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lanzados á alturas prodigiosas, y que á traves de una nube espesa de cenizas iluminada por el fuego volcánico, y semejante al mar agitado, les pareció ver como se fue hinchando la costra reblandecida de la tierra. Entonces los rios de Cuitimba y de San Pedro se sumieron precipitados en las grietas inflamadas. La descomposicion del agua contribuia á avivar las llamas, que se veian desde Pazcuaro, ciudad situada sobre una mesa muy ancha, y á 1400 metros de altura sobre las playas de Jorullo. Las erupciones fangosas, y sobre todo las capas de arcilla con que estan envueltas bolas de basalto descompuestas, cuyas capas son concéntricas, indican al parecer que las aguas subterráneas han hecho un papel muy importante en esta extraordinaria revolucion. Millares de conos pequeños, que no tienen mas que 2 á 3 metros de alto, y que los indígenas llaman hornitos, salieron de la bóveda solevantada del Malpais. A pesar de que, segun dicen los indios, de quince años á esta parte se ha disminuido mucho el calor de estos hornos volcánicos, yo he visto el termómetro subir á 95° metiéndolo dentro de algunas grietas que exhalan un vapor acuoso. Cada conito es una chimenea de la cual sale una humareda densa, que se levanta hasta 10 á 15 metros de altura. En muchos de ellos se oye un ruido subterráanuncia la vecindad de un fluido hirviendo.

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En medio de estos hornos, en una grieta que se dirige del NNE. al SSE., han salido de tierra seis grandes terromonteros, todos de 400 á 500 me

tros de altura sobre el antiguo nivel de las llanuras. Es el fenómeno del Monte Novo de Nápoles, repetido muchas veces en una hilera de cerros volcánicos. El mas elevado de estos terromonteros enormes, que recuerdan los puys de la Auvernia, es el grande volcan de Jorullo. Está siempre encendido, y ha arrojado, del lado del norte, una inmensa cantidad de lava escorificada y basáltica, que contiene fragmentos de rocas primitivas. Estas grandes erupciones del volcan central continuaron hasta el mes de febrero del año de 1760. En los años siguientes han ido haciéndose progresivamente mas raras. Los indios, espantados del estrépito horrible causado por el nuevo volcan, habian abandonado por de pronto los pueblos situados á 7 ó 8 leguas de distancia de las playas de Jorullo; pero pasados algunos pocos meses, se acostumbraron á este espectáculo horroroso. Vueltos á sus chozas, bajaron hacia las montañas de Aguasarco y de Santa Ines, para admirar las mangas de fuego que se lanzaban por una infinidad de bocas volcánicas mayores ó menores. Las cenizas cubrian entonces los techos de las casas de Queretaro, que está á mas de 48 leguas de distancia en línea recta, del lugar de la explosion. Aunque hoy dia parece que el fuego subterráneo es poco activo *, y el Malpais y el gran volcan empiezan á

* Encontramos el aire en el fondo de la crátera, á 47°; y en algunos parages á 58° y 60o. Tuvimos que pasar por encima de grieexhalaban vapores sulfurosos, y en las cuales el termómetro subió á 85°. El paso de estas grietas y los montones de escorias que

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cubrirse de vegetales, hallamos sin embargo aquel aire ⚫ de tal manera recalentado por la accion de los hornitos, que aun á la sombra, y muy apartado del sol, subió el termómetro á 43o. Este hecho parece probar que no hay exageracion en lo que dicen algunos indios ancianos, que muchos años despues de la primera erupcion, aun á grandes distancias del terreno solevantado, todavía eran inhabitables los llanos de Jorullo á causa del excesivo calor.

