ne han asegurado que es muy exacta la Noticia del P. Venegas contra la cual han suscitado algunas dudas los enemigos de los regulares suprimidos, y aun el mismo cardenal Lorenzana (cartas de Cortés, p. 327). En los archivos de Méjico se conservan todavía los manuscritos siguientes que no ha comunicado el P: Barcos en su Storia di California, impresa en Roma: 1o Crónica histórica de la provincia de Mechoacan, con varios mapas de la California ; 2o Cartas originales del P. Juan Maria de Salvatierra; 3o Diario del capitan Juan Mateo Mangi, que acompañó á los PP. apostólicos Kino y Kappus.

dos los Santos (al sur del puerto de San Diego), hasta el cabo Mendozino. Es un terreno largo y angosto en donde ha establecido misiones y puestos militares, de cuarenta años acá, el gobierno de Méjico. En la parte N. del puerto de San Francisco que dista mas de 78 leguas del cabo Mendozino, no hay ni un lugarejo siquiera, ni hacienda. La provincia de NuevaCalifornia solo tiene hoy dia 197 leguas de largo y de nueve á diez de ancho. La ciudad de Méjico está situada en línea recta á igual distancia de Filadelfia que de Monterey capital de las misiones de NuevaCalifornia, y cuya latitud, con la diferencia de casi cuatro minutos, es la misma de Cadiz.

Hemos hablado antes de los viages de varios frailes que á principios del último siglo, al pasar por tierra de la península de la Vieja California á la Sonora, dieron vuelta á pie al mar de Cortés. Ya habian ido desde Loreto al puerto de San Diego varios destacamentos militares durante la expedicion del señor Galvez, y de aquel puerto sale hoy el correo con la correspondencia, y va por la costa NO. hasta San Francisco. Este último establecimiento, el mas setentrional de todas las posesiones españolas del nuevo continente, está casi debajo del mismo paralelo * que el pueblecito de Taos en el Nuevo-Méjico. Solo dista unas treinta leguas; y aunque el P. Escalante en sus excursiones apostólicas en 1777 llegó hasta la mârgen

* Véase el cap. 1 de esta obra, t. 1.

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