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De Méjico los españoles las llevaron al Perú, á Tierra Firme (Castilla del Oro), y á las Antillas, en donde los describió Oviedo, en 1515. Hernandez ya observó muy bien que los pavos salvages de Méjico eran mucho mayores que los domésticos: en el dia, solo se encuentran los primeros, en las provincias setentrionales, y se retiran hácia el norte, á medida que aumenta la poblacion, y que por una consecuencia necesaria los bosques se hacen mas raros. Un viagero instruido, á quien debemos una descripcion muy interesante de los paises situados al O. de los montes Alleghanys *, M. Michaux, nos dice que el pavo silvestre del Kentucky pesa á veces hasta cuarenta libras, peso enorme para un ave, cuyo vuelo es tan rápido, principalmente viéndose acosado. Cuando los Ingleses abordaron en Virginia, en 1584, ya habia cincuenta años que los pavos se conocian en España, Italia é Inglaterra **. Luego no es de los Estados-Unidos que esta ave ha pasado la primera vez á Europa, como lo han sentado falsamente varios naturalistas.

Las pintadas (Numida meleagris) que los antiguos designan tambien con el nombre de aves guttatæ, son muy raras en Méjico, al paso que en la isla de Cuba, se han vuelto silvestres. En cuanto al pato moscado (Anas moschata), que los alemanes llaman pato turco, tan comun en nuestros corrales, tambien nos ha venido del Nuevo Continente: lo vi

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mos silvestre en las márgenes del rio de la Magdalena, en donde el macho adquiere un tamaño extraordinariamente grande. Los antiguos Mejicanos tenian patos domésticos, y todos los años les arrancaban la pluma, que era un ramo de comercio importante. Parece que estos patos se han mezclado con la especie llevada de Europa. El ganso es la única de las aves caseras que casi no se halla en parte alguna de las colonias españolas del Nuevo Continente.

la cria de los gusanos de

El cultivo de la morera y la cria de los seda, se introdujeron por el cuidado de Cortés, pocos años despues del sitio de Tenochtitlan. En la loma de las Cordilleras hay dos especies de moreras propias de las regiones equinocciales, el Morus celtidifolia et Morus corylifolia, que hallamos silvestre en el reino de Quito, cerca de los pueblos de Pifo y Puembo. La hoja de esta morera es menos dura que la de la colorada (M. rubra.) de los Estados-Unidos, y los gusanos

de

seda la comen como la de la morera blanca de la China. Este último árbol que, segun Olivier de Serres, no se ha plantado en Francia hasta el reinado de Carlos VIII, el año de 1494, poco mas o menos, ya era muy comun en Méjico á mitad del siglo XVI. Entonces se cogia seda en cantidad bastante considerable en la intendencia de la Puebla, en las inmediaciones de Panuco, y en la provincia de Oajaca, en donde algunos pueblos de la Misteca todavía llevan

* La Florida del Inca (Madrid, 1723), t. 1, p. 258.

los nombres de Tepeje de la Seda y San Francisco de la Seda. La política del consejo de Indias, constantemente opuesta á las manufacturas de Méjico,

y

el comercio mas activo con la China, unido al interes que tiene la compañía de Filipinas en vender á los mejicanos las sederías del Asia, parecen ser las principales causas que han aniquilado lentamente este ramo de industria colonial. Hay pocos años que un particular de Queretaro propuso al gobierno el hacer grandes plantíos de moreras en uno de los mas hermosos valles de Méjico, la Cañada de los baños de san Pedro, que lo habitan mas de tres mil indios. La cria de los gusanos de seda no necesita tanto cuidado como la de la Cochinilla, y el genio de los naturales es muy á propósito para todas las ocupaciones que exigen una gran paciencia y un esmero minucioso. La Cañada que está á dos leguas de Queretaro hácia el NE., goza constantemente de un clima suave y templado. En el dia no se cultivan allí mas que (Laurus persea), y los vireyes, que no se atreven á chocar con lo que en las colonias llaman derechos de la metrópoli, no han querido permitir que á este cultivo se le sustituyese el de las moreras.

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En Nueva-España hay varias especies de orugas indígenas que hilan seda semejante á la del Bombyx mori de la China, pero que los entimologistas todavía no han examinado suficientemente. De estos insectos viene la seda de la Misteca, que ya era un objeto de comercio en tiempo de Motezuma. Aun hoy

dia, en la intendencia de Oajaca se fabrican pañuelos de aquella seda mejicana, y compramos de ellos en el camino de Acapulco á Chilpanzingo. El tegido es áspero al tacto, bien asi como ciertas sederías de de la India, que asimismo son producidas por insectos muy distintos del gusano de seda de la morera.

En la provincia de Mechoacan y en los montes de Santa-Rosa, al norte de Guanajuato, se ven suspendidos á varias especies de árboles, principalmente en las ramas del arbustus madroño, unos saquitos de forma oval, que se parecen á los nidos de los trupiales y caciques. Estos saquitos, llamados Capullos de madroño, son producto del trabajo de un gran número de orugas del género bombyx de fabricius, insectos que viven en sociedad y trabajan juntos. Cada capullo tien 18, ó 20 centímetros de largo y diez de ancho, son de una blancura resplandeciente, y formados por capas que se pueden separar las unas de las otras: las interiores son mas delgadas, y muy trasparentes. La materia de que estan formados estos grandes bolsillos se parece al papel de la China: su tegido es tan denso, que casi no se reconocen los hilos que estan pegados trasversalmente los unos sobre los otros. He encontrado muchísimos de estos capullos, bajando del cofre de Perote hácia las Vivas, á una altura absoluta de 3,200 metros. Se puede escribir en las capas interiores de estos capullos, sin que de antemano se las haga ninguna preparacion. Es un verdadero papel natural, de que sabian sacar partido los antiguos

mejicanos, pegando varias capas juntas, para formar un carton blanco y lustroso. Hicimos venir con el correo, de Santa-Rosa á Méjico, orugas vivas del bombyx madroño: son de un color de aceituna oscuro, y cubiertas de vello, largas de 25 á 28 milímetros. No hemos visto su metamórfosis, pero hemos reconocido que, á pesar de la belleza y lustre extraordinario de esta seda de madroño, será casi imposible sacar partido de ella, por la dificultad que hay en devanarla. Como muchas orugas trabajan á un tiempo, sus hilos se cruzan y entrelazan mútuamente. He creido deber entrar en estos pormenores, porque algunos sugetos mas zelosos que instruidos, hace poco que han fijado la atencion del gobierno frances sobre la seda indígena del reino de Méjico.

La cera es un objeto de la mayor importancia para un pais en donde reina mucha magnificencia en el culto exterior. En las fiestas de las iglesias, tanto en la capital como en las capillas del último villorrio de los Indios, se consume una enorme cantitad. Las colmenas son de un gran producto en la Península de Yucatan, principalmente en las inmediaciones del puerto de Campeche que, en 1803, expidió 582 arrobas de cera para Veracruz, y se cuentan hasta 6, ó 700 colmenas reunidas en un colmenar. La cera del Yucatan proviene de una especie de abejas, propias del nuevo continente que dicen son sin aguijon, sin duda porque su arma es muy débil y poco sensible. Esta circunstancia ha dado lugar á que en las colonias españolas

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