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de los Andes ó en la parte montañosa de Méjico, ofrecen los ejemplos mas evidentes de la benéfica influencia de las minas sobre la agricultura. Sin los establecimientos formados para el beneficio de las minas ¡cuantos sitios habrian permanecido desiertos!; ¡cuantos terrenos sin desmontar en las cuatro intendencias de Guanajuato, Zacatecas, San Luis de Potosí y Durango, entre los paralelos de 21° y 25°, en donde se hallan reunidas las riquezas metálicas mas considerables de Nueva-España! La fundacion de una villa es la consecuencia inmediata del descubrimiento de una mina considerable. Si la villa está colocada en el flanco árido ó sobre la cresta de las cordilleras, los nuevos colonos han de ir lejos á buscar todo lo necesario para su subsistencia y la del número de acémilas que se ocupan para el agotamiento de las aguas, en la saca y amalgamacion del mineral. Al momento la necesidad despierta la industria : se empieza á labrar el suelo en las quebradas y pendientes de las montañas vecinas y en todas partes en donde la peña está cubierta de mantillo. Se establecen haciendas en las inmediaciones de las minas; la carestía de los víveres y el precio considerable en que la concurrencia de los compradores sostiene todos los productos de la agricultura, indemnizan al cultivador de las privaciones á que le expone la vida penosa de las montañas. De este modo, solo por el aliciente de la ganancia, por los motivos de interes mutuo que son los vínculos mas poderosos de la sociedad, y sin que el gobierno se ocupe en la

gran

fundacion de colonias, una mina que en el principio parecia aislada en medio de montañas desiertas y salvages, en poco tiempo se une á las tierras ya de antilabradas.

guo

Todavía mas esta influencia de las minas en el desmonte progresivo del pais es mas duradera que ellas mismas. Cuando las vetas estan agotadas y se abandonan las obras subterráneas, no hay duda en que se disminuye la poblacion de la comarca, porque los mineros van á buscar fortuna á otra parte; pero el colono está ligado por el apego que ha tomado al suelo que le ha visto nacer, y que sus padres han desmontado con sus brazos. Cuanto mas aislado está el sitio de la hacienda, tanto mas atractivo tiene para los habitantes de las montañas. Tanto al principio de la civilizacion como en su decadencia, el hombre parece arrepentirse de la sujecion que se ha impuesto entrando en la sociedad:. ama la soledad, porque esta le restituye su antigua libertad. Esta tendencia moral, este deseo de aislamiento, se manifiestan sobre todo entre los indígenas de raza bronceada, que una larga y triste experiencia ha fastidiado de la vida social, particularmente de la vecindad de los blancos. Semejantes á los árcades, los pueblos de raza azteca apetecen habitar las cimas y el flanco de las montañas mas escarpadas. Este rasgo particular de sus costumbres contribuye singularmente á extender la poblacion en la region montañosa del reino de Méjico. ¡Cuan interesante es para un viagero el ir siguiendo estas pacíficas conquistas de la agricultura, ver aquellas innume

rables chozas indias esparcidas en las quebradas mas silvestres, aquellas lenguas de tierra cultivadas, que se avanzan en un pais desierto, entre bancos de roca desnuda y árida!

estan

Las plantas que forman el objeto del cultivo de aquellas regiones elevadas y solitarias, difieren esencialmente de las que se cultivan en los llanos ó mesétas menos elevados, en la falda y en el pie de las cordilleras. Podria tratar de la agricultura de la Nueva-España, siguiendo las grandes divisiones que he expuesto mas arriba, al bosquejar el cuadro físico del territorio meque jicano; podria seguir las líneas de cultivo señaladas en mis perfiles geológicos, y cuyas alturas en parte estan indicadas en el capítulo tercero; pero es necesario observar que tanto estas líneas de cultivo como la de las nieves perpetuas á que son paralelas, se abajan hácia el norte, y que las mismas cereales que, bajo la latitud de las ciudades de Oajaca y Méjico, no vegetan abundantemente sino á la altura de 1500 ó 1600 metros, en las provincias internas bajo la zona templada, se encuentran en los llanos menos elevados. La altura del terreno que requieren los diversos géneros de cultivo, depende en general de la latitud de los parages; pero la flexibilidad de organizacion en las plantas cultivadas es tal, que ayudadas por la mano del hombre, muchas veces pasan los límites que el naturalista ha osado seña

larlas.

Bajo el ecuador, los fenómenos meteorológicos es

á

tan sujetos, como lòs de la geografía de las plantas y de los animales, á leyes inmutables y fáciles de conocer allí, solo la altura del sitio modifica el clima, y la temperatura es casi constante, pesar de la diferencia de las estaciones. Alejándose del ecuador, principalmente entre los 15° y el trópico, el clima depende de una multitud de circunstancias locales, y varia á la misma altura absoluta y bajo la misma latitud geográfica. Esta influencia local, cuyo estudio es tan importante para el cultivador, se manifiesta todavía mas en el hemisferib boreal que en el austral. La grande anchura del nuevo continente, la proximidad del Canadá, los vientos que soplan del norte, y otras causas que he manifestado mas arriba, dan un carácter particular á la region equinoccial de Méjico y de la isla de Cuba. Podria decirse que en aquellas regionés la zona templada (la de los climas variables) se ensancha hácia el S., y pasa mas allá del trópico de Cancer. Basta recordar aqui, que en las inmediaciones de la Habana (latitud 23° 8'), á la pequeña altura de 80 metros sobre el nivel del océano, se ha visto bajar el termómetro hasta el punto de congelacion*, y que ha nevado cerca de Valladolid (latitud 19° 42') á 1900 me

El señor Robredo ha visto en el mes de enero formarse hielo en un dornajo de madera, en el pueblo de Ubajay, 15 millas al SO. de la Habana, á 74 metros de elevacion absoluta. Yo he visto en Rio blanco, el 4 de enero de 1801 á las 8 de la mañana, el termómetro centígrado á 7o 5′ debajo de cero : y durante la noche habia muerto de frio, en una cárcel, un desventurado negro. Sin

tros de altura absoluta; al paso que bajo el ecuador, no se observa este último fenómeno sino á elevaciones dos veces mayores.

Estas consideraciones nos prueban que hácia los trópicos, allá en donde la zona tórrida está mas inmediata á la templada (me sirvo de estos nombres impropios que el uso ha adoptado), las plantas cultivadas no estan sujetas á ciertas alturas fijas é invariables. Podria ensayarse el distribuirlas segun la temperatura media de los parages en donde vegetan. A la verdad se observa que en Europa el minimum de la temperatura media que exige un buen cultivo para la caña de azúcar, es de 19° á 20°; para el árbol del café, 18°; para el naranjo, 17°; para el olivo, de 13o,5 á 14o; para la vid que dé vino potable, 10° á 11° centígrados. Esta escala termométrica de agricultura es bastante exacta, cuando no se toman los fenómenos sino en su mayor generalidad; pero se presentan muchísimas excepciones, si se consideran paises en donde el calor medio del año es igual, mientras que las temperaturas medias de los meses difieren mucho las unas de las otras. La reparticion desigual del calor entre las diferentes estaciones del año, como lo ha probado muy bien M. Decandolle *, es la que principalmente influye

embargo en los llanos de la isla de Cuba, en los meses de diciembre y de enero, las temperaturas medias son de 17° y 18°. Estas determinaciones han sido todas verificadas con excelentes termómetros de Nairne.

Flora francesa, tercera edicion, t. 11, p. 10.

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