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que

y

han hecho uso los señores Espinosa, Ceballos, Vernaci, oficiales embarcados en las corbetas de Malaspina, es harto preferible á las correcciones parciales que se toman la libertad de hacer á las longitudes cronométricas por los resultados de distancias lunares.

No bien habia regresado á las costas de Méjico el célebre Malaspina, cuando descontento de no haber · visto á placer la costa que corre desde la isla de Noutka hasta el cabo Mendocino, interesó al virey conde de Revillagigedo á que preparase una nueva expedicion de descubrimientos hácia la costa NO. de la América. El virey, dotado de un genio activo y emprendedor, cedió tanto mas fácilmente á este deseo, cuanto que los informes de algunos oficiales apostados en Noutka hacian al parecer probable la existencia de un canal, que decian haber descubierto el piloto griego Juan de Fuca desde fines del siglo xvi. Efectivamente, Martinez, en 1774, habia reconocido una entrada muy ancha bajo los 48° 20' de latitud. El piloto de la goleta Gertrudis, el alferez don Manuel Quimper, que mandaba la balandra la Princesa Real, y en 1791 el capitan Elisa, habian visitado sucesivamente aquella entrada, y descubierto en ella puertos seguros y espaciosos. Para dar fin y cabo á este reconocimiento, salieron de Acapulco el 8 de marzo de 1792, las goletas Sutil y Mejicana, mantadas por don Dionisio Galiano y don Cayetano Valdes.

Estos hábiles y experimentados astrónomos, acom

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pañados de los oficiales Salamanca y Vernaci dieron la vuelta á la isla Grande, que hoy se llama de Cuadra y Vancouver, y gastaron cuatro meses en esta penosa y arriesgada navegacion. Despues de haber pasado el estrecho de Fuca y el de Aro, se encontraron en el canal del Rosario, que los ingleses llaman golfo de Georgía, con los navegantes ingleses Vancouver y Broughton, que justamente se ocupaban en las mismas investigaciones que eran el objeto de su viage. Las dos expediciones' se comunicaron sin reserva las resultas de sus tareas, se auxiliaron mu"tuamente en sus operaciones, y subsistió hasta el momento de su separacion una buena inteligencia y la mas cabal harmonía, de que no habian dado ejemplo en otra ocasion los astrónomos en la loma de las Cordilleras.

Al volver de Noutka á Monterey, reconocieron de nuevo Galiano y Valdes la entrada de la Ascension, que don Bruno Eeeta habia descubierto en 17 de agosto de 1775, y que el hábil navegante americano, M. Gray, habia denominado rio de Colombia, que era el del sloop ó chalupa que mandaba. Este reconocimiento era tanto mas importante, cuanto que Vancouver que habia recorrido aquella costa, no habia visto entrada ninguna desde los 45° de latitud hasta el canal de Fuca, y que aquel sabio navegante dudaba por entonces que existiese el rio Colombia * ó la en trada de Eceta.

* En el tomo 1, p. 22, hemos hablado ya de lo fácil que seria á

Desde el año de 1797, habia mandado ya el gobierno español que las cartas levantadas durante la expedicion de los señores Galiano y Valdes saliesen á luz, «< para que de este modo las disfrutase el público, << antes de que llegasen á sus manos las de Vancou<< ver». A pesar de esta órden no se ha verificado la publicacion sino en 1802, y asi los geógrafos tienen hoy la satisfaccion de poder comparar las cartas de

