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calcular aproximadamente el producto medio de trigo. En Europa el cálculo mas seguro, es el que se funda en el consumo que se estima por cada individuo : es el medio que MM. Lavoisier y Arnould han empleado con buen éxito; pero este método no puede seguirse, cuando se trata de una poblacion compuesta de elementos muy heterogéneos. El indio y el mestizo, que habitan en el campo, no se alimentan mas que con pan de maiz y de manioc. Los blancos criollos, que habitan en las ciudades, consumen mucho mas pan de trigo que los que permanecen habitualmente en las haciendas.La capital, que cuenta mas de 33,000 indios, necesita anualmente cerca de diez y nueve millones de kilógramos de harina, consumo que es casi el mismo que él de las ciudades europeas que tienen igual poblacion; y si quisiéramos calcular el consumo de todo el reino de Nueva-España, tomando esta basa, llegariamos á un resultado que seria cinco veces demasiado grande.

Supuestas estas consideraciones, prefiero el método que se funda en valuos parciales. Segun la descripcion estadística que el intendente de la provincia de Guadalajara comunicó á la junta de comercio de Veracruz, la cosecha de trigo de aquella intendencia, en 1802, fue de 43,000 cargas, ó 6,450,000 kilógramos. La poblacion de la intendencia de Guadalajara es poco mas o menos un noveno de la poblacion total. En aquella parte de Méjico hay un gran número de indios que comen pan de maiz, y se cuentan allí pocas ciu

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dades populosas habitadas por blancos acomodados. Segun la analogía de esta cosecha parcial, la general de la Nueva-España no seria mas que de 59 millones de kilogramos pero añadiendo 36 millones, á causa de la influencia benéfica que tiene el consumo de las ciudades de Méjico, la Puebla y Guanajuato, en el cultivo de los distritos circunvecinos, y á causa de las provincias internas cuyo habitantes viven casi exclusivamente de pan de trigo, trigo, hallaremos para para todo el reino cerca de diez millones de miriagramos ó mas de 800,000 sextarios. Este avaluo nos da un resultado muy pequeño; porque en el cálculo que acabamos de presentar, no se han separado como corresponde las provincias setentrionales de la region equinoccial. Sin

* Véase cap. VII, t. 1, p. 363, y tom. 1, p. 1o. Por los materiales exactos que poseo, he formado el estado siguiente en el que comparo el consumo de harina con el número de habitantes.

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Sobre el consumo de Paris, véanse las curiosas investigaciones comunicadas, en 1825, por el señor conde Chabrol; y que M. Peuchet ha consignado tambien en su Statistique élémentaire de la France, p. 372. El comun del pueblo de la Habana come mucho cazave y arepa. El consumo anual de la Habana, tomando el término medio de cuatro años, es de 427,018 arrobas, ó de 58,899 barriles (Papel periódico de la Habana, 1801, n. 12, p. 46).

embargo esta separacion la dicta la naturaleza de la misma poblacion.

En las provincias internas el mayor número de habitantes son blancos, ó reputados como tales, y se cuentan 400,000. Si suponemos su consumo de trigo, en proporcion con el de la Puebla, hallaremos seis millones de miriagramos. Tomada por basa de nuestro cálculo la cosecha anual de la intendencia de Guadalajara, podemos admitir, que en las regio'nes meridionales de la Nueva - España cuya poblacion mixta se valua en 5,437,000, el consumo de trigo en el campo es de 5,800,000 miriagramos, y añadiendo 3,600,000 para el consumo de las grandes ciudades interiores de Méjico, la Puebla, y Guanajuato, hallamos que, el consumo total de la NuevaEspaña, pasa de 15 millones de miriagramos, ó 1,280,000 sextarios de peso.de 240 libras cada uno.

Parecerá muy extraño el hallar, segun este cálculo, que las provincias internas cuya poblacion no es mas que de la total, consumen mas de un tercio de la cosecha del reino de Méjico: pero no debemos olvidar que en aquellas provincias setentrionales, el número de blancos proporcionalmente á la masa total de españoles (criollos ó europeos) es como 1 á 3 y que esta casta es la que consume principalmente la harina de trigo. De los 800,000 blancos que habitan la region equinoccial de la Nueva-España, cerca de 150,000 viven en un clima excesivamente cálido en llanos cercanos á las costas, y se alimentan de manioc

y plátanos *. Lo repito, estos resultados no son mas que simples aproximaciones; pero me ha parecido tanto mas interesante el publicarlas, cuanto ya fijaron la atencion del gobierno, durante mi mansion en Méjico. Cuando se publica por primera vez un hecho que interesa á toda la nacion, y sobre el cual todavía no se han aventurado cálculos ningunos, se aguijonea la curiosidad de investigar.

Segun M. Lavoisier, la cosecha total de granos, es decir de trigo, centeno y cebada, era en Francia antes de la revolucion, y por consiguiente en una época en que la poblacion del reino ascendia á 25 millones de habitantes, de 58 millones de sextarios, ó de 6789 millones de kilógramos; y, cómo segun los autores de la Feuille du Cultivateur, el trigo que se coge en Francia es en proporcion á toda la masa de granos, como 5:17, resulta de ello que solo el producto de trigo, antes de 1789, era de 17 millones de sextarios: cosecha que fijándonos en cantidades absolutas, sin considerar las poblaciones de ambos imperios, es poco mas o menos trece veces mayor que la de Méjico. Esta comparacion concuerda perfectamente con las bases de mi cálculo anterior; pues el número de habitantes de Nueva-España que habitualmente se alimentan de pan de trigo, no pasa de 1,300,000; ademas, es sabido, que los franceses comen mas pan que los pueblos de raza española, principalmente los que habitan en la América.

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Pero con motivo de la extrema fertilidad del suelo, los quince millones de miriagramos de trigo que anualmente produce la Nueva - España, se cogen en una extension de terreno cinco veces menor del que igual cosecha necesitaria en Francia. A la verdad, es probable que á medida que la poblacion mejicana irá aumentando, se verá disminuir esta fertilidad, que se puede llamar media, y que señala 24 por uno como producto total de las cosechas. En todos los paises los hombres empiezan á cultivar las tierras menos áridas, y naturalmente el producto medio debe disminuir á proporcion que la agricultura se extiende, y abraza por consiguiente mayor variedad de terrenos. Pero en un vasto imperio como el mejicano, este efecto no puede manifestarse sino muy tarde, y la industria de los habitantes se aumenta con la poblacion y el número de necesidades.

Vamos á reunir en un mismo estado las nociones que hemos adquirido sobre el producto medio de las cereales en ambos continentes. No se trata aqui de ejemplos de una fertilidad extraordinaria observada en una corta extension de terreno, ni del trigo sembrado segun la práctica de los chinos. El producto seria con poca diferencia igual diferencia igual en todas las zonas, si cuando se escoge el terreno, se cultivasen las cereales con el mismo esmero que la hortaliza. Pero si tratamos de la agricultura en general, no debemos atenernos sino á grandes resultados, á cálculos en que la cosecha total de un pais se considera como múlti

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