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ha procurado mas bien impedirlo indirectamente. Que yo sepa, no hay ninguna prohibicion formal, pero los colonos no han osado dedicarse á un ramo de industria nacional, que pronto hubiera excitado los zelos de la metrópoli. La corte de Madrid siempre ha mirado con disgusto que el olivo, la morera, el cáñamo, el lino y la viña se cultiven en el Nuevo Continente. Si ha tolerado el comercio de vinos y aceites indígenas. en Chile y el Perú, solo ha sido porque aquellas colonias situadas mas allá del cabo de Hornos, frecuentemente se hallan mal abastecidas de Europa, y se temen los efectos de cualquier medida vejatoria en provincias tan lejanas. En todas las colonias, euyas. costas baña el océano Atlántico, se ha seguido con tenacidad el mas odioso sistema de prohibicion. Durante mi permanencia en Méjico, el virey recibió una órden de la corte que mandaba arrancar las cepas de las viñas en las provincias setentrionales del reino de Méjico, porque el comercio de Cádiz se quejaba de disminucion en el consumo de vinos de España. Por fortuna esta órden no se ejecutó, como muchas dan los ministros. Se conoció que á pesar de la que paciencia extrema del pueblo mejicano, podia ser arriesgado el reducirle á la desesperacion, devastando sus haciendas y precisándole á comprar á los monopolistas europeos, lo que la benéfica naturaleza produce en el suelo mejicano.

El olivo es muy raro en toda la Nueva-España, no hay mas que un solo olivar, pero hermosísimo, que

pertenece al arzobispo, situado en Tacubaya, á dos leguas al SE. de la capital. Este olivar produce anualmente unas 200 arrobas de aceite de muy buena calidad. Tambien se cultivan muchos olivos en la Hacienda de los Montes, en los alrededores de Tacubaya, cerca de Chapaltepec, en Tuyagualco, cerca del lago de Chalco en el distrito de Celaya. Ya hemos hablado antes del olivo cultivado por los misioneros en la Nueva California, principalmente cerca del pueblo de San Diego. Si el mejicano se ocupa libremente del cultivo de su suelo, podrá con el tiempo pasarse sin el aceite, vino, cáñamo`y lino de Europa. El olivo de Andalucía que introdujo Cortés, algunas veces se resiente del frio en el alto llano central; pues las heladas sin ser fuertes, son frecuentes y muy duraderas. Seria útil plantar en Méjico el olivo de Córcega, que resiste mas que otro alguno á la intemperie del clima. Antes de terminar la enumeracion de las plantas alimenticias, pasaremos rápidamente la vista á los vegetales que suministran bebidas al pueblo mejicano. Veremos que bajo este aspecto, la historia de la agricultura azteca ofrece una particularidad tanto mas curiosa, cuanto nada se encuentra de análogo en un gran número de naciones mucho mas avanzadas en la civilizacion que los antiguos habitantes de Anahuac.

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Apenas existe en el globo una tribu de salvages que no sepa preparar alguna bebida sacada del reino vegetal. Los miserables aduares que vagan en los bosquês de la Guayana, con varias frutas de palmeras ha

cen emulsiones tan gratas como la orchata que se prepara en Europa. Los habitantes de la isla de Pascua, retirados sobre un monton de peñascos áridos y sin ninguna fuente, ademas del agua del mar, beben el zumo exprimido de la caña de azúcar. La mayor parte de los pueblos civilizados sacan sus bebidas de las mismas plantas que forman la basa de su alimento, cuyas raices ó simientes contienen el principio azucarado unido á la sustancia almidonácea. En el Asia austral y oriental es el arroz; en Africa, la raiz de los iñames y de algunos yaros; en el norte de la Europa, las cereales son las que suministran los licores fermentados. Hay pocos pueblos que cultiven plantas determinadas con el único objeto de hacer bebidas. El antiguo continente no nos ofrece viñedos sino al O. del Indus. En los hermosos tiempos de la Grecia, este cultivo se hallaba limitado á los paises situados entre el Oxus y el Eufrates, el Asia menor y la Europa occidental. En el resto del globo, la naturaleza produce varias especies de vitis silvestres, pero en ninguna parte el hombre ha probado reunirlas cerca de sí para mejorarlas con el cultivo..

El Nuevo Continente nos ofrece el ejemplo de un pueblo, que no solo extraia bebidas de la sustancia almidonácea y azucarada * del maiz, del manioc y de los plátanos, ó de la pulpa de algunas especies de mimosa sino que cultivaba expresamente una planta de la familia de las ananás, para convertir su jugo

* Véase mas arriba, P. 265.

en un licor espirituoso. En la mesa interior, en la intendencia de la Puebla y en la de Méjico, se recorren grandes distancias en donde la vista no descubre mas que campos plantados de pita ómaguey. Esta planta con hojas coriáceas y espinosas, que con el cactus opuntia, desde el siglo xvi, se ha vuelto silvestre en toda la Europa austral, islas Canarias y costas del Africa, da un carácter particular al terreno mejicano. ¡Que contraste de formas vegetales es el que presenta un campo de trigo, un plantío de agave, ó un grupo de plátanos cuyas hojas lustrosas guardan constantemente un verde fresco y delicado! Bajo todas las zonas, multiplicando el hombre ciertas producciones vegetales, modifica á su placer el aspecto de la comarca reducida á cultivo.

En las colonias españolas hay varias especies de maguey que merecen examinarse atentamente, algunas de las cuales, á causa de la division de su corola, lo largo de sus estambres, y la forma de su stigma parece que pertenecen á géneros diferentes. Los maguey ó metl que se cultivan en Méjico son numerosas variedades del agave americana, con flores amarillas, en hacecillos, y derechas, con los estambres dos veces mas largos que la corola, que se ha hecho tan comun en nuestros jardines. No debe confundirse este metl con el agave cubensis de Jacquin

*

En las provincias de Caracas y Cumaná, el Agave cubensis (A. odorata Persoon) se llama Maguey de Cocuy. He visto troncos cargados de flores, de 12 á 14 metros de alto. En Caracas, el Agave

(floribus ex albo virentibus, longe paniculatis, pendulis, staminibus corolla duplo brevioribus), que M. Lamarck ha llamado A. mejicana, y que algunos botánicos (ignoro el porque) han creido que es el objeto principal de la agricultura mejicana.

Los plantíos de maguey de pulque remontan á tanta antigüedad como la lengua azteca. Los pueblos de raza otomí, totonaca y misteca son aficionados al octli, que los españoles llaman pulque. En el alto llano central, al norte de Salamanca, apenas se cultiva el maguey. Los mas bellos plantíos que he tenido proporcion de ver, estan en el valle de Toluca, y en los llanos de Cholula. Los pies de agave estan plantados por filas, á quince decímetros de distancia los unos de los otros. Las plantas no empiezan á dar el jugo, que se designa con el nombre de miel á causa del principio azucarado de que abunda, hasta que tallo está al punto de desarrollarse; por esto el cultivador tiene un grande interes en conocer con exactitud la época de la florescencia. Su proximidad se anuncia por la direccion de las hojas radicales, que el indio observa con mucha atencion. Estas hojas, que hasta entonces estaban inclinadas hácia la tierra, se levantan repentinamente, y se van acercando unas á otras, como para cubrir el tallo que está próximo á formarse. Al mismo tiempo el corazon toma un verde mas claro, y se alarga sensiblemente. Los indígenas

el

americana se llama Maguey de Cocuiza. (Véase nuestro Nov. Gen. el Spec. t. 1.).

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