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acá han mostrado en ello otras naciones. No citamos, aunque se les haya dado demasiada importancia por largo tiempo, los viages apócrifos de Ferrer Maldonado, Juan de Fuca, y Bartolome Fonte. Varios oficiales de la marina española, con sus indagaciones penosas y doctas discusiones, han destruido completamente casi todas las imposturas que se han hecho correr con el nombre de aquellos tres navegantes *. Asi que, en vez de alegar nombres fabulosos, y de de perdernos en la incertidumbre de las suposiciones, nos ceñiremos gustosos á indicar lo que se encuentra incontestablemente bien documentado. Las noticias que siguen, sacadas en parte de las memorias manuscritas de don Antonio Bonilla y del señor Casasóla, custodiadas en los archivos del vireinato de Méjico, nos presentan varios hechos, cuya confrontacion podrá fijar la atencion de los lectores; y descogiendo, digámoslo asi, el cuadro variado de la actividad nacional, ahora despierta, y adormecida en otro tiempo, no dudamos que interesarán estas noticias aun á las personas que no pueden concebir, que un pais habitado por hombres libres pertenece á la nacion europea que la vió la primera.

Los nombres de Cabrillo y de Gali no se han

* Memoria de Don Ciriaco Cevallos. Indagaciones hechas en los archi-` vos de Sevilla, por Don Augustin Cean. Introduccion histórica al Viage de Galiano y Valdes, p. 49-56, y p. 76-83. Sin embargo de toda mi diligencia, no he podido encontrar en Nueva-España ni siquiera un documento, en que se haga mencion ni del piloto Fuca, ni del almirante Fonte.

hecho tan célebres como los de Fuca y Fonte. La verdad, en la relacion de un navegante modesto, no tiene el hechizo ni la fuerza que acompañan á la ilusion. Juan Rodriguez Cabrillo recorrió las costas de la Nueva California hasta los 37° 10' ó hasta la punta del Año Nuevo al norte de Monterey. El 3 de enero de 1543 falleció en la isla de San Bernardo, cerca del canal de Santa Bárbara; pero Bartolome Ferrelo, su piloto, continuó sus descubrimientos hácia el norte hasta los 43° de latitud, en donde vió las costas del cabo Blanco, llamado por Vancouver el cabo Horforde.

*

En 1582 descubrió Francisco Gali en su viage de Macao á Acapulco la costa del NO. de la América ** bajo los 57° 30'. Se maravilló, bien asi como todos cuantos han visitado posteriormente la Nueva Cornouaille, de lo delicioso de aquellos montes colosales cuya cima está cubierta de nieves perpetuas, y su pie alfombrado con la mas hermosa vegetacion. Si corregimos *** las antiguas observaciones por medio de la

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Segun el manuscrito conservado en el archivo general de Indias en Madrid.

** El autor del Ensayo politico adopta la opinion que se halla en la introduccion histórica del viage de las goletas Sutil y Mejicana, y en la traduccion francesa de la Relacion de Linschot; pero M. Eyriés, en una sabia biografía de Francisco Gali, observa que este navegante no ha visto probablemente sino las costas de San Francisco y de Monterey; puesto que Hakluyt y la edicion original de Linschot no indican sino 37° en lugar de 57° 1. E.-R.

*** En esta obra hemos aplicado ya esas correcciones, siempre que

nuevas, en los parages reconocidos ya idénticos, encontramos que Gali costeó una parte del Archipiélago del Príncipe de Gales ó del Rey Jorge. Sir Francis Drake, en 1578, no habia llegado sino hasta los 48° de latitud al norte del cabo Grenvilie en la Nueva Geórgia.