los europeos el fundar una colonia en las fértiles orillas del rio Colombia, y de las dudas que se han suscitado contra la identidad de este rio y del Tacoutché-Tessé, ú Oregan de Mackenzie; ignoro si este Oregan desagua en uno de los grandes lagos salados que, siguiendo las noticias dadas por el P. Escalante, he figurado en mi carta de Méjico, bajo los 39° y 41o de latitud. Por lo demas, no decido si el Oregan, bien asi como otros caudalosos rios de la América meridional, se abre camino atravesando una cadena de montes elevados, y si su embocadero está en alguna de las ensenadas poco conocidas que hay entre el puerto de la Bodega y el cabo Orford: pero habria deseado yo que un geógrafo, que ciertamente tiene instruccion y mucho juicio, no hubiese intentado ver y reconocer el nombre de Oregan en la palabra orígen, la cual en su dictámen designa un rio en la carta de Méjico publicada por Don Anto'nio Alzate. (Géographie mathématique, physique et politique, vol. xv, p. 116, 117.) Este escritor ha confundido la palabra española orígen, que significa manantial, principio, raiz de una cosa, con la palabra india Origan. La carta de Alzate solo marca el rio Colorado, que recibe las aguas del rio Gila, y cerca de la junta de ellas se leen las palabras siguientes: Rio Colorado, ó del Norte, cuyo origen se ignora. La torpeza con que se han dividido estas palabras españolas (puesto que se ha grabado Nortecuyo y Seignora) es sin duda la causa de una equivocacion tan extraordinaria. Acerca del verdadero curso del Tacoutché-Tessé, ó rio de Frasser, véase la nota que el señor de Humboldt ha añadido á esta segunda edicion, t. 1, p. 18.

E.-K.

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Vancouver, las de los navegantes españoles redactadas por el depósito hidrográfico de Madrid, y la carta rusa publicada en Petersburgo, en 1802, por el depósito imperial. Es tanto mas necesaria esta comparacion, cuanto que los mismos cabos, canalizos y los mismos islotes, tienen á menudo tres y cuatro nombres diferentes, y que la sinonímia geográfica ha resultado por lo mismo tan confusa, como por una causa análoga lo es la sinonímia de las plantas criptógamas.

A la sazon misma en que las goletas Sutil y Mejicana examinaban muy detenidamente el litoral que abrazan los paralelos de los 45° y 51°, el virey conde de Revillagigedo destinó otra expedicion para latitudes mas altas. En vano se habia buscado el embocadero del rio de Martin de Aguilar en las inmediaciones del cabo Orford y del cabo Gregory. Alejandro Malaspina, en vez del famoso canal de Maldonado, no habia encontrado sino callejones sin salida. Galiano y Valdes se habian asegurado de que la entrada de Fuca no era sino un brazo de mar, que separa una isla de mas de 1700 leguas cuadradas *, que es la de Cuadra y Vancouver, de la costa montuosa de la Nueva-Georgia. Aun quedaban dudas acerca de la existencia del estrecho que decian haber descubierto el almirante Fuentes ó Fonte, y que suponian estar

* La isla de Cuadra y Vancouver tiene de extension, si la calculamos por las cartas de Vancouver, 1730 leguas cuadradas, de 25 al grado sexagesimal. Esta isla es la mayor que se encuentra en las costas occidentales de la América.

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bajo los 53° de latitud. Cook habia sentido no tener proporcion de examinar aquella parte del continente del Nuevo-Hanover, y los asertos de un hábil navegante como el capitan Colnet, hacian probable la interrupcion de la continuidad de la costa en aquellos parages. Por lo tanto, á fin de resolver un problema de tanta monta, el virey de Nueva-España dió órden al teniente de navío don Jacinto Caamaño, comandante de la fragata Aránzazu, de examinar con toda detencion y esmero el litoral que corre desde los 51° hasta los 56° de latitud boreal. El señor Caamaño, á quien he tenido la satisfaccion de ver á menudo en Méjico, dió á la vela en el puerto de San Blas el 20 de marzo de 1792, é hizo una campaña de seis meses. Reconoció escrupulosamente la parte setentrional de la Reina Carlota, la costa austral de la isla del Principe de Gales, á la que dió el nombre de isla de Ulloa, las islas de Revillagigedo, de Banks ( ó de la Calamidad) y de Aristizabal, y la entrada grande (inlet) de Moñino que tiene su embocadero frente por: frente del archipiélago de Pitt. La multitud de denominaciones españolas que Vancouver ha conservado en sus cartas, es una prueba de que las expediciones que acabamos de insinuar, han contribuido en gran parte para dar á conocer una costa que desde los 45° de latitud hasta el cabo Douglas, al E. de la entrada de Cook, tenemos hoy publicada mucho mas exactamente que la mayor parte de las costas de Europa. Al fin de este capítulo me he ceñido á reunir

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