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dado del hombre ó por efecto de un largo cultivo haya perdido gradualmente la acrimonia de su jugo. La yuca amarga de los americanos es la misma hace siglos, aunque se plante y cuide como la dulce. No hay cosa mas misteriosa que esta diferencia de organizacion interior en los vegetales cultivados, cuyas formas exteriores son casi indénticas.

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Raynal asegura que el manioc se ha trasportado de Africa á América para servir de alimento á los negros; y añade, que si acaso existia en la Tierra Firme antes de la llegada de los españoles, no lo conocian los naturales de las Antillas en tiempo de Colon. Rẹcelo que este autor célebre, que por otra parte describe los objetos de historia natural con bastante exactitud, haya confundido el manioc con las ignamas ó batatas; es decir, el jatrofa con una espécie de dioscorea. Desearia saber con que autoridad se puede probar que el manioc se cultiva en Guinea desde los tiempos mas remotos. Varios viageros han pretendido que el maiz era silvestre en aquella parte del Africa; y no obstante es muy cierto que los portugueses lo han trasportado allí en el siglo XVI. No hay cosa tan difícil de resolver como los problemas de la emigracion de las plantas útiles al hombre, especialmente desde que las comunicaciones se han hecho tan frecuentes. entre todos los continentes. Fernandez de Oviedo, que ya, en 1513, habia pasado á la isla de Hispaniola

* Histoire philosophique, t. 111, p. 212-214.

ó Santo Domingo, y que habitó varias partes del nuevo continente durante mas de veinte años, habla del manioc como de un cultivo muy antiguo, y propio de la América. Si por el contrario, los negros esclavos lo hubiesen llevado consigo, Oviedo habria visto con sus ojos el principio de este ramo importante de la agricultura de los trópicos: si hubiera creido que el jatrofa no era indígena en América, habria citado la época en que se plantaron los primeros pies, asi como relata con la mayor escrupulosidad la primera introduccion de la caña de azúcar, del plátano de Canarias, el olivo y la palmera. Américo Vespucci refiere en su carta dirigida al duque de Lorena *, que vió hacer pan de manioc en las costas de Paria, en 1497. «<Los naturales,» dice este aventurero, poco exacto por otra parte en su narracion, «no conocen nuestro trigo y demas granos harinosos; sacan su principal « alimento de una raiz que reducen á harina, que

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llaman, los unos iucha, otros chambi y otros ig<< name ». No es difícil reconocer la palabra yucca en iucha; en cuanto á la igname, en el dia designa la raiz del dioscorea alata, que Colon ** describe con el nombre de ages, de que luego hablaremos. Los naturales de la Guayana española que no reconocen la dominacion europea, tambien cultivan el manioc desde la mas remota antigüedad. Repasando las rápidas del Orenoco, á nuestro regreso del Rio Negra,

Grynæus, p. 215. ** Ibid., p. 66.

y

hallándonos faltos de víveres, nos dirigimos á la tribu de los indios Piraoas, que viven al E. de Maypures, y nos dieron pan de jatrofa. Por consiguiente no puede quedar ninguna duda en que el manioc es una planta, cuyo cultivo en América es mucho mas antiguo que la llegada de los europeos y africanos.

El pan de manioc es muy nutritivo, quizá á causa del azúcar que contiene, y de una materia viscosa que reune las moléculas harinosas del casave. Esta materia parece tener alguna analogía con el caout-chouc, que es tan comun en todas las plantas del grupo de los Tithymaloides. Al casave se le da una forma circular. Los discos, que se llaman tortas, ó jaujan en la antigua lengua de Haity, tienen de 5 á 6 decímetros de diámetro, y tres milímetros de espesor. Los naturales que son mucho mas sobrios que los blancos, comen en general menos de una libra de manioc al dia. La falta de glúten mezclado con la materia almidonácea,

y

lo cenceño del pan le hace muy quebradizo, y difícil de trasportar. Este inconveniente se hace sentir con especialidad en las navegaciones largas. La fécula del manioc raspada, seca y acecinada, 'es casi inalterable. Ni los insectos ni los gusanos la tocan, y todos los viageros conocen las ventajas del couaqué en la América equinoccial.

De la yuca amarga, no solo la fécula sirve de alimento á los indios, sino que tambien emplean el zumo exprimido de la raiz, que es un veneno activo en su estado natural. Este zumo se descompone al

fuego. Dejándolo mucho tiempo en ebullicion, á medida que se espuma, pierde sus propiedades venenosas; se emplea sin peligro como salsa, y yo mismo he tomado muchas veces este zumo de un color pardusco, que se asemeja á un caldo muy nutritivo. En Cayena* lo espesan para hacer el cabiou, que es análogo al souy que traen de la China, y que sirve para sazonar los manjares. De cuando en cuando acaecen accidentes muy graves, si el zumo exprimido no ha cocido bastante. Es un hecho muy conocido en las islas, que antiguamente un gran número de naturales de Haity se envenenaron voluntariamente con el zumo sin cocer de la raiz de yuca amarga. Oviedo refiere, como testigo ocular, que aquellos desgraciados que, á imitacion de varias tribus africanas, prefieren la muerte á un trabajo forzado, se reunian por cincuentenas para tragar juntos el zumo venenoso del jatrofa. Este desprecio extraordinario de la vida, caracteriza al hombre salvage en las partes más lejanas del globo.

Reflexionando sobre la reunion de circunstancias accidentales que han podido determinar á los pueblos para dedicarse á tal ó tal género de cultivo, causa maravilla el ver que los americanos, en medio de una naturaleza tan rica, buscan en la raiz venenosa de un euforbio (Tithymaloide), la misma substancia almidonácea que otros pueblos han encontrado en la familia de las gramíneas, en las de los plátanos, de los espár

*

Aublet, Histoire des Plantes de la Guyane française, t. II, p. 72.

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que

ragos (Dioscorea alata ), de los aroides (Arum macrorrhizon, Dracontium poliphyllum), de la dulzamara, de los alboholes (Convolvulus batatas, C. chrysorhizus), de los narcisos (Tacca pinnatifida), de las poligóneas (P. fagopyrum), de las ortigas (Artocarpus), de las leguminosas y de los helechos arbóreos (Cycas circinnalis). Ahora bien, se pregunta ¿como el salvage que descubrió el jatrofa manihot, no desechó una raiz cuyas propiedades venenosas debió enseñarle una triste experiencia, antes que pudiese conocer las nutritivas? Pero tal vez el cultivo de la yuca dulce, cuyo zumo no es nocivo, ha precedido al de la yuca amarga · que en el dia da el manioc. Quizá tambien el mismo pueel primero tuvo valor para alimentarse de la raiz del jatrofa manihot, habia cultivado antes plantas análogas á los Arum y Dracontium, cuyo zumo es acre sin ser venenoso. Fácil era observar que la fécula extraida de la raiz de un aroide, tiene un gusto tanto mas grato, cuanto mas cuidadosamente se lava para separarla de su zumo lechoso. Esta observacion muy sencilla naturalmente debia fomentar la idea de exprimir las féculas, y prepararlas del mismo modo que el manioc. Se deja conocer que un pueblo que sabia dulcificar las raices de un aroide, podia muy bien emprender el alimentarse con una planta del grupo de los euforbios. El paso es fácil, aunque el peligro va siempre en aumento. En efecto, los naturales de las islas de la Sociedad y de las Molucas, que no conocen el jatrofa manihot, cultivan el Arum macrorrhizon, y el Tacca pinnatifida. La raiz

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