Aun el dia de hoy se hacen ver á los viageros, los rios de Cuitimba y de San Pedro, cuyas cristalinas aguas regaban en otro tiempo la caña de azúcar cultivada en la hacienda de don. Andres Pimentel. Aquellos manantiales se perdieron en la noche del 29 al 30 de setiembre de 1759; pero mas al ueste, á una distancia de 2000 metros en el mismo terreno solevantado, se ven en el dia dos rios que rompen la bóveda ar

cubren unos huecos considerables, hacen muy peligrosa la bajada á la crátera. Reservo el pormenor de mis indagaciones geológicas sobre el volcan de Jorullo, para la relacion histórica de mi Viage. El atlas que acompañará esta relacion comprenderá tres láminas: 1o la vista pintoresca del nuevo volcán que es tres veces mas alto que el Monte Novo de Puzzolo, que salió de la tierra en 1538 casi á la orilla del Mediterráneo; 2o el corte vertical ó el perfil de Malpais y de toda la parte solevantada; 3° el mapa geográfico de los llanos de Jorullo, levantado por medio del sextante y empleando el método de las bases perpendiculares y de los ángulos de altura. Las producciones volcánicas de este terreno trasformado se hallan en el gabinete de la escuela de minas de Berlin. Las plantas cogidas en sus inmediaciones forman parte de los herbarios que he depositado en el Museo de Historia natural de Paris.

cillosa de los hornitos, y se presentan como aguas termales, en las cuales sube el termómetro á 52°, 7. Los indios les han conservado los nombres de San Pedro, y de Cuitimba, porque en muchas partes del Malpais, parece que se oyen correr grandes masas de aguas en la direccion del E. al O. desde las montañas de Santa Ines, hácia la hacienda de la Presentacion. Cerca de esta hacienda hay un arroyo que despide hidrógeno sulfurado, tiene mas de 7 metros de ancho, y es la fuente hidro-sulfurosa mas abundante que he visto en mi vida.

Segun la opinion de los indígenas, los extraordinarios trastornos que acabamos de describir, esa costra de tierra solevantada y abierta por el fuego volcánico, esas montañas de escorias y de ceniza amontonadas, son obra de los frailes, la mayor sin duda que haya salido de sus mános en ambos hemisferios! En las playas de Jorullo el patron de la choza que habitábamos, nos contaba que, en1759, unos misioneros capuchinos habian predicado en la habitacion de San Pedro, y que no ha-` biendo sido muy bien recibidos (quien sabe si fue porque habian comido menos bien de lo que esperaban) se desataron en las maldiciones mas horribles y complicadas contra aquella llanura, que era entonces tan hermosa y fértil; y profetizaron que muy pronto seria aquella hacienda tragada por las llamas que saldrian de la tierra, y luego se enfriaria el aire de tal modo, que quedarian las montañas vecinas eternamente cubiertas de nieves y hielos. Vistas en efecto

las funestas consecuencias de la 1' de estas maldiciones, ya está el vulgo indio viendo en el enfriamiento -progresivo del volcan el fatal presagio de un invierno perpetuo. He creido oportuno citar esta tradicion vulgar, digna de hacer papel en el poema épico del jesuita Landivar, porque presenta un rasgo muy particular de las costumbres y preocupaciones de aquellos lejanos paises. Con ella se prueba al mismo tiempo la activa industria de una clase de hombres, que abusando con demasiada frecuencia del pueblo, y fingiendo tener la facultad de suspender las leyes inmutables de la naturaleza, saben aprovecharse de todo para fundar su imperio sobre el temor de los males físicos.

La posicion del nuevo volcan de Jorullo da ocasion á una observacion geológica muy curiosa. Dejamos observado antes (en el cap. 3°) que en la Nueva-España hay un paralelo de las grandes alturas, ó sea una estrecha zona contenida entre los 18° 59' y los 19° 12′ de latitud, en la cual estan situadas todas las cumbres de Anahuac, que se elevan mas arriba de la region de las nieves perpetuas. Estas cumbres son ó volcanes todavía ardiendo, ó montañas cuya forma, asi como la naturaleza de sus rocas, hacen sumamente probable que en otro tiempo han ocultado en su seno un fuego subterráneo. Partiendo desde las costas del mar de las Antillas, encontramos de E. á O. el pico de Orizaba, los dos volcanes de la Puebla, el nevado de Toluca, el pico de Tancitaro y el volcan de Coli

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