De las dos expediciones emprendidas por Sebastian Vizcaino en 1596 y 1602, solo la última fue dirigida á las costas de la Nueva California. Las 32 cartas, formadas en Méjico por el cosmógrafo Enrique Martinez *, prueban que Vizcaino levantó la carta de aquellas costas con un esmero y una inteligencia superior á la de cuantos pilotos le habian precedido. Las enfermedades de su tripulacion, la falta de víveres, y el extremado rigor de la estacion le impidieron subir mas arriba del cabo de San Sebastian, situado bajo los 42o de latitud algun tanto al norte de la bahía de la Trinidad. La fragata que mandaba Antonio Florez, fue el único buque de la expedicion de Vizcaino que se adelantó mas allá del cabo Mendocino, llegando bajo los 43° de latitud, al embocadero de un rio, que al reconocido Cabrillo en 1 543, y que habia parecer ya el Alferez Martin de Aguilar creyó ser la extremidad occidental del estrecho de Anian **. Esta entrada ó rio

ha habido que citar las latitudes á que llegaron los antiguos navegantes (Viage de la Sutil, p. 31).

* El mismo de quien hemos hablado anteriormente al referir la historia del Desagüe real de Huehuetoca.

** El estrecho de Anian, que varios geógrafos confunden con el es

de Aguilar que no ha podido volverá verse en nuestros tiempos, no debe confundirse con el embocadero del rio Colombia (latitud 46° 15') que se ha hecho famoso con los viages de Vancouver, de Gray y del capitan Lewis.

Con Gali y Vizcaino acaba la época brillante de los descubrimientos que en lo antiguo hicieron los españoles en la costa NO. de la América. La historia de las navegaciones, ejecutadas en el siglo XVIIo y en la primera mitad del XVIII°, no presenta expedicion ninguna dirigida desde las costas de Méjico hácia aquel litoral inmenso, que se prolonga desde el cabo Mendocino hácia los confines del Asia oriental. Y en vez del pabellon español, no se vió tremolar en aquellos parages sino el ruso, enarbolado en 1741 en los buques mandados por dos intrépidos navegantes, Behring y Tschiricow.

Ultimamente, al cabo de una interrupcion de cerca de 170 años, la corte de Madrid fijó de nuevo su atencion hacia las costas del océano grande, no precisamente para hacer descubrimientos útiles á las ciencias, sino por el temor de algun ataque en sus posesiones mas setentrionales de Nueva-España; en suma se temia ver establecimientos europeos contiguos á los de la California. De todas cuantas expediciones han emprendido los españoles desde 1774 hasta 1792, las

trecho de Behring, designaba en el siglo xvi el estrecho de Hudson, nombre tomado de uno de los dos hermanos embarcados en el navio de Gaspar de Cortereal. Véanse las eruditas indagaciones que M. de Fleurieu ha insertado en la introduccion histórica del Viage de Marchand, t. 1, p. 5.

dos últimas son las únicas que tienen el carácter verdadero de expediciones de descubrimientos: iban mandadas por oficiales cuyos trabajos anuncian grandes conocimientos en astronomía naútica. Los nombres de Alejandro Malaspina, de Galiano, Espinosa, Valdes, y Vernaci, ocuparán para siempre un puesto honorífico en la lista de los navegantes instruidos é intrépidos, á quienes debemos las nociones exactas de la costa NO. del nuevo continente. Como sus predecesores habian zarpado de los puertos de San Blas ó de Monterey, estaban desprovistos de instrumentos y otros medios en que abunda la Europa civilizada; y asi no pudieron dar igual perfeccion que los modernos á sus operaciones.

que

La primera expedicion de importancia que se ha verificado despues del viage de Vizcaino, es la de Juan Perez mandaba la corbeta Santiago, llamada en otro tiempo la Nueva Galicia. Ni Cook, ni Barrington, ni M. de Fleurieu han tenido al parecer noticia de este viage importante; y por lo mismo referiré aqui varios hechos, copiados de un diario manuscrito* que debo á la bondad de don Guillelmo Aguirre, ministro de la audiencia de Méjico. Perez y su piloto, Estevan José Martinez, salieron del puerto de San Blas el 24 de enero de 1774. Habian recibido órden de

* Este diario fue llevado por dos regulares, Fray Juan Crespi y Fray Tomas de la Peña, embarcados en la corbeta Santiago. Esta relacion circunstanciada puede completar lo que se ha publicado en el Viage de la Sutil, , p. 92.